Arranca oficialmente el mayor proceso de eliminación de empleos estatales de la historia de la revolución.- El propósito es que en los próximos tres años el Estado se deshaga de 1.300.000 empleados y funcionarios, un 25 % del total.
Desempleo
o "reordenamiento laboral"; trabajadores "disponibles" o
parados... como se le quiera llamar al proceso traumático que viene, es igual:
para el Gobierno de Raúl Castro y para los 11 millones de cubanos, llegó el día
D. Después de muchos preparativos, hoy ha arrancado oficialmente el mayor
proceso de eliminación de empleos estatales de la historia de la revolución. Ha
comenzado por los ministerios de de la Industria Azucarera, Agricultura,
Construcción, Salud Pública y en el sector del Turismo, luego vendrán los
demás. En los próximos seis meses desaparecerán 500.000 puestos de trabajo,
primera fase de un plan para limpiar las "plantillas infladas"
durante medio siglo de políticas igualitaristas. El propósito es que en los
próximos tres años el Estado se deshaga de 1.300.000 empleados y funcionarios,
un 25 % del total.
La
reconversión es de calibre pesado, o al decir de un economista cubano,
"digna de un ajuste del Fondo Monetario Internacional": lo estipulado
es que se compense a los trabajadores "sobrantes" a razón de un mes
de salario por cada diez años trabajados, en algunos casos puntuales con alguna
ayuda extra. El salario medio en Cuba es de unos 410 pesos cubanos (equivalente
a 14 euros), y aunque mucha gente no puede vivir de su sueldo llega a fin de
mes gracias a lo que "resuelve" en su centro laboral. "Es fácil
de entender que salir fuera del circuito estatal representa saltar al
vacío", señala un académico.
El
Estado ya ha dicho que sólo puede hacer una oferta de empleo, y no a todos, en
sectores como el de la agricultura o la construcción. El que no acepte la
propuesta ha de buscarse la vida como pueda en el sector privado o cooperativo,
que ahora el Gobierno impulsará como alternativa al problema social que se
avecina.
Según
estimaciones oficiales, en 2011 se acabará definitivamente con 146.000 puestos
de trabajo estatales y otros 351.000 funcionarios públicos "pasarán a
otras formas de empleo independiente". Se pretende que en los próximos
meses 100.000 personas pasen a ejercer diferentes trabajos por cuenta y que
para 2016 el 50 % de los cubanos ya estén en el sector privado. Algo nada
sencillo y que, de lograrse, supondrá un verdadero cambio estructural -y aún
más de mentalidad - en un país donde hasta ayer el 90 % de la economía era
controlada por el Estado.
Tema
peliagudo es cómo y quién decide que trabajadores se marchan. Cuba es quizás el
único país del mundo en el que el sindicato único - la Central de Trabajadores
de Cuba (CTC) - toma partido activamente en este proceso y aconseja a la
empresa que trabajadores no son "idóneos" para seguir en determinado
puesto. En cada centro laboral se ha creado una "comisión de
expertos", integrada por entre 5 y 7 personas, incluidas un representante
de la CTC y de la administración, que hace la evaluación y propone a la
dirección de la empresa u organismo la lista fatal. La decisión que tomen estos
es inapelable.
Tensiones
hay y considerables. En algunos hoteles e instalaciones turísticas, donde los
empleos son muy apreciados y ya han comenzado los despidos, las discusiones
entre la plantilla, el sindicato y el resto de los "factores" han
sido bravas, de saltar chispas. El secretario general de la CTC, Salvador Mesa,
pidió recientemente que las "comisiones de idoneidad" sean
"verdaderos representantes de los trabajadores para evitar males como el
favoritismo, el nepotismo, el paternalismo y la falta de profundidad en los
análisis". El Gobierno asegura que nadie quedará desamparado, pero insiste
en que no se volverá a las políticas paternalistas del pasado.