Hilda Solís, legisladora demócrata de origen hispano, comentó: «Tenemos que avanzar en medidas como el levantamiento de sanciones para los viajes entre Cuba y EE UU y el envío de remesas y ayuda humanitaria». El republicano Jeff Flake señaló: «Pensamos que la gente debe tener derecho a viajar. Muchos de nosotros creemos que ha llegado el momento de abrir un nuevo capítulo e impulsar una nueva y larga era en las relaciones entre Cuba y EE UU. No es un secreto que somos críticos con la política exterior de nuestro país hacia Cuba», dijo.

Según este legislador, una mayoría significativa en el Congreso estadounidense está a favor del diálogo con los cubanos de la isla. «Por eso estamos aquí. Somos diez congresistas; la mayoría estamos a favor de más diálogo entre Estados Unidos y el Gobierno de Cuba, y este viaje va ayudar mucho para esos objetivos», señaló Flake.

Por su parte, el demócrata Delahunt comentó que su partido, con mayoría en la Cámara, puede contribuir a impulsar el diálogo. «En enero el Congreso va estar bajo un nuevo liderazgo y hay muchos que piensan que llegó el momento de empezar una nueva relación con Cuba. Podemos hacerlo. Aunque yo sé que vamos a tener diferencias profundas con el Gobierno cubano, nos parece que es un buen momento para avanzar». Y agregó: «Deseamos involucrarnos en conversaciones con el Gobierno cubano y definir las áreas donde podemos llegar a acuerdos».

Los congresistas, que integran la delegación legislativa de EE UU más importante que ha visitado Cuba desde 1959, se reunieron con el ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque; el presidente del Banco Central de Cuba, Francisco Soberón, y la ministra de Industria Básica, Yadira García. Todavía ayer se ignoraba si antes de volver a Washington los legisladores serían recibidos por Raúl Castro, hermano menor de Fidel y que actúa como hombre fuerte del régimen desde que el estado de salud del comandante se derrumbara en julio pasado tras una intervención quirúrgica intestinal.