Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Sociedad  
 

El Universal (Mexico)

 

28/02/2007 | México - Sociedad civil y medios

José Fernández Santillán

La semana pasada estuvo en México uno de los grandes intelectuales de nuestro tiempo, Benjamin R. Barber, académico de la Universidad de Rudgers. Este profesor ya era bastante conocido a nivel internacional, pero cobró aún mayor fama a raíz del derrumbe de las torres gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, al haber hecho una especie de predicción de tal evento en su libro Jihad versus McWorld (1996).

 

Allí señaló que, luego de la caída del Muro de Berlín, se habían desatado dos fuerzas contradictorias: por una parte los fundamentalismos tribales y, por otra, la integración de los mercados sin respetar fronteras.

A su parecer, algunos particularismos étnicos están recurriendo a la violencia terrorista para reivindicar sus propias identidades, en tanto que el proceso de globalización tiende a unificar, bajo la ley de la oferta y la demanda, a las economías nacionales. Jihad, o sea, el fanatismo religioso, pretende imponer una sola verdad espiritual; McWorld, es decir, la fe ciega en la libre competencia, intenta extender su dominio siguiendo el dogma neoliberal.

Pues bien, este autor visualizó el choque continuo entre una y otra postura hasta que esa rivalidad se plasmó, gráficamente, en la figura de los aviones de American Airlines y United Airlines, conducidos por extremistas islámicos, penetrando, como cuchillos en mantequilla, en los edificios mellizos del World Trade Center aquel martes apocalíptico. Sin recurrir a las ciencias ocultas, le atinó al vaticinio con base en un análisis riguroso y penetrante. Eso, además de fama, le acarreó una enorme credibilidad.

Barber, quien fue invitado a nuestro país por el ex canciller Luis Ernesto Derbez, ahora a cargo del Centro para la Globalización, la Competitividad y la Democracia del Tecnológico de Monterrey, para dictar una serie de conferencias, destaca que la nueva condición en la que se desenvuelve el mundo es muy diferente de la situación que dio lugar a la llamada guerra fría en la que privó el equilibrio de fuerzas entre el mundo occidental y los países del bloque socialista. Esta rivalidad incruenta fue sustituida por una condición de incertidumbre y violencia extendida en la que predominan los referidos fanatismos tribales y el criterio de lucro elevado, pretendidamente, a ley universal.

Como dos paredes que se mueven, fantasmagóricamente, para aplastarnos, Jihad y McWorld están poniendo en aprietos al mundo civilizado. Sin embargo, Barber reconoce un nuevo actor en la escena contemporánea que puede neutralizar esa tendencia, la sociedad civil. Esto es, la organización de los individuos fuera de las pautas impuestas por las pertenencias totémicas y los criterios comerciales. Los seres humanos no sólo somos miembros de una determinada etnia o consumidores, sino también sujetos civiles.

Como el mismo Barber dice, la sociedad civil es diferente del mercado y del Estado: no es donde compramos o votamos. Más bien es donde nos organizamos con nuestros semejantes para protegernos mutuamente, ayudar a los desvalidos, participar como padres de familia en las escuelas de nuestros hijos, luchar en favor del medio ambiente y así por el estilo. Con el gobierno compartimos el interés por el bien común pero, a diferencia de los políticos, no buscamos el poder; con el sector privado compartimos el don de la libertad pero, a diferencia de los empresarios, no buscamos la ganancia. La sociedad civil es, entonces, pública sin ser coercitiva y voluntaria sin ser lucrativa. Y aquí plantea un asunto en verdad interesante: "los medios de comunicación también son parte de la sociedad civil siempre y cuando antepongan sus responsabilidades sociales a sus intereses comerciales" (p. 281). Criterio de diferenciación fundamental para valorar la actuación de los periódicos, la radio y, particularmente, la televisión.

Efectivamente existen medios de comunicación que son parte de la sociedad civil en cuanto trabajan con base en pautas de servicio a la comunidad al informar objetivamente a su público. Forman opinión con base en la libre circulación de las ideas y la presentación de un espectro variado de puntos de vista que puedan servir a los individuos para normar su criterio. Incentivan a los ciudadanos a no permanecer impávidos ante los acontecimientos, vale decir, a cultivarse y a tomar parte en los asuntos de interés colectivo. Promueven la transparencia y la rendición de cuentas de los gobernantes. Y, sobre todo, presentan una resistencia de principio contra los intentos de intereses económicos y políticos que tratan de doblegar la independencia, integridad y capacidad de los medios de comunicación para servir al público.

No obstante, en sentido opuesto, también hay medios de comunicación que ponen por delante el apetito de acumulación dineraria. Manejan las noticias de acuerdo con criterios de conveniencia y oportunidad, no de objetividad. La sana diversión es convertida en enajenación. El interés público es degradado a promoción indiscriminada del consumismo. Distorsionan y simplifican los procesos sociales unas veces situándolos como fenómenos aislados, otras veces, encarnándolos en personajes específicos. Esos personajes son promovidos o vituperados según los intereses en juego.

Si antes sucedía que el poder político controlaba a los medios, hoy resulta que el poder económico ha "colonizado" a ciertos medios de comunicación determinado el sentido y contenido de sus mensajes o sencillamente excluyéndolos del reparto de recursos cuando no se comportan "adecuadamente".

Sin contrapesos efectivos los medios de comunicación, y particularmente la televisión, tienden a conjugar el poder económico y los avances tecnológicos en un compuesto altamente riesgoso para la democracia y la sociedad civil. Por eso Fred Friendly ha propuesto una "Carta de derechos civiles en el campo electrónico" para fijar límites precisos a la actuación de las televisoras. Para decirlo con Benjamin R. Barber: sin los equilibrios que deben provenir de la sociedad civil, del gobierno democrático y de las leyes, la televisión se convierte, fácilmente, en uno de los elementos más activos del poder desbordado de McWorld.

NB: Agradezco, de corazón, las numerosas muestras de solidaridad que he recibido ante el agravio que sufrí recientemente.

jfsantillan@itesm.mx

Director del Centro de Investigaciones en Humanidades del ITESM-CCM


Otras Notas Relacionadas... ( Records 1 to 10 of 5272 )
fecha titulo
22/12/2014 México: El salpicado
28/11/2014 A acabar con la corrupción y la impunidad política en México
10/11/2014 Mexico - Tsunami de violencia y corrupción
09/11/2014 Reconstrucción de la captura y muerte de los estudiantes de Iguala
08/11/2014 Mexico - Historia de un fracaso
07/11/2014 La economía del crimen en México
03/11/2014 Mexico - El Estado secuestrado
26/10/2014 México: el grito de Iguala
20/10/2014 Violencia mexicana
20/10/2014 Mexico - Un cementerio llamado Iguala


Otras Notas del Autor
fecha
Título
01/01/2011|
29/01/2008|
10/10/2007|
28/02/2007|
10/06/2006|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House