La ruptura de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador revela, entre muchas otras cosas, la profunda crisis de la democracia en América Latina. El Informe Latinobarómetro 2023 sostiene, respecto de la última década, lo siguiente: “Destacamos la debilidad de las élites simbolizadas en los presidentes de la República: 21 presidentes condenados por corrupción, 20 presidentes que no terminan su mandato, presidentes que fuerzan su estadía en el poder rompiendo las reglas de reelección. Un tercio de los presidentes elegidos desde que se inicia la transición han transgredido las reglas de la democracia. Valen más los personalismos, que terminan opacando a los partidos políticos. Esta debilidad conduce a la atomización del sistema de partidos y se desploma su imagen y legitimidad”.
La crisis de la democracia, como deja verse, no puede
desligarse de la agenda de la corrupción; pero tampoco hacerlo respecto de las
estructuras político-económicas que permiten la reproducción sistémica de las
desigualdades; con su contraparte, la concentración de la riqueza, la cual ha
llegado a niveles históricos, como lo ha mostrado el más reciente informe de
Oxfam, tanto en México como en todo nuestro continente.
La cuestión que debe destacarse es que la concentración
de la riqueza no podría entenderse sin una indebida influencia del poder
económico en la política, tal como lo ha documentado el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo, titulado “Atrapados: alta desigualdad y
bajo crecimiento en América Latina”. En ese documento se muestra la perniciosa
tarea de cabildeo de los poderes económicos para modificar los marcos jurídicos
a su favor o para crear leyes que benefician a ciertos sectores.
La crisis de la democracia en América Latina se relaciona
igualmente con la enorme violencia y la presencia corruptora del crimen
organizado. No debe olvidarse que América es el continente con mayor tasa de
homicidio doloso en el mundo, pues mientras que la tasa promedio global es de
5.9 asesinatos por cada 100 mil habitantes (UNODC, 2023), en América es de 15
por cada 100 mil, indicador contrastante con el de Europa, donde la tasa
promedio es de 2.2.
Es un hecho que si algo no ha logrado construirse en
nuestra región es un conjunto de sistemas institucionales que permitan dar
estabilidad a los gobiernos; que garanticen transiciones ordenadas y
transmisión del poder en condiciones de normalidad; así como la generación de
burocracias que permitan generar nuevos sistemas de diseño de políticas
públicas para la garantía de los derechos humanos.
Lo anterior es fundamental, porque, si algo caracteriza a
la mayoría de los países latinoamericanos, es el uso de los aparatos de
procuración e impartición de justicia para incomodar, hostigar y, en los casos
extremos, hasta el encarcelamiento o destierro de personalidades políticas que,
acusadas de delitos graves, son inhabilitados para la función pública.
Desde esta perspectiva, puede pensarse que una de las
características más preocupantes de nuestros regímenes políticos se encuentra
en el quiebre del Estado social de derecho, y en la imposibilidad de que las
principales decisiones públicas gocen no sólo de base legal, sino de
legitimidad y credibilidad ante la ciudadanía.
América Latina enfrenta enormes problemas. Por ejemplo,
ante la pandemia que no ha concluido, fuimos la región del mundo con mayor
número y tasa de decesos por covid-19, lo cual es muestra de los frágiles
sistemas de salud, pero también de los ineficientes sistemas de protección
social en todos los ámbitos, lo que provocó, además, el fallecimiento por la
suspensión o el retraso en el tratamiento de otras enfermedades.
En resumen, el bajo crecimiento, las profundas
desigualdades, la violencia, la debilidad de las instituciones políticas y
gubernamentales, el quiebre en la capacidad de representatividad de los
partidos políticos, así como la extendida pobreza, han colocado a América
Latina ante la posibilidad de que los autoritarismos se conviertan en opción,
ante la desesperación ciudadana de que la democracia no está resolviendo sus
problemas, y ésa es una profunda crisis que se debe revertir.
https://www.excelsior.com.mx/opinion/mario-luis-fuentes/la-crisis-de-las-democracias-latinoamericanas/1645302