Esas modificaciones —hasta hace poco ´positivas´— hicieron posible (por ejemplo) que ahora inconscientes ambientales salgan a la esquina a comprar un ´dulce´ en compañía del coche, tan sólo para exponer la joya preciada o por el simple hecho de sentir la comodidad de viajar un par de minutos sentado, no importa si envenenamos el planeta, al diablo con ello. ¿Será posible que no podamos darnos cuenta de que el planeta se nos muere?

Creo que este tema no debe ser tomado desde el punto de vista del alarmismo, es simplemente la realidad que al parecer acabará por convertirse en nuestra pesadilla generacional (para nuestros nietos). No hay nieve donde debería haber nieve, no hay agua donde debería haber agua, es decir, todo está cambiando.

Por si fuera poco, de acuerdo con los pronósticos dados por los especialistas, de aquí a fin de siglo el planeta podría tener otra cara climática (desaparecerían algunas islas, producto de la subida del nivel del mar, en el peor de los casos hasta 40 centímetros), también aquellos lugares donde actualmente son unas ´heladeras´ se convertirían, por así decirlo, en casi tropicales; además, se pronostica que habrá posibles sequías e inundaciones en lugares inesperados, etc.

Por supuesto que todas esas futuras posibles consecuencias serían producto de la descuidada actividad humana y su evolución tecnológica inconsciente con el medio ambiente que ahora, muy independientemente de facilitar negativamente nuestra vida diaria, traerían consigo la otra cara de la medalla, las consecuencias de la desmesura y el descontrol. El cambio climático.

Pero aún no es tarde, una de las alternativas se encontraría en desarrollar, por ejemplo, autos que sean amigables con el medio ambiente; asimismo, sería menester encontrar fuentes de energía alternativas para paliar tal situación; por otro lado, tampoco estaría demás prescindir de salir con el auto a la esquina a comprar cualquier bagatela o incluso, mejor aún, sería óptimo buscar medios alternativos de transporte como la bicicleta, que tan bien nos caería para el corazón y el despeje de las ideas.

Pero bueno, por un lado, al menos en esta parte del globo, estamos un tanto alejados de encontrar una vía rápida de ser amigables con nuestra casa global, quizás no tanto así por la intención sino por lo caro que resulta el desarrollo de nuevas tecnologías alternativas para todo; pero bueno, mientras tanto, el planeta nos está dando señales de que está cansado e irritado de tanto envenenamiento. Ojalá que en el momento de nuestra reacción no sea demasiado tarde para salvar nuestro hogar.

*Hugo Víctor Ramírez V.
es lingüista y escribe desde Alemania.