Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Inteligencia y Seguridad  
 
15/03/2007 | Evitemos un ataque a Irán

Timothy Garton Ash

No debemos bombardear Irán para impedir que Irán obtenga la bomba. Las consecuencias serían desastrosas.

 

Después de Irak, cualquier acción militar de Estados Unidos o Israel contra este país musulmán chiíta, productor de petróleo y potencia regional, convertiría el mundo en un lugar aún más peligroso. La cura sería peor que la enfermedad. Esto es lo que dice un nuevo informe de una variopinta coalición de organizaciones británicas, y tiene razón. Colaborar con las mentes más preclaras de Washington para evitar que Bush cometa ese error no es más que el principio. Cualquiera que, después de una tonificante tarde de manifestación gritando "paremos la guerra" y "paremos a Bush", vuelva a casa convencido de que ha hecho que el mundo sea un lugar más seguro, tiene que reflexionar un poco.

Irán está tratando de acercarse a una posición tecnológica que le permita pasar rápidamente al enriquecimiento de uranio al 90 % y la fabricación de armas nucleares. El análisis más fiable del que disponemos indica que el ayatolá Jameini, líder supremo del complejo régimen revolucionario, no ha tomado aún la decisión firme de obtener armas nucleares y, aunque lo hubiera hecho, se tardarían varios años.

Lo importante es, pues, saber cómo podemos impedir que Irán continúe por ese camino sin tener que recurrir al uso de la fuerza. Para ello hay que emplear presiones e incentivos. En 2003 Irán estaba en una posición de debilidad, con un precio del petróleo bajo que estaba exprimiendo su presupuesto, y el inquietante espectáculo de la ocupación estadounidense de Irak ante sus puertas, estaba más dispuesta a negociar la cuestión nuclear. El año pasado, cuando se sentía fuerte -el elevado precio del crudo alimentaba sus arcas, el presidente Ahmadineyad se encontraba en plena cresta de la ola populista e Irán tenía más influencia que EU en la situación política de Irak-, rechazó la mejor oferta que se le había hecho desde el final de la administración de Clinton.

Habría bastado con suspender el enriquecimiento de uranio para que la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, se hubiera sentado personalmente a negociar con Irán, algo que ningún alto funcionario estadounidense había hecho desde la revolución iraní, hace casi 30 años. Las "propuestas de Viena" hechas el verano pasado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania (P5 + 1), que tengo ante mis ojos mientras escribo estas líneas, incluían apoyar la construcción en Irán de reactores de agua ligera (apropiados para usos civiles, y no militares) y garantizar un suministro de combustible nuclear enriquecido en Rusia. Los incentivos políticos y económicos eran más vagos, pero entre ellos estaban respaldar la plena integración de Irán en la Organización Mundial de Comercio y un acuerdo comercial con la UE, además de posibles acuerdos de aviación civil, alta tecnología y telecomunicaciones. Y esto no era más que la oferta inicial. Después de varios regateos Teherán dijo no. Tras una serie de complejas filigranas diplomáticas con Rusia y China, el Consejo de Seguridad aprobó una resolución, justo antes de Navidad, que imponía sanciones mínimas.

Nos hacen falta dos planes. El plan A significa emplear todos los instrumentos pacíficos a nuestra disposición para sacar al régimen iraní de su rumbo actual. Todavía no hemos probado la mitad de lo que podríamos hacer. En términos generales, EU tiene que ofrecer más zanahorias y la UE tiene que blandir más palos. Tal como recomiendan el informe de la comisión Baker-Hamilton y numerosos expertos estadounidenses, EU. debe iniciar negociaciones directas y bilaterales con Irán, sin condiciones de ningún tipo. Washington debe prepararse, a largo plazo, para proponer una "gran oferta" con la que restaure toda la panoplia de relaciones diplomáticas y económicas normales, siempre que Irán renuncie a desarrollar armas nucleares y apoyar a terroristas. También es preciso establecer un sistema imparcial, supervisado por la ONU, de suministro de combustible nuclear para fines civiles.

Ahora bien, además de las zanahorias hacen falta palos. Si vamos a retirar de la mesa los palos militares, quedarán los económicos, y ésos están en manos de los europeos. Debido a razones históricas y a las sanciones bilaterales, EU tiene muy poco trato comercial con Irán; Europa tiene mucho. Aunque nos parezca que, a largo plazo, las sanciones económicas son contraproducentes, Europa debe estar preparada para emplearlas como amenaza creíble. Dado que ya vivimos en un mundo multipolar, nos costaría mucho incorporar a esta línea de acción a una China no democrática y ávida de petróleo iraní y a una Rusia resentida; pero la responsabilidad empieza por nosotros.

Aparte de eso, tenemos que reconocer que Irán posee un sistema complejo, ni mucho menos monolítico, y una sociedad joven y crítica. Ahmadineyad no es Irán. Con la bajada del precio del barril a unos 50 dólares, el agotamiento de los créditos occidentales y las inversiones extranjeras, el aumento de la inflación y las señales de Arabia Saudí ante el incremento de las tensiones entre suníes y chiíes en la región, su gobierno ya no está tan en la cresta de la ola. En las elecciones locales del pasado mes de diciembre, la lista de candidatos propugnada por Ahmadineyad, con el maravilloso nombre de "El agradable aroma del servicio", recibió el castigo de los votantes desencantados. Antes de dar cualquier paso debemos preguntarnos: ¿cómo va a afectar a la dinámica del régimen y la sociedad? Necesitamos una diplomacia pública hábil, innovaciones mediáticas como el nuevo servicio de televisión en lengua persa de la BBC, contactos personales y mil iniciativas más para informar y abrir la sociedad iraní.

¿Y el plan B? Si el plan A fracasa, y no vamos a bombardear Irán, el plan B sólo puede consistir en contención y disuasión. Es preciso que a Irán le salga muy caro probar, y mucho más usar, un dispositivo nuclear. Tenemos que empezar ya a tomar todas las medidas posibles para evitar que detrás de una bomba iraní haya enseguida una saudí o una egipcia. Pero yo no me fiaría de que tampoco eso vaya a servir de algo. Así que he aquí la situación: si bombardeamos Irán, el mundo será un lugar más peligroso. Si Irán obtiene la bomba, el mundo será un lugar más peligroso. Conclusión: el mundo, seguramente, va a ser un lugar más peligroso.

http://www.timothygartonash.com/  

Catedrático de la Universidad de Oxford

El Universal (Mexico)

 


Otras Notas Relacionadas... ( Records 1 to 10 of 899 )
fecha titulo
19/01/2014 U.S.-Iran: Two Countries in the Iron Grip of Conservatives
16/01/2014 Iran is losing the battle of modern culture
21/12/2013 Iran’s hard-liners resist nuclear deal
08/12/2013 Time to Let Iran Prove Itself
26/11/2013 Obama se queda solo en la defensa del acuerdo con Irán
25/11/2013 Los puntos principales del acuerdo entre Irán y el Grupo 5+1
25/11/2013 Curbing Iran's nuclear programme - Modest, but still historic
09/11/2013 Cambio esperanzador
09/11/2013 Netanyahu denuncia que Irán va a lograr 'el acuerdo del siglo'
19/10/2013 China and Iran: Destined to Clash?


Otras Notas del Autor
fecha
Título
23/12/2016|
27/06/2016|
09/05/2014|
22/04/2014|
01/11/2013|
17/10/2013|
15/07/2013|
22/05/2013|
27/04/2013|
02/04/2013|
18/06/2012|
28/01/2011|
19/11/2010|
08/02/2010|
18/01/2010|
26/09/2009|
25/12/2007|
25/11/2007|
15/10/2007|
10/07/2007|
02/10/2006|
25/07/2006|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House