Las bolsas han entrado en la segunda parte de 2010 muy cautelosas, con la preocupación de que la crisis no ha terminado y el temor a un double dip (recaída en la recesión) reflejándose en sus valoraciones. El índice MSCI global de acciones ha perdido más del 10% desde abril mientras los inversores reducen su exposición a la renta variable a marchas forzadas.
Tras un primer semestre negativo, en el quel Ibex perdió un 22,42%, el Eurostoxx 50 más de un 13% y el Dow Jones los 10.000 puntos, los parquets han entrado en julio con pies de plomo. Esta semana lo ha dicho el Banco de Pagos Intrenacionales (BIS): "la recuperación financiera se encuentra amenazada". Según el BIS, "entre marzo de 2009 y abril de 2010, las bolsas de todo el mundo subieron con fuerza". Eso terminó en abril y mayo "al dudar los inversores de la capacidad de Grecia, y en menor medida, de España y Portugal, para afrontar el servicio de sus deudas".
Ahora las cosas están en punto muerto, según el BIS: "las autoridades respondieron con el mayor paquete de rescate de la historia (750.000 millones de euros) u una nueva serie de medidas de emergencia por parte de los bancos centrales, que si bien lograron evitar el contagio en la zona del euro, fueron incapaces de restablecer la confianza de los inversores".
Pero hoy los temores de los inversores se extienden incluso más allá. El bache que se espera en la recuperación económica en Estados Unidos, como señaló la propia Reserva Federal, las medidas de ajuste fiscales puestas en marcha en Europa, e indicios de debilitamiento en China están rompiendo los esquemas del mercado.
El clima ha cambiado tanto que el Nobel de Economía Paul Krugman habla de que estamos en "la tercera depresión", tras la "larga" de 1873 y "la gran" de 1929. La de ahora sería más parecida a la de 1873, que ataca menos el crecimiento pero que dura más, hace boquetes en el empleo y recorta la capacidad de crecimiento de las economías.
En el caso europeo, por ejemplo, las políticas de ajuste no son para una temporada corta. De hecho, Christian Noyer, gobernador del Banco de Francia, ha dicho que serían al menos necesarios "cinco o seis años" de rigor para salir de la crisis de las finanzas públicas sin penalizar el crecimiento. Standard& Poor ´ s ha vaticinado para España crecimientos del 0,7% hasta 2016, escenario que comparte la Comisión Europea, mientras el Banco de España trabaja ya con la hipótesis de una reducción del potencial de crecimiento de la economía.
Más en general, la retirada de los inversores de las bolsas está siendo muy significativa. Las inversiones en acciones de fondos de pensiones europeos pasaron desde el 29% en 2007 al 17% en 2009, según una encuesta de Invesco.
A 30 de junio de 2009, las obligaciones representaban ya dos tercios de sus activos (69%). En los últimos meses, por la huida hacia la calidad y la seguridad, esa proporción incluso ha aumentado, como señala el BIS respecto a la preferencia por la renta fija, que ha llevado a compras masivas de bonos americanos, japoneses y alemanes.
Todo contribuye hoy a las dudas. La falta de acuerdo sobre la vía para abordar la recuperación de la economía global mostrada en el último G-20, con EE. UU. a favor de los planes de estímulo y el resto del mundo en contra, ha traído a la memoria los forcejeos de 1987 cuando el entonces secretario del Tesoro americano, James Baker, abrió una batalla con Alemania para que bajara los tipos de interés.. y que acabó en un crash.Ahora, el mercado teme que si EE. UU apoya a su mercado interno pero sus empresas no encuentran contrapartida fuera, bien porque (con razón o sin ella) Europa insiste en sus políticas de ajuste y China en cuidar su yuan, una guerra comercial es muy posible. Y, si es así, las cosas podrían ponerse muy feas.
El caso es que EE. UU. está perdiendo velocidad muy rápidamente. Después de crecer cerca del 3% en el primer semestre, Goldman Sachs, por ejemplo, rebaja esa tasa al 1,5% en la segunda parte del año. No es de extrañar la caída del dólar a 1,27 euros. El mercado de la vivienda, tras estabilizarse, vuelve a debilitarse tras desvanecerse el apoyo gubernamental. Las ventas de casas nuevas han caído un tercio desde mayo. El riesgo de una nueva crisis está ahí. No es de extrañar el descenso del Dow Jones por debajo del nivel los 10.000 puntos, cuya pérdida ha trastocado las previsiones de los operadores.
Goldman Sachs apunta que lo que han sido hasta ahora los motores de la recuperación americana están desafalleciendo: por un lado, los estímulos del Gobierno y, por otro, la recomposición de existencias, que ya está completada. La inversión es floja. El gasto del Gobierno puede girar desde una aportación positiva al PIB a otra negativa por tener que aumentar los impuestos en 2011.
Los últimos datos, bastante negativos sobre la marcha de las manufacturas en EE. UU, en línea con lo observado en Europa y en menor medida en China, indican que el impulso industrial está cediendo, como refleja la caída de los precios de las commodities.En esta tesituras, el papel de los consumidores, que representan el 70% del PIB americano, vuelve a ser nuevamente crucial... Y, aquí, otro revés: la confianza de los consumidores USA ha caído tras tres meses al alza hasta 52,9 puntos, con un 62,8 esperado.
"La aversión global al riesgo aumenta de forma alarmante", advierte Morgan Stanley. Según sus analistas, "en EE. UU. se está abriendo una brecha entre, por un lado, cómo han visto hasta ahora los consumidores sus finanzas personales y las empresas sus negocios y, por otro, sus nuevas expectativas, más bajas". Esa brecha puede hacer que se venga abajo el consumo y la inversión. El disgusto del público americano con la economía, especialmente después de un paquete de gasto récord de 787.000 millones de dólares y de recortes de impuestos, puede erosionar la popularidad de Obama, que ha intentado achacar la culpa a la anterior Administración. La pérdida de 8 millones de empleos en la recesión podría costar al Partido Demócrata las elecciones de noviembre.