Elecciones presidenciales: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López están en medio de un juego de sucesión, donde uno será presidente y dos enfrentarán su destrucción política.
Lo que ha sucedido esta semana podría ser el inicio de
una serie de Netflix que podría llamarse “La carrera loca de las corcholatas”,
o “Los dos chiflados y la chiflada”. Tal vez esta serie debería merecerse un
título más serio por el impacto que tendrá la carrera presidencial en la
democracia mexicana. Sugiero un título como “Sucesión y traición” o “Juego de
tronos y de pejelagartos”, reflejo de series televisivas donde el programa
concluye con la destrucción de todos, excepto el ganador de la corona (o la
banda presidencial).
Hay que decirlo: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán
Augusto López están en medio de un juego de sucesión, donde uno será presidente
y dos, enfrentan su destrucción política. Quienes no son candidatos pierden y
enfrentarán un homicidio de su carrera política. Las corcholatas no tienen el
factor teflón, ni el carisma del virrey de López Obrador. Pero en medio del
insomnio, los candidatos seguramente especulan quién es el siguiente ‘chivo
expiatorio’ y cuál fue la negociación con cada una de las corcholatas.
‘Te haces un lado y no publicaremos los detalles de tu
expediente’, seguramente es la amenaza que enfrentan Sheinbaum, López y Ebrard.
Con tantas colas largas que militan en la cuarta, la estrategia de amenazar con
la destrucción total con acusaciones reales e inventadas es una estrategia de
control político bastante efectiva. La pregunta es si las corcholatas están
dispuestas a obedecer ciegamente a la hora de decisiones.
¿Cuándo se anuncien los ‘resultados’ de las encuestas que
se disfrazan de dedazos, los aceptarán y se desaparecerán en la neblina del
legado de Andrés Manuel? Por lo menos, la corcholata Ebrard ha enviado mensajes
bastantes claros de que no se irá silenciosamente al cementerio de los
seguidores traicionados por el Presidente. Cuando Sheinbaum ofreció,
cínicamente, incluir a Marcelo Ebrard en su gabinete cuando ella sea
Presidenta, este contestó sarcásticamente “que tierna”, básicamente aclarando
que no está dispuesto aceptar un hueso, él quiere ser el ‘gallo’, aunque esté
desplumado. Adán Augusto López, en una entrevista con Joaquín López Dóriga, con
un cinismo sin precedente, parecería atribuirle al canciller Marcelo Ebrard la
responsabilidad del tema migratorio, por ende, posible responsable de la muerte
de 40 migrantes en Ciudad Juárez. Mientras que el canciller también se comportó
como el desentendido de la masacre con pocos comentarios y viajando a Nuevo
Elon, perdón, Nuevo León, para esconderse de los cuestionamientos, el
secretario de Gobernación se fue a dar la vuelta a Coatzacoalcos, en
representación del presidente López Obrador.
Cuando los precandidatos empiezan a faltarse el respeto
públicamente con respuestas cínicas y sarcásticas, es una clara señal que la
guerra civil inició y que el presidente estaría perdiendo control sobre la
selección de su sucesor. Pero en esta serie “Juego de Tronos”, el ganador de
esta semana fue Adán Augusto, el encargado y responsable de la implementación
de la estrategia migratoria, y favorito del presidente, ya que el mandatario
consintió que se presentara en Veracruz, horas después de la tragedia, y
evadiendo contestar preguntas. Adán Augusto no solo es el candidato más débil
en cuestión de experiencia, capacidad de gobernar, y conocimiento por el
elector. Las encuestas hasta ahora reflejan una falta de personalidad. Pero aún
así, en lugar de usar al secretario de gobernación como escudo de los ataques
al presidente, este permitió abrir el abanico de ataques a Ebrard, quien
parecería ser el gran perdedor hasta el momento en esta serie de Netflix.
Aunque no lo reconozca el Presidente, él cometió el mismo
error que el expresidente Enrique Peña Nieto, quien desde el principio de su
administración permitió que hicieran campaña dos de sus asesores claves: el
secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y su secretario de
Hacienda y Relaciones Exteriores, Luis Videgaray. Ambos hicieron campaña por
años, ejerciendo sus funciones oficiales buscando la candidatura. Y ninguno de
los dos sobrevivieron el proceso y el candidato fue José Antonio Meade.
Ahora López Obrador tiene que pensar en plan B y plan C
ante la posibilidad de que se incremente exponencialmente la crisis de los 40
muertos. ¿Quién será el escudo político que defenderá a López Obrador? Ninguna
de las corcholatas está dispuesta a sacrificarse por el Presidente. Arrancan
las apuestas, inició la guerra civil en Morena y las corcholatas desatan una
guerra sucia entre ellas. Compren sus palomitas, busquen el sillón más cómodo
de su casa y disfrutar (horrorizar) la serie de las corcholatas.
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/ana-maria-salazar/2023/03/31/chivo-expiatorio/