El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha advertido de posibles hechos de violencia promovidos por la oposición de cara a los comicios presidenciales del próximo 7 de octubre en los que el mandatario venezolano, Hugo Chávez, parte como favorito con más el 50 por ciento de las preferencias.
La
ventaja que tiene Chávez en los sondeos le colocan en una sólida posición para
ser reelegido, lo que podría desatar la violencia entre grupos radicalizados
que buscan su derrota a cualquier precio, ha alertado Aristóbulo Istúriz,
vicepresidente de la Asamblea Nacional y militante del PSUV.
Chávez
lidera con una ventaja de más de 10 puntos las encuestas frente a su principal
rival Henrique Capriles Radonski, líder de la oposición y gobernador del estado
de Miranda (centro-norte), en una campaña empañada por las dudas sobre la salud
del mandatario por el cáncer que le fue diagnosticado el pasado junio y teñida
de acusaciones de conspiración contra los opositores.
Aunque
el equipo de campaña del mandatario socialista sostiene que la ventaja del PSUV
sería decisiva, las propias encuestadoras han aclarado que a medida que se
acerquen los comicios, las tendencias podrían cambiar.
"Esa brecha puede complicarnos, porque si
ellos (la oposición) sienten que es irreversible, van a intentar cambiar la
tendencia. Sólo un hecho catastrófico o una serie de hechos catastróficos
podrían revertir (la tendencia)", ha comentado Istúriz en declaraciones a
Reuters sin dar más detalles.
El
propio Chávez, cuando ganó sus primeras elecciones en 1998, partió en el tercer
lugar al comenzar la campaña y la tendencia cambió completamente a pocas
semanas de la votación, otorgándole la victoria sobre una politóloga que fue ex
Miss Universo y un candidato identificado con políticas de derecha.
"Mientras
la brecha se ensancha, se fortalecen sectores conspirativos,
desestabilizadores, en el seno de la oposición", añadió Istúriz, uno de
los líderes del PSUV y coordinador del comando de campaña de Chávez para el
estado de Miranda, que abarca parte de Caracas y donde gobierna Capriles
Radonski.
De
carácter alegre y discurso agudo, Istúriz es un viejo aliado de Chávez, pero
también un político con trayectoria propia. Fue alcalde de Caracas antes de que
Chávez llegara al poder y después fue ministro de Educación. Para algunos
opositores y analistas, el oficialismo busca desviar la atención ante las dudas
de que el líder bolivariano esté en condiciones para encarar la campaña
electoral.
Esta
semana, medios locales señalaron que en una reunión del equipo de campaña de
Chávez se plantearon escenarios que incluían que el militar retirado podría no
participar en las elecciones o, incluso, que los comicios podrían suspenderse.
"Es una simple reflexión que hizo un compatriota, nosotros no concebimos
el escenario electoral sin Chávez", ha aclarado Istúriz.
ACUSACIONES
CRUZADAS
Las
acusaciones de conspiración contra la oposición no sólo se han manifestado en
esta campaña sino que han sido comunes desde el breve golpe de Estado que
Chávez enfrentó en 2002 y la huelga petrolera de dos meses que se produjo más
tarde ese mismo año como una maniobra de sus detractores para forzar su
renuncia.
Pero la
oposición niega estas acusaciones afirmando que la salida de Chávez de la silla
presidencial debe darse a través del voto y para ello lleva años amasando una
coalición llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que encabeza ahora
Capriles Radonski.
El
pasado marzo, la oposición denunció que un grupo de supuestos seguidores del
presidente intentó dispersar con disparos una caminata en apoyo a Capriles
Radonski en Caracas.
Chávez
ha insistido en sus discursos que la oposición está dispuesta a hacer cualquier
cosa para derrotarle y fragua un plan para generar violencia antes de las
elecciones o para desconocer los resultados de los comicios.
"Por eso tenemos que prepararnos. En la
oposición hay grupos violentos, grupos no democráticos, grupos que sólo creen
en la conspiración", ha insistido Istúriz. Hasta el momento, el PSUV no ha
presentado pruebas concretas que respalden las acusaciones sobre conspiraciones
o hechos de violencia.
El
oficialismo ha tildado de intentos de desestabilización a las actividades que
despliega el Comando Tricolor, que apoya a Capriles Radonski y que ha
desplegado una campaña casa por casa buscando atraer a una gran masa de
votantes identificados como indecisos y que definirían el curso de la elección.