Si Itaipú fuera “binacional”, como su nombre y su estatuto lo establecen, la administración se tendría que haber compartido durante su ya larga vida institucional. Las principales decisiones debieron haber sido tomadas de común acuerdo y, lo que es más importante, los beneficios también tendrían que haberse repartido equitativamente. Si estas características –entre otras– no se observan, no puede hablarse de “socios”. Si una de las partes es la que predomina siempre en forma extorsiva, como en este caso, lo que existe es una relación de sojuzgamiento o esclavitud, donde la voluntad omnímoda de uno es la que predomina, quedando siempre desechada la de la otra parte.

Efectivamente, ¿quién toma las decisiones en el área financiera de Itaipú? El Brasil, sin importarle cuál sea la opinión del Paraguay. La Dirección Financiera está completamente en manos del Brasil desde hace 35 años, en forma ininterrumpida. No por casualidad, ELETROBRAS (una de las partes) se ha visto enormemente beneficiada con créditos en dólares, autocontratados consigo misma, con altísimas tasas de interés (12% al año) y los reajustes que le dieron las ganas. ¿Se puede decir que hay una relación de “socios” entre Brasil y Paraguay en el aspecto financiero? De ninguna manera, la relación es de absoluta sumisión de los cobardes y venales representantes paraguayos en el ente que han aceptado –por ignorantes o haber sido sobornados– deudas espurias, tasas usurarias ofensivas y un indebido “factor de ajuste” que estuvo vigente entre 1997 y 2007, eliminado por vergüenza por el mismo Brasil, por la descarada usura que aplicó y está aplicando su brazo ejecutor –ELETROBRAS– en perjuicio del Paraguay hasta ahora.

¿Quién toma las decisiones en el área técnica? Exclusivamente el Brasil. Así, no es de extrañar que pueda acceder al 100% de su energía más casi la totalidad de la energía paraguaya, en tanto que el Paraguay apenas puede hacerlo técnicamente al 20% de su energía. Hoy el Paraguay, a pesar de tener enormes excedentes hidroeléctricos, ESTA CON RACIONAMIENTO ELECTRICO por parte de la ANDE, perjudicando a todo el país, encima con tendencia a ver empeorada inexorablemente la ya grave situación actual en los próximos tres años.

En este caso, los gobiernos paraguayos vendepatrias no han exigido algo básico: el cumplimiento del Tratado en la parte que obliga a la binacional la construcción en el lado paraguayo de una subestación que nos permitiera recibir y utilizar el 100% de la energía que le corresponde al Paraguay en Itaipú. Por supuesto, a los brasileños no les interesa en absoluto hacerlo, porque de esa manera continúan explotando para sus industrias la energía que nos roban a precio vil. Por esta falta de cumplimiento canallesco de Itaipú, hoy, a pesar de sobrarnos energía, ¡no se pueden instalar industrias en el Paraguay porque la ANDE no tiene electricidad en cantidad suficiente!

Por otra parte, ningún Presidente de la República –de los cobardes que tuvimos en los últimos 35 años– se ha atrevido siquiera a pedir un precio justo por nuestra energía al Brasil. Nunca una nota oficial solicitando algún reajuste en las humillantes condiciones del Tratado de Itaipú fue presentada por Stroessner, ni Rodríguez, Wasmosy, Cubas, González Macchi o Nicanor.

Conseguir la recuperación de nuestra soberanía hidroeléctrica y un precio justo por la energía paraguaya de Itaipú entregada a vil precio al Brasil, depende de que no tengamos más mandatarios venales, traidores a la patria, con mentalidad de esclavos menesterosos, en la máxima conducción de los destinos de la República.

En esta tarea de escoger a hombres libres, firmes, patriotas y honestos, el pueblo tiene mucho que hacer, ya que es el que elige a sus representantes. Si se vuelve a elegir a personas corruptas, como ha ocurrido en los últimos 35 años, ¿de qué deberíamos quejarnos?

Gracias a la movilización de sus pueblos han cambiado muchas situaciones de explotación en América Latina. Hace muchos años, el pueblo panameño, por ejemplo, no dudó en dar su vida por la recuperación del Canal de Panamá. Más recientemente, en Bolivia su pueblo se propuso recuperar la soberanía sobre sus hidrocarburos y ha comenzado a conseguirlo frente a sus poderosos vecinos, Argentina y Brasil, justamente los mismos que hoy nos explotan a los paraguayos.

Debemos romper las cadenas con las que nos quieren mantener esclavizados nuestros vecinos imperialistas, por los leoninos tratados firmados por el dictador Alfredo Stroessner, y el 20 de abril próximo elijamos como gobernantes a quienes pensemos vayan a ser los mejores para la cruzada nacional por la recuperación de nuestra soberanía hidroeléctrica y la obtención de un precio justo por las exportaciones de nuestra energía.