Ya han pasado más de tres semanas desde la el hundimiento del puente Morandi de Génova, pero la polémica por la gestión de la tragedia continúa. Mientras la Fiscalía ha empezado a investigar a una veintena de personas, el Gobierno del Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga, representado por el ministro de Infraestructuras, Danilo Toninelli, prepara una revisión de las concesiones de autopistas para castigar a Autostrade per l’Italia, la filial de Atlantia responsable del mantenimiento del viaducto que se hundió el 14 de agosto cobrándose 43 vidas e hiriendo la actividad comercial del principal puerto italiano.

Pero entre el caos, si una voz ha destacado entre la gestión de la recuperación de la ciudad es la de Giovanni Toti, un expresentador de Mediaset reconvertido en político de Forza Italia que desde el 2015 gobierna la región de Liguria. Fue muy aplaudido en el funeral, es el que está dando ruedas de prensa para informar de cada paso adelante, es quien se ha reunido con representantes de Autostrade y hasta se ha encontrado con el arquitecto Renzo Piano para ver cómo salir de esta. También en la concesionaria de Atlantia es visto como un interlocutor más práctico que el Gobierno central. Hace poco, un desencuentro con el líder grillino, Luigi di Maio, resonaba en las televisiones. Di Maio tachaba de “limosna” los 500 millones ofrecidos por Autostrade y prometía un decreto urgente a los desalojados de Génova. “Las familias que han tenido que abandonar sus casas están teniendo un alojamiento público, y en tiempo récord, gracias al ayuntamiento y la región. El dinero que reciben es el decidido por el Gobierno. Si es poco, auméntelo”, le respondió.

El nombre de Toti no ha salido de la nada: es conocido por ser un hombre fuerte dentro del reducido círculo que aconseja al ex primer ministro Silvio Berlusconi. Desde que il Cavaliere cayó en las elecciones de marzo, sólo dos personas han ido apareciendo en la prensa como posibles sustitutos. Uno es el presidente del Parlamento Europeo, al que Berlusconi nombró como candidato a premier, Antonio Tajani. El otro es Giovanni Toti.

“Ya era una figura política importante a nivel nacional, pero con su gestión de Génova se está demostrando como un verdadero líder del centroderecha”, valora el director de Tgcom24, Paolo Liguori, que coincidió con él durante su etapa en Mediaset. Toti firmó su primer contrato en el imperio televisivo de Il Cavaliere en 1996 y al año siguiente debutó en el espacio informativo Studio Aperto, del que se convirtió en director en el 2010. Dos años después tomó la batuta del telediario de Rete 4, otra de las televisiones del magnate. En esa época fue enviado como consejero de comunicación de Berlusconi, que quedó cautivado y movió sus hilos para proponerle como candidato a las elecciones europeas del 2014. “Berlusconi es muy inteligente. Se dio cuenta de su potencial”, valora Liguori.

Sólo estuvo un año en Europa, porque al año siguiente Toti fue elegido para liderar un bloque de centroderecha para las regionales de Liguria. Su victoria con el 34% de los votos fue el primer paso de la recuperación moral de una Forza Italia arrastrada por los escándalos sexuales y judiciales de Berlusconi. Sobre todo, por haber ganado en una región roja en la que nunca desde la caída del fascismo la derecha había ganado unas elecciones. Primero fue Toti conquistando la presidencia de la región, y luego Marco Bucci, un técnico escogido por la Liga, que se hizo con la alcaldía de Génova. “En la Liga siempre he encontrado posiciones razonables y prácticas –contaba Toti durante la campaña–. Debemos distinguir entre los tonos de campaña electoral y lo que supone gobernar el día a día”.

Su visión pragmática fue la que al final se impuso dentro de Forza Italia en los histéricos movimientos postelectorales. Según la prensa italiana, fue Toti quien entonces convenció a Berlusconi para que avalase el pacto populista sin romper la coalición derechista. Si no lo hubiera hecho, Italia hubiese acudido de nuevo a las urnas en verano. Y Forza Italia habría caído todavía más que el 4 de marzo, cuando obtuvo el 14% de las papeletas. Ahora las encuestas les sitúan en el 9%. “Es el único delfín del berlusconismo que ha conseguido evitar el infausto destino que han experimentado otros”, publicaba entonces Il Corriere della Sera. “Donde otros practicaron la obediencia a Il Cavaliere excepto para darle la espalda, Toti ha escogido un camino revolucionario dentro de Forza Italia: decir exactamente lo que piensa”.

El periodista es uno de los pocos que abiertamente apoyan la creación de un partido único que englobe todo el centroderecha, y si la Liga no está dispuesta, al menos entre Forza Italia y Hermanos de Italia, para renovarse de cara a unas posibles elecciones cercanas. En una entrevista publicada ayer en La Stampa, Toti admitía que Forza Italia vive una “profunda crisis de identidad” y que es necesario crear un nuevo producto político para preparar un futuro gobierno común con Salvini como premier. Dentro del partido le ven como una buena opción a candidato, porque Tajani tiene 65 años, y Toti ayer cumplía 50. Si será el verdadero sustituto de Berlusconi, el tiempo lo dirá.