Un día antes de las primarias demócratas en New Hampshire todas las encuestas perfilaban como ganador a Barack Obama. Sin embargo, Hillary Clinton se alzó con la victoria, contra todos los pronósticos, incluso los obtenidos con los procedimientos más avanzados del país. ¿Qué ha sucedido con las encuestas que han perdido su etiqueta de infalibles?

Fritz Wenzel, director de Comunicaciones de Zogby International, tiene varias respuestas. “Hace sólo cuatro años, 50% de las personas encuestadas respondía a las preguntas formuladas. Hoy lo hace entre 10% y 15% de ellas, porque no están en casa, porque no tienen tiempo para responder o simplemente porque no quieren participar”.

“Cada vez es más difícil hacer una encuesta y cada día son más los problemas y desafíos que debemos vencer para cumplir las condiciones de responsabilidad y certidumbre que representa anticipar los resultados de una elección”, dijo Wenzel, en entrevista con EL UNIVERSAL.

Hay otros factores que inciden de manera determinante en el desarrollo de las encuestas. Uno de ellos es el económico: cada vez resulta más costoso realizarlas. Una encuesta estándar, de unas 50 preguntas, requiere de un presupuesto mínimo de 50 mil dólares.

El tercero es quizá el factor más preocupante y puede ser aplicable a Estados Unidos como a casi cualquier otro país del orbe: “La gente, o una parte muy significativa de los electores, está harta de la política”, advirtió el experto.

Wenzel forma parte de la estructura de mandos de Zogby International, una de las más grandes y reconocidas empresas en el campo de las encuestas en EU, América Latina, Asia y Europa. Tiene unos 50 empleados de base en este país y alrededor de 350 que hacen llamadas para la elaboración de los sondeos.

A finales de enero, Wenzel participó en un encuentro con estudiantes universitarios interesados en analizar la elección presidencial. Uno de ellos le preguntó si las encuestas pueden impactar de manera definitiva el curso de una elección.

“No debe ser así. Las encuestas deben servir para decir al país qué están pensando los estadounidenses”, explicó Wenzel. “Lo que es innegable es que los sondeos son instrumentos clave en una campaña, porque crean eso que llamamos ‘momento’, sobre todo al inicio de un proceso. Cuando un candidato vive un buen momento al principio, puede utilizar las encuestas para apuntalar su estrategia de recaudación de fondos”.

Para que funcionen, los sondeos, según el experto, deben estar hechos a las medidas de cada candidato, político o presidente de un país.

“Cada aspecto debe ser tomado en cuenta para determinar unas cuantas cosas: ¿El mensaje de la campaña está funcionando? ¿El candidato está tocando los puntos sensibles del electorado? Cuando un presidente cambia el curso de su gobierno o inserta modificaciones, es resultado de las encuestas”.

Wenzel dijo que la lección que ha dejado el proceso interno demócrata y republicano para la nominación de candidatos a la Presidencia es que los electores no quieren ver promocionales televisivos o de radio negativos. “Antes de las internas en Iowa y New Hampshire una encuesta nos dijo que la mayoría de la gente estaba enojada con el presidente, con el Congreso y con la manera en que la política es conducida en EU”, advirtió Wenzel. “Por esa razón estamos viendo menos mensajes negativos. Mit Romney dejó de hacer propaganda de ataques y volvió a ganar”.

¿Por qué fallaron las encuestas que daban triunfador a Obama en New Hampshire? “Hubo algo determinante un día antes de la elección: el momento cuando Hillary se mostró más auténtica y externó sus sentimientos sobre la campaña. Era un imponderable y no fue posible medir su impacto en sólo unas horas”, dijo.