Además, Bolivia podría tener ingresos adicionales porque exportaría el diesel y el GLP que produce, a precios internacionales.

Resulta lógico que si en Bolivia tenemos mucho GN utilicemos internamente ese energético en nuestra matriz porque tiene un costo más bajo, evitaría la importación de otros energéticos más costosos y evitaría que el país mantenga millonarias subvenciones.

La ampliación de redes de GN tomará varios años, pero vale la pena acelerar ese proceso, porque permitirá una mayor cantidad de conexiones domiciliarias e industriales, lo que mejorará la calidad de vida de la gente, hará más competitiva la industria nacional, ahorrará muchos millones de dólares al Estado por concepto de subvenciones y le subirá los ingresos por exportación de diesel y GLP.

Todo esto es aplicable también al parque automotor, pero en este caso la implementación será más complicada, porque si tendemos a masificar el uso de gas natural vehicular (GNV), deben existir estrictos controles para la importación de los kits de conversión vehicular, para verificar que éstos sean nuevos y estén completos, bajo alternativa de que los vehículos convertidos puedan perder potencia al funcionar y ello perjudique una política de masificación de uso del GNV en automotores. Otra alternativa es la de instalar fábricas que produzcan parte de las piezas de los kits y/o los ensamblen en Bolivia, pero aún así tendríamos que seguir importando los tanques de almacenaje de Argentina.

Sin embargo, el principal problema está en la capacidad de almacenaje de los pesados tanques de GNV, suponiendo que tengan el mismo volumen de un tanque de gasolina o diesel, en ellos cabe una cantidad de GNV que alcanza para recorrer sólo el 20% o menos de la distancia que se recorrería utilizando gasolina o diesel, lo que obliga a reabastecer el vehículo al menos 5 ó 6 veces más, en la misma distancia, y cada reabastecimiento de GNV es más moroso que en el caso de los líquidos. ¿Qué ocurrirá en las carreteras si no hay suficientes surtidores? El transporte pesado y el liviano que las circulan seguirán utilizando gasolina, diesel o GLP. Si no se instalan muchos surtidores de GNV adicionales a los existentes, la conversión de la mayor parte de parque automotor a GNV no será posible. Pero si lo logramos, luego será muy sencillo quitar la subvención al diesel y al GLP.

*Carlos Alberto Mostajo
es abogado especialista  en hidrocarburos.