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07/02/2007 | La ruta de la cocaína pasa por el Sahara

Pedro Canales

Marruecos intercepta cerca de Villa Cisneros un centenar de contenedores de pescado de los que sospecha que sirven para transportar droga Interpol cree que puede haber un acuerdo entre militares marroquíes y mafias suramericanas

 

El rey Mohamed VI de Marruecos fue informado en la noche del sábado 3 de febrero de la posible relación de dos importantes generales marroquíes con una operación de narcotráfico colombiano en la región del Sahara Occidental. Tras recibir las precisiones pertinentes de los servicios de inteligencia, el soberano ordenó que el director general de la Policía Judicial, Mustafa Mazdudi, viajase al día siguiente, domingo, a Dajla, la antigua Villa Cisneros, para interrogar personalmente a los sospechosos de la operación de narcotráfico y sus allegados.

Interpol informó a la seguridad marroquí de que en la primera semana de febrero se produciría un desembarco de alijos de cocaína en las costas del Sahara o un trasvase a barcos marroquíes. La Policía Judicial alertó a los servicios de seguridad civiles y militares de la zona del Sahara, pero éstos no movieron ni un dedo para desarticular la operación, según reveló ayer el diario en lengua árabe «As Sabagh».

Las investigaciones del equipo policial enviado por el rey han permitido requisar un alijo de cocaína en el interior de un contenedor perteneciente a una empresa cuyo propietario es un general de las Fuerzas Armadas Reales, que es también el principal accionista de varias empresas de pesca de altura. Según «As Sabagh», la Policía Judicial ha confiscado 112 contenedores en busca de otros alijos procedentes de Colombia y depositados en la región de Dajla en barcos de pesca marroquíes que faenan en las aguas saharianas.

Sospechosos

Los principales armadores que operan en la zona son, además del holding real ONA, que posee una treintena de buques congeladores, los generales Abdelaziz Bennani, inspector general de las FAR (el segundo puesto en la jerarquia del Ejército detrás del Rey), Husni Bensliman, jefe de la Gendarmería Real y Abdelhak Kadiri, ex jefe de los servicios de espionaje y uno de los consejeros militares más escuchados por el monarca. Fuentes consultadas por LA RAZÓN sospechan que las empresas a las que pertenecen los contenedores requisados por la Fiscalía son propiedad del general Bennani y sus familiares.

«Hace tres años que hemos denunciado en Marruecos la existencia de una nueva vía de entrada de la cocaína colombiana a Europa, a través de las zonas desérticas del Sahara y África Occidental, y en combinación con las mafias del tráfico de hachís que operan en el norte de Marruecos», sostiene Hussein Majdoubi en declaraciones a LA RAZÓN. Este analista marroquí fue detenido y secuestrado en Tetuán por la Policía Política durante tres días por sus investigaciones acerca de los vínculos del narcotráfico con integrantes de los servicios de seguridad.

Interpol sospecha que la nueva ruta de la cocaína se hace posible por la corrupción en el aparato policial y militar marroquí y sus lazos con el narcotráfico local e internacional. El Palacio Real parece haber visto el peligro de una alianza entre el tráfico de droga, la corrupción y el islamismo violento, que pondría en peligro la existencia misma del régimen. La odisea del yate «Zenith» que, con varias toneladas de cocaína a bordo, se vio obligado a dar marcha atrás cerca de Galicia para refugiarse en el puerto de Casablanca durante varias semanas, en diciembre pasado, corroboró a la Policía europea que los cárteles colombianos habían decidido explorar a fondo la vía marroquí.

Hasta ese momento, las nuevas rutas de la cocaína optaban por África Occidental. Pero la constatación de la implicación de altos responsables de la seguridad y del Ejército alauíes en el narcotráfico convenció a los colombianos para usar a fondo la via marroquí, en combinación con las mafias del hachís.

La reacción del rey ante esta situación de crisis indica, según los analistas marroquíes, que el Palacio Real está dispuesto a hacer rodar cabezas, cualquiera que sea el nivel de la jerarquía militar o policial en el que se sitúen. El futuro de la monarquía podría estar en juego y Mohamed VI lo sabe.

Autonomía para el Sahara

Las investigaciones llevadas a cabo por el jefe de la Policía Judicial se mantienen en secreto. El rey sigue de cerca los interrogatorios de los detenidos y las pistas que se exploran. Se espera que en los próximos días se conozcan los primeros nombres de los presuntos implicados, que por vez primera en la historia de Marruecos, alcanzan la cúpula de las Fuerzas Armadas y de los principales servicios de seguridad. Justo en el momento en que Mohamed VI se dispone a enviar a Naciones Unidas su proyecto de «autonomía» para la región del Sahara Occidental que, estima, es el único marco posible para solucionar el conflicto que le opone al Polisario desde hace 30 años.

Narcotrucos

En los últimos cinco años, al menos, los narcotraficantes han utilizado el golfo de Guinea como zona de tránsito y «despensa» de la cocaína que transportan hacia Europa.

En 2004 se calcula que las Fuerzas de Seguridad se incautaron de más 40 toneladas de cocaína en el golfo de Guinea. Una buena parte de ellas tenían como destino España.

Los «narcos» siguen utilizando, además de las vías alternativas a través de África, las rutas tradicionales para introducir los estupefacientes en Europa, aunque con algunas variaciones: la presión policial en las rías gallegas ha hecho que las mafias utilicen más la costa de Portugal, en donde aumenta cada año el número de toneladas decomisadas.

En septiembre de 2000, la Policía colombiana encontró, a las afueras de Bogotá, un submarino en construcción equipado con alta tecnología y capacidad para transportar diez toneladas de droga.

Las «narcomafias» recurren a métodos diversos para camuflar la droga. Un alijo arrojado al mar cerca de Cangas iba envuelto en plásticos con el anagrama de los hipermercados Carrefour.

Una macrooperación abortada en las playas de Casablanca 

Los cárteles colombianos ya se habían fijado en Marruecos hace años. En julio de 1997 el buque «Duanas» procedente de Colombia lanzó por la borda cerca de la costa marroquí de Casablanca seis toneladas de cocaína destinadas al mercado europeo.

Los alijos aparecieron en las playas próximas a la capital económica del reino descubiertos por los bañistas. La versión oficial dada por las autoridades marroquíes fue que una avería en el barco había obligado a desembarazarse del cargamento ante la imposibilidad de contactar con el buque nodriza. El «Duanas» amarró en el puerto de Kenitra para ser reparado. Las declaraciones del entonces ministro del Interior, Dris Basri, hechas en presencia del jefe de la gendarmeria real y del director general de la Policía, no convencieron a la prensa internacional. El consejero del rey, Andre Azulay, se vio obligado a dar mas explicaciones ante los numerosos puntos oscuros.

Las agencias extranjeras sospechaban que había complicidad de importantes personalidades marroquíes y que la macrooperación de narcotráfico fracasó por causas desconocidas.

Los laboratorios criminológicos marroquíes atribuían una pureza del 84,5% a la cocaína recuperada, lo que en las condiciones del mercado significaba un alijo de un valor de 1.500 millones de dólares. Nadie arroja por la borda semejante capital por una simple avería en los motores de la nave.

La Razón (España)

 



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