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04/07/2006 | El gasoducto del Darién

José Toro Hardy

En la V Conferencia de Estados Americanos reunida en 1923 fue concebida la construcción de la carretera Panamericana, que vincularía a todos los países del Hemisferio Occidental, desde Alaska hasta la Patagonia.

 

Esta notable obra de ingeniería, que en la actualidad alcanza a unos 25.750 kilómetros de largo, atraviesa por los más diversos climas y sistemas ecológicos, desde las selvas más densas hasta montañas congeladas. Sin embargo, el objetivo de unir el continente aún no se ha logrado, porque falta por construir un tramo infranqueable a través de la selva montañosa dura entre Panamá y Colombia en una zona conocida como "el tapón de Darién".

Ese lugar fue declarado Parque Nacional por Panamá en 1980 y la Unesco lo declaró Patrimonio Mundial y Reserva de la Biosfera. En medio de una escabrosa topografía, allí se alzan cinco cadenas de serranías: Darién, Pirre, Setule, Sapo y Juradó. Existe además una compleja hidrografía, donde nacen los más importantes ríos de la zona.

Tres grupos indígenas precolombinos de antiquísima y preservada cultura viven en el Darién: los Kunas, que habitan el pie de la montaña sagrada (el cerro Tacarcuna con 1.845 m de altura), los Emberá y los Wounaan.LA BIODIVERSIDAD del Tapón de Darién es una de las más complejas y protegidas del mundo. Valles y montañas conforman un tupido bosque tropical muy húmedo cuya superficie está cubierta por un intrincado manto forestal de gran altura, del cual sobresalen gigantescos árboles como los cuidos (cavanillesia platanifolia) que florecen en espectaculares tonos rojos y anaranjados y los guayacanes (tabebiya guayacan) con flores de intenso color amarillo. Abundan también las plantas epífitas, las bromelias y las orquídeas.

Su estratégica situación geográfica la convierten en un lugar de paso y de encuentro entre la fauna de América del Norte y América del Sur. Entre las numerosas especies de mamíferos, existen siete que sólo se encuentran en el Darién. También se han censado unas 450 especies de aves. Más de 56 especies animales declaradas en peligro de extinción poseen poblaciones viables en el Darién. En la zona abundan también tapires y felinos, entre ellos jaguares, pumas y tigrillos.

La compleja topografía de la zona, los costos astronómicos y el interés por proteger esta reserva con su extraordinaria biodiversidad, explican que el "tapón del Darién" sea el único lugar del Hemisferio Occidental por el cual no se ha podido concluir la carretera Panamericana. Se le considera también una barrera de contención para impedir el paso de enfermedades, de la fiebre aftosa y también de desplazados e insur gentes.

A pesar de todo lo anterior, se sugiere la construcción de un gasoducto que iría desde Venezuela hasta Panamá, el cual tendría que atravesar por el Darién.

Pero no se trata simplemente de eso. Para colmo habría que construir miles de kilómetros de gasoducto a través del territorio colombiano, atravesando por zonas donde actúan grupos de guerrilleros con amplia experiencia en voladura de oleoductos.

Se trata de una iniciativa que puede inscribirse en la misma categoría del anunciado Gasoducto del Sur, con más de 8.000 kilómetros de largo, que tendría que atravesar por la mayor zona selvática y a la vez mayor biodiversidad del planeta: el Mato Grosso. En algún artículo anterior describí las dificultades de esa obra. Me referí al reto de atravesar el estuario del Amazonas, que llega a tener más de 240 kilómetros de ancho, por donde pasa la quinta parte de toda el agua dulce del mundo y desempeña un papel fundamental en el ciclo del agua y el clima del planeta. En algunos puntos, con la llegada de las lluvias, la distancia entre las orillas del Amazonas aumenta desde 10 hasta 50 kilómetros. Además, cuando cesan las lluvias se inicia un fenómeno denominado "Pororoca". Se trata de una inmensa marejada con olas sucesivas de hasta 4 metros de alto, de color marrón, que arrastra cantidades impresionantes de barro y que avanza a una velocidad de 25 kilómetros por hora, arrasándolo todo a su paso en medio de un estruendo ensordecedor. Río arriba se forma un mar de lodo en movimiento, de poca profundidad, donde existe un cinturón de islas y bancos de fango superficiales que aparecen y desaparecen constantemente. Y remontando el río, a lo largo de más de 1.000 kilómetros, entre el estuario del Amazonas y su confluencia con el Río Negro, existen vastas superficies permanentemente anegadas donde solamente las copas de los árboles emergen de las aguas.

¡Cuanta insensibilidad frente al ambiente! ¿Dónde están los estudios de factibilidad que justifiquen estas obras faraónicas? ¿Dónde están los estudios de impacto ambiental? Más aún, ¿dónde está el gas que se requeriría para alimentar estas tuberías? ¿Quién va a financiarlas?

Y por último, me pregunto ¿dónde están Greenpeace y los ecologistas verdes europeos, siempre tan inclinados hacia la izquierda?

josetoro@movistar.net.ve 

El Universal (Ve) (Venezuela)

 



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