Macri dio el salto a la política en 2003, sumándose a la larga lista de empresarios que cruzan la frontera entre intereses públicos y privados. Sin embargo, tuvo que esperar hasta 2007 para cosechar su primer triunfo al otro lado de la trinchera. Desde entonces es alcalde de Buenos Aires y una de las cabezas visibles de la oposición a los Kirchner. Su ausencia en la contienda presidencial de ese año contribuyó a allanar el camino a Cristina Fernández, cuya gestión al frente del Gobierno está ahora de capa caída.

"Los Kirchner tienen una actitud de aislamiento y de confrontación. También internamente. Durante los siete años de su gestión pasamos del segundo lugar de inversión en Latinoamérica al quinto", afirma Macri, que a sus 50 años está moviendo ficha para preparar el cambio hacia "la Argentina que viene".

Una receta simple

Aunque no revela si se presentará como candidato a la Presidencia en 2011, el alcalde tiene claro que su Propuesta Republicana (PRO) aspira a gobernar el país. Con una receta simple: "No es muy difícil lo que tiene que hacer Argentina. Sólo hay que hacer lo que hicieron Cardoso y Lula en Brasil, lo que ha hecho Chile, lo que se está haciendo en Perú. Hay que tener una relación amigable con el mundo, ser previsibles, apoyar a la iniciativa privada".

"Hoy Argentina tiene a medio millón de emprendedores que están en condiciones de producir productos alimenticios de mejor calidad y al mejor coste que en cualquier parte del mundo, algo que no nos había pasado nunca. También hay otros sectores muy dinámicos que nos permitirían generar cinco millones de puestos de trabajo en menos de 10 años".

El programa político de Macri se resume en hacer "todo lo contrario de lo que hacen los Kirchner", a los que Macri responsabiliza del creciente nivel de agitación social que sufre la capital. Y es que, mientras sueña con alcanzar la Casa Rosada, Macri tiene bastante trabajo pendiente en su ciudad. Por un lado está la criminalidad: "No podemos hacer nada, porque la seguridad está en manos del Gobierno central y es imposible subsanar los errores de la Policía Federal". Por el otro, las manifestaciones que bloquean la capital: "Este año hemos tenido 400 cortes de calles. Hay un nivel de protesta social descontrolado que impide la circulación y el normal funcionamiento de la sociedad".

¿Agresiones contra indigentes?

Macri denuncia que el Gobierno de Kirchner no cumplió su "promesa" de traspasar al Ayuntamiento los recursos necesarios para la formación de una eficiente Policía Metropolitana. Sin embargo, en Buenos Aires sí llego a funcionar una Unidad de Control del Espacio Público (UCEP). Un experimento que se vio interrumpido bruscamente después de que varias ONG denunciaran que este cuerpo se dedicaba a "agredir" a los indigentes para sacarles de las calles, llegando incluso a "arrojarles a camiones de la basura".

"Nunca pasó tal cosa. Eso es oportunismo político", se defiende Macri, explicando que el objetivo de la UCEP era "llevar a los sin techo a lugares donde pudieran comer, tener agua caliente y dormir en una cama". ¿Entonces por qué se dio marcha atrás? "Porque se cumplió una etapa y por el nivel de agresión de un sector político que busca sistemáticamente el conflicto".

Otras iniciativas han tenido más éxito. Como la promesa cumplida de hacer una 'limpia' entre los funcionarios públicos. "Hemos despedido a cerca de 10.000 personas que no trabajaban y hemos incorporado a 4.000 nuevas", señala el alcalde de Buenos Aires: "El cambio cultural necesita muchos años, pero ya ha comenzado. Hay que hacer un esfuerzo para reconstruir la calidad de nuestra burocracia".

¿Pero se puede exportar el "cambio" al resto del país? De momento, fuera de la capital el PRO no parece tener mucho éxito. "Estamos creciendo, hay mucho entusiasmo alrededor de nuestra propuesta", asegura Macri. En las últimas elecciones legislativas, el alcalde se alió con varios opositores peronistas para derrotar al Gobierno Kirchner, que a partir del 10 de diciembre ya no gozará de una mayoría absoluta en el Parlamento