Valiéndose de las libertades vigentes, de la democracia política, de la apertura de los medios de difusión, del libre tránsito y de la tolerancia que marca el trato de la gente en esta tierra, los comunistas han levantado un movimiento basado en el odio, la violencia y la codicia por los bienes y el trabajo ajenos. La democracia es el instrumento con que los rojos quieren destruirla, de la misma forma con que el derecho a la expresión está siendo empleado para fanatizar y amordazar.

Nunca antes, ni en los peores momentos de los años de la locura, estuvo la patria en mayor peligro, en el riesgo de caer en manos de criminales amnistiados y de ser uncida al carro de las dictaduras comunistas del Hemisferio. Un país que ha logrado levantarse de la destrucción perpetrada por la guerrilla comunista y de las medidas demenciales del duartismo, que superó la devastación de dos terremotos y que ha ido venciendo la pobreza y el analfabetismo, corre el riesgo de caer en el abismo, de ser convertido en un narcoestado y de sumir a su población en la miseria.

El candidato rojo se ha revelado como falto de escrúpulos, capaz de aceptar millonarios regalos personales de padrinos conocidos y desconocidos. No llega al cumpleaños pero ya se atiborra de pastel. Esa es una de las peores señales que se puede esperar de un grupo que pretende formar gobierno.

Pero lo peor ni siquiera es la pasmosa amoralidad del abanderado, sino los antecedentes delincuenciales, el fanatismo y las alianzas de la banda que lo postula. No hay un solo caso en el mundo de un partido de similares rasgos como el de la extrema izquierda en nuestro país, que no imponga un régimen policial, anule libertades, monte venganzas, persiga a productores y perpetre un saqueo hasta la raíz de lo público y lo privado. Si a esto sumamos las carnicerías y destrucción llevada a cabo por la ex guerrilla por décadas, el cuadro no puede ser más amenazador.

Adiós a la mayoría de empleos…

Bajo el comunismo la mayoría de profesiones de las sociedades liberales desaparece o inclusive es perseguida. Cosmetólogas, joyeros, empleados de boutiques, restaurantes de nivel medio hacia arriba, gimnasios… son entretenimientos "burgueses" que no conviven con el socialismo.

Igualmente, la comunicación, la publicidad, revistas especializadas, relacionistas públicos, lo que tenga que ver con banquetes y bodas, con el turismo interno, mantenimiento de residencias, proveedores de oficinas y negocios, operadores turísticos y similares, desaparece. El turismo sexual prolifera en Cuba pero es inexistente en Nicaragua pese al destape de la prostitución que sufre el país.

Bancos y financieras no existen, comenzando porque bajo el socialismo ahorrar se equipara a robar. Todo lo relacionado con dinero se elimina en poco tiempo. Por su lado los maestros y los médicos son sustituidos en buena parte, en nuestra región, por las brigadas provenientes de Cuba. El régimen se toma las clínicas privadas y los empleados de éstas se sustituyen por adeptos al partido.

Al eliminarse la economía privada con el avance del socialismo, se termina la diferencia entre trabajadores y patronos. Al no haber otro patrono que el régimen, la pretensión de mejores salarios, las promociones y especialmente el cambio de trabajo o profesión, se suprimen de tajo.