Marine Le Pen ha sido proclamada, a las 10.00 horas, nueva presidente del partido ultraderechista francés Front National. La designación como líder y futura candidata a los comicios presidenciales de 2012 de la tercera hija del fundador del FN ha confirmado lo que todos los medios galos anticipaban el sábado.
Con un
67% del apoyo de los más de 20.000 afiliados que han participado estos días en
la votación, esta abogada, eurodiputada (2004, 2009) y diputada regional de
Nord-Pas de Calais (2010), divorciada dos veces y madre de tres hijos, ha
vencido en las urnas al antiguo delfín de su padre, Bruno Gollnisch, que sin
embargo mantendrá muchos de sus peones en el Comité Central.
Marine
no es la candidata de la ruptura con el pasado, sino de una transición
imprescindible en el partido ultra más famoso de Europa, que había sido
gestionado de forma paternalista y un tanto demagógica por su fundador y
parecía destinado a desvanecerse lentamente, tras la arrolladora victoria de
Sarkozy y el UMP en las últimas elecciones. Marine tiene 42 años su rival
Gollnisch superaba los
60 es rubia, alta, enérgica, gusta a los medios de comunicación, es hábil
en los debates televisados y puede presumir de unos shares de audiencia en sus
apariciones (3,5 millones de espectadores, el 9 de diciembre, en el programa de
entrevistas 'prime
time' de France 2 'A vous de juger') que harían empalidecer a los mismísimos
Fillon y Martine Aubry.
Pero
Marine es también una Le Pen. Quienes la conocen dicen que ha heredado el
carácter, la firmeza y la capacidad de hablar a las masas de su progenitor.
Pero, sobre todo, ha heredado la intuición de saber cuál es el momento justo y
el foro adecuado para soltar una bomba de relojería (verbal) que obligue a
hablar de ella durante días y saque a su formación política del ostracismo al
que habitualmente la somete la prensa francesa.
Objetivo:
Convertirse en la tercera fuerza política
Las
últimas encuestas le dan una intención de voto de entre un 17% y 18% del
electorado de todo el Hexágono y una tasa de popularidad del 27%. Con esas
armas de mujer y un eficaz equipo de asesores que prepara meticulosamente todas
sus intervenciones, sus planes son despojar al conservador UMP de su electorado
más escorado a la derecha para consolidarse como la tercera fuerza política del
país.
Marine
ha logrado conciliar las diversas tendencias que coexisten en el FN, desde los
católicos tradicionalistas hasta los renovadores, pasando por los supremacistas
y los radicales, porque les dice a cada cual lo que ansían oír, con claridad y
muchísima diplomacia. Pero sabe subir el tono cuando la ocasión lo requiere.
La
prensa gala se fijó en ella hace 8 años, cuando apenas era una dirigente menor
del partido y, en plena resaca electoral, salió a defender en público con
inusitada vehemencia la figura de su padre, abrumadoramente derrotado por
Jacques Chirac en aquellos comicios de mayo de 2002. "Esta Le Pen tiene
las mismas agallas del viejo cascarrabias", dijeron.
Ese
mismo aplomo para expresar sin miedo ideas que la mayoría del Hexágono
considera políticamente incorrectas cuando no puramente fascistoides lo ha mostrado en
muchos otros momentos recientes. Aún se recuerda su carta abierta del pasado 21
de mayo al Ministro de Inmigración, Eric Besson, en la que le exigía que
hiciera pública la cifra de regularizaciones de clandestinos durante el año 2009 en Francia: "Más
de tres meses después de esta legítima demanda, sólo puedo constatar su
silencio y su manifiesto rechazo a responder. Sin embargo creo que los
franceses tienen derecho a conocer esta cifra, clave de su política de inmigración.
Mientras que el número de los conducidos a la frontera o naturalizados es hecho
público, curiosamente es mucho más difícil obtener informaciones sobre la
magnitud de las regularizaciones de clandestinos en Francia. Con todo, no puedo
creer que sus servicios no estén preparados para proporcionar a este respecto
datos fiables y verificables a nuestros compatriotas".
Y cómo
olvidar su calculada salida de tiesto en Lyon (¡el feudo del perdedor
Gollnisch!), cuando equiparó ante un grupo de militantes las oraciones de los
musulmanes en la calle con la ocupación nazi durante la II Guerra Mundial en
Francia. Despellejada desde todas las tribunas, tuvo los arrestos de conceder
una rueda de prensa, días después, para reiterarse en sus afirmaciones:
"Yo digo lo que todos piensan en voz baja. No me asusta la polémica".
Lo que
ha dicho Marine hasta ahora tiene menos valor de lo que diga a partir de esta
tarde. Su primer discurso como presidenta del FN, a las 15.00 horas, anticipará
las líneas del partido para los próximos años. Hasta donde hemos sabido,
hablará de proteccionismo comercial y de control de la inmigración, de
seguridad ciudadana y de combatir la especulación bursátil, de proteger al
ciudadano medio y de recuperar la Francia eterna. Y honrará, claro, la figura
de ese octogenario retrógrado y embaucador, que le ha dado el relevo, hoy, a la
cabeza del partido que fundó hace casi 40 años.