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20/09/2007 | Alan Greenspan y sus burbujas

Carmen Álvarez

El creciente temor de que la economía de EU se encamina hacia una "muy grave recesión" sigue irritando a los economistas

 

El creciente temor de que la economía estadunidense se encamina hacia una "muy grave recesión" sigue irritando a los economistas que advirtieron sobre los peligros de una burbuja hipotecaria, cuando todavía se podía hacer algo para evitarla.

Uno de esos economistas es Dean Baker, director adjunto del Centro para Investigaciones Económicas y Políticas de Washington (Center for Economic and Policy Research o CEPR) una entidad privada que cuenta entre sus asesores a los premios Nobel de Economía Robert Solow y Joe Stiglitz.

Aunque no fue el único en alertar que "el rey anda desnudo" y que desde hace buen rato las artificialmente bajas tasas de interés estimularon una igualmente artificial demanda de hipotecas, este economista sí figura entre los que intentan medir este golpe en toda su magnitud.

De lo que estamos hablando, según Baker en su comentario Alan Greenspan y sus burbujas, es de una pérdida cercana a los cuatro billones de dólares —cuatro millones de millones de billetes verdes— que se traducirán en "una reducción de aproximadamente 200 mil millones de dólares de consumo anual, que virtualmente garantiza una recesión y muy probablemente, una severa recesión".

Para hacer este cálculo, dicho economista se apoyó en un estudio reciente del banco central estadunidense según el cual cada dólar de riqueza de la industria de casas-habitación se traduce en cinco centavos de consumo adicional.

"Esta historia también funciona en sentido contrario. Una pérdida de cuatro billones de dólares en riqueza (del sector) de casas-habitación llevará a una reducción de aproximadamente 200 mil millones de dólares en el consumo anual", explica.

¿Dónde estaba Alan Greenspan? ¿Qué hacía el gobernador del banco central más poderoso del mundo cuando empezó a formarse esta burbuja hipotecaria?, se preguntaron desde hace más de un año políticos como el republicano texano Ron Paul y economistas como James Turk, o Adam Hamilton, quien hace mucho puso en tela de juicio la gestión de Greenspan frente al banco central (Reserva Federal) de 1987 al 2006.

"Las tasas de interés actúan como señales para dirigir el capital desde los usos improductivos hacia los usos productivos, lo que ayuda a construir una gran riqueza para las naciones cuando los mercados libres dictan las tasas de interés", escribió Hamilton.

Su comentario publicado en el sitio Le Métropole Café (y en Excélsior en abril de 2006) advertía que cuando se trata artificialmente de manipular las señales que brindan las tasas de interés, el capital es desviado y desperdiciado dejando a las naciones más pobres.

"Las burbujas son el más importante caso en cuestión. Siempre que demasiado papel-dinero entra al sistema financiero como resultado inevitable de las tasas de interés artificialmente bajas, fluye hacia algún tipo de bienes o servicios o inversiones e inflación, los precios mucho más allá de donde estarían si las tasas de interés fueran establecidas por los mercados libres", reiteró Hamilton hace más de año y medio.

Ahora Baker y los economistas de CEPR reprochan a Greenspan que no hizo nada para detener el tren que sabía que se iba a descarrilar y por no haber empleado el "enorme poder" de la Fed para establecer reglas que prohibieran a los bancos —bajo su control— la venta de hipotecas depredadoras, ni para desinflar las burbujas financieras.

"La Fed también puede subir las tasas de interés, una política que puede frenar el crecimiento (económico), pero que sería preferible a los peligros de una burbuja hipotecaria, si no es que de una burbuja bursátil", recuerda Baker.

En su recuento inicial de los daños, anticipa que el precio promedio de todas las casas del vecino país del norte se "desinflará" en 15 por ciento, aunque en las zonas más afectadas por esta crisis, lo derribará hasta 30 por ciento.

Esto es enorme, dice, porque tan sólo una caída (promedio) de 15% en los precios de las casas a lo largo de los tres próximos años, implica una pérdida de casi tres billones de dólares en riqueza para el sector de casas-habitación.

Y luego de hacer los ajustes por concepto de inflación, Baker agrega que la pérdida de casi cuatro billones de dólares se traduce también en una pérdida de más de 50 mil dólares para cada uno de los dueños de casa habitación en Estados Unidos.

"Al reconocer ahora que enfrentamos una burbuja financiera, Greenspan está reconociendo que estamos frente a tiempos económicos extremadamente difíciles y que decenas de millones de propietarios de casas perderán buena parte de los ahorros de toda su vida", subraya.

Baker anticipa que apenas estamos viendo el inicio del desorden financiero causado por el colapso de la burbuja hipotecaria.

Excelsior (Mexico)

 



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