Corría el año 2006 y Flores, al frente de la coalición de centroderecha Unidad Nacional, aspiraba por segunda vez a alcanzar el trono presidencial. Al final ganó García y ella quedó de nuevo fuera de la vuelta electoral decisiva. Puede que a la tercera vaya la vencida, pero Flores, a punto de cumplir 50 años, todavía no tiene las ideas claras sobre su futuro, aunque admite «estar preparada» de cara a los comicios de 2011. De momento, los sondeos dan como favoritos a su ex aliado Luis Castañeda y a la 'hijísima' Keiko Fujimori.

Pregunta.- ¿El fujimorismo es una amenaza para el país?

Respuesta.- La respuesta para Perú no es volver atrás olvidando el autoritarismo y la corrupción de los años 90. Además, el fujimorismo tampoco es un proyecto de Gobierno. Sólo es una tentativa para liberar a su líder, Alberto Fujimori.

P.- Que aún es muy popular...

R.- Hay que reconocer que hay dos cosas que Fujimori hizo bien. Se enfrentó a la subversión [de Sendero Luminoso] con eficacia y se acercó a los ciudadanos realizando obras públicas en cada pueblo. Y eso la gente no lo olvida.

P.- Al otro lado del espectro político está Ollanta Humala, que rozó la victoria en 2006 pero ahora parece haber perdido fuelle...

R.- Humala es la carta fundamental de Hugo Chávez en su afán para poner un pie en Perú. Ha demostrado capacidad de organización en varias protestas, pero no representa a la mayoría de los peruanos.

P.- Hablando de protestas, en junio hubo más de 50 muertos en enfrentamientos entre policía e indígenas, que protestaban contra el Tratado de Libre Comercio. ¿Cómo se soluciona este problema?

R.- Hace falta una doble estrategia. No puede haber un modelo único para todo Perú impuesto desde arriba. Hace falta comprender la realidad plural del país, sus dos velocidades. Es algo que en España se entiende mejor: antes había mucha distancia entre Andalucía y Cataluña, pero las dos se acercaron.

P.- Parece que en Latinoamérica se ha desatado una carrera para reformar las constituciones y permitir a los mandatarios perpetuarse en el poder. ¿Se ha contagiado la región de un 'virus reelectivo'?

R.- Latinoamérica no termina de asentar instituciones duraderas. La tendencia al caudillismo se expresa por doquier a lo largo de su historia. La megalomanía de Chávez y su pretensión de ser el Bolívar del Siglo XXI hace que tenga una presencia expansionista. Es una gravísima perturbación a la democracia. Los que buscan perpetuarse en el poder ofrecen una pésima receta, que Perú vivió en 1992. A Uribe le considero el estadista más importante de la región. Pero ruego a Dios que finalmente opte por no ir a la reelección.