Pocos días atrás se reunió en Ekaterimburgo la primera cumbre de los BRIC, el acrónimo inventado en 2001 por James O´Neill, economista jefe de Goldman Sachs, para designar a Brasil, Rusia, India y China. Estos países tienen en común su gran tamaño geográfico (millones de kilómetros cuadrados) y demográfico (cientos de millones de habitantes); no disfrutar de rentas per cápita elevadas; un fuerte crecimiento los últimos años, tras abrazar la economía de mercado (su PIB conjunto como proporción del mundial dobló la última década, para situarse en el 15% en 2008); un gran potencial de crecimiento (en unas pocas décadas su PIB puede alcanzar el de los países desarrollados). Como resultado de todo ello, los BRIC están produciendo una alteración del equilibrio económico y geoestratégico global.

Les une el deseo de aflojar su dependencia de la hoy por hoy - pese a sus errores económicos y militares-única gran potencia mundial, los Estados Unidos, adoptando ellos un mayor protagonismo en la escena internacional.

Pero entre los BRIC, como en la granja de Orwell, "unos son más iguales que otros".Según cálculos del FMI, resulta que en 2008 el PIB de China ascendió a 4,40 billones de dólares (3,06 billones de euros), mientras que el de Rusia, Brasil e India en su conjunto fue de 4,44 billones de dólares (3,08 billones de euros). Según las previsiones de la misma fuente, para el año en curso el PIB de China alcanzará los 4,83 billones de dólares (3,36 billones de euros), mientras que el de los otros tres países sólo llegará a 3,60 billones de dólares (2,50 billones de euros). Es decir, el PIB de China superará en un 25% al de Rusia, Brasil e India unidos. Y la tendencia clara es al incremento de la diferencia en favor de China los próximos años.

Si comparamos la evolución de la economía china con la rusa las dos últimas décadas, el contraste es aún mucho mayor. En 1990 el PIB de la URSS fue de 1,98 billones de dólares (1,38 billones de euros) por 444.600 millones de dólares (308.842 millones de euros) el de China, mientras que en 2008 las cifras correspondientes a China y a Rusia fueron: 4,40 billones de dólares (3,06 billones de euros) frente a 1,67 billones de dólares (1,16 billones de euros). Si en 1990 el PIB de la URSS más que cuadruplicaba el de China, en 2008 el PIB de Rusia sólo era el 38% del de China. Al desaparecer la URSS, Moscú perdió de golpe la mitad de su PIB, yel de Rusia se contrajo de forma desastrosa a lo largo de la década de los noventa, como consecuencia del desacierto de la política económica de Yeltsin. El resultado, una potencia regional muy dependiente de la cotización de las materias primas y energéticas, cuya exportación constituye la columna vertebral de su economía.

A mediados de los noventa el desaparecido general Alexander Lebed me señalaba que en el enorme espacio ruso que va de los Urales al Pacífico viven 30 millones de habitantes, mientras que en las provincias chinas limítrofes con Rusia lo hacen 300 millones. Rusia tiene una población menguante y China creciente. Si estas tendencias económicas y demográficas se mantienen unas décadas más, los interrogantes geopolíticos saltan a la vista. No todos están de acuerdo en Rusia con las ventas de material y tecnología militares avanzados a China.

China y la India se enfrentaron militarmente en 1962. India ha emprendido acciones antidumping contra las manufacturas chinas en el seno de la OMC. Si el PIB de India era en 1975 un 9% mayor que el de China, en 2008 sólo alcanzaba el 27% del PIB chino, con una tendencia al aumento de la diferencia entre ambos. Chindia es un cliché no menos equívoco que BRIC.

Más allá de sus múltiples diferencias, la relación bilateral con Estados Unidos es, para todos los BRIC, más importante que la relación con cada uno de los otros tres miembros del grupo.

China, como primus inter pares,tiene en los BRIC un instrumento para discutir la hegemonía norteamericana. Por ejemplo, en el terreno monetario, los BRIC comparten el punto de vista chino de ir pensando en un relevo al patrón dólar, aunque todos saben que esto solamente será posible a largo plazo.

En conclusión, los BRIC forman un conjunto harto evanescente. China va para gran potencia a medio plazo, diferenciándose de manera decisiva de los otros tres BRIC. Lo que despunta en el horizonte es el acceso de China, en unas pocas décadas, a la división de las verdaderas grandes potencias, en la que hoy sólo figura Estados Unidos. Se consolidará así el G2 Estados Unidos-China, que ya es, desde la disolución de la URSS, la principal relación bilateral del mundo.