La Policía Federal brasileña, tras la operación para capturar a los responsables, dio por aclarado el caso y dijo que se trató de un hurto simple y no de un crimen de espionaje industrial, como llegó a ser investigado.

Los cuatro acusados, detenidos en sus respectivas residencias, trabajaban como vigilantes en una terminal de contenedores en el puerto de Río de Janeiro y al parecer venían practicando pequeños robos desde septiembre del año pasado.

En las residencias de los vigilantes fueron hallados los cuatro computadores portátiles que habían sido robados a Petrobras, lo que constituye prácticamente todo el material desaparecido con excepción de un disco duro de computador y una tarjeta de memoria, que al parecer ya habían sido vendidos.

Los equipos de informática fueron sustraídos en enero pasado de un contenedor que era transportado desde las áreas de exploración de Petrobras en la cuenca marina de Santos hasta la base de la empresa en la ciudad de Macaé.

La semana pasada Petrobras admitió que en los equipos robados estaba grabada información confidencial sobre un nuevo campo gigante de gas natural descubierto por la empresa en el océano Atlántico.

El valor de las informaciones llevó en su momento al presidente Luiz Inácio Lula da Silva a calificarlas como “secreto de Estado”.