-¿Eres el líder de 'Los Aztecas'?

-digamos que soy el portavoz

-¿Por qué estás aquí?

-por homicidios -¿Cuántos?

-Unos cuantos....

-¿Por qué?

-Era parte de mí trabajo

-¿En que consistía tu trabajo?

-En entregas....y en trabajos feos.

-¿ejecuciones?

Eso

 

El samurai prefiere no entrar en detalles sobre el delito que lo condenó a la cárcel y menos, si entre "esos cuantos homicidios", está parte de su familia.

Le cayeron 20 años, se llama Jesús, y es el líder de 'Los Aztecas', pero todos le llaman 'El Samurai', porque cuando se pone hasta arriba de marihuana se le achinan los ojos. Tiene el cargo de 'sargento' dentro de la estructura de esta banda al servicio del cártel de Juárez en la guerra que sostiene contra el cártel de Sinaloa por hacerse con el control de una de las plazas más jugosas en el mundo del crimen organizado. A él nos remiten los propios presos para saber que está pasando con la violencia y a su lado es la mejor forma de caminar por los pasillos de esta prisión..

-¿Cómo es el sicario de ahora?

Son personas jóvenes e inmaduras que no han estado nunca en el negocio. De ahí vienen las ordenes ahora. Chicos de familias humildes y descompuestas y tienen ganas de cosas de comer bien de vivir bien. Son jóvenes y tienen sueños. la lástima es que duran muy poco porque en este mundo nuestro a vida es corta y todo se queda en sueños.

-¿De donde salen?

Muchos son jóvenes pero otro son padres de familia que hasta ahora trabajaban en la industria ensambladora y de repente les ofrecen diez veces más de lo que ganaban. Sólo por vender o informar.

-Al final siempre mueren los mismos

Son jóvenes humildes y desgraciadamente nos ofrecen lo que no nos ofrece el Estado. Empleos y dinero para mantener a nuestros hijos. La gente piensa que por el grado de violencia que vivimos a nosotros nos vale madre todo, pero nosotros también tenemos corazón y queremos a nuestros hijos y a nuestra familia. Los niños tienen que vivir, tienen hambre y tienen que comer.

-Pero los de arriba siguen tranquilos...

Sí, ellos se sientan (el gobierno) en primera fila para ver como nos destruyen. Y les divierte.

-¿Se han perdido los valores, incluso en el mundo del crimen?

Sí, es parte del problema. Antes las familias no se tocaban, tampoco había necesidad de descuartizar a nadie en veinte partes para que entendiera las cosas. Sabías que había gente inalcanzable a la que no podías hablar o ponerte en frente. Todo eso se ha perdido.

Moreno de piel y de voz, espigado y fibroso el Samurai lanza respuestas como disparos de AK-47, tan breves como claras, sentado sobre la cama de su celda.

Las cifras conocidas esta semana dan cuenta de un México con 10.000 muertos en los últimos diez meses, 33 cada día, 1’3 cada hora. Y en el centro de toda esa violencia Ciudad Juárez, con un tercio de todas las muertes. La ciudad que un día fue motor industrial del norte de México y puticlub del sur de EEUU, la misma a la que llegaron a divertirse gente como Frank Sinatra, Merilyn Monroe, Steve Mcqueen o Jhon Weyn, es hoy una polvorienta población atenazada por el miedo y que se desayuna cada mañana con una masacre. El mes de octubre termina en Juárez como el más sangriento, del año más sangriento, del México más sangriento desde la Revolución.

La celda que utilizamos para la entrevista es de las sencillas. Seis literas, manchas de humedad, un aparato de música, una televisión, fotos de vírgenes y familiares, algunas velas prendidas, un váter sin tapa, una ducha y la reja, siempre la reja. En los patios de la prisión murales prehispánicos con dibujos de Cuauhtémoc, de la mítica ciudad de Tenochtitlan o de Quetzlcoatl, la serpiente emplumada de los aztecas. Son las señas de identidad de una banda nacida en los noventa en las cárceles de EEUU pero que hoy trabaja a destajo para los grandes cárteles del narcotráfico.

-¿Cuál es la situación actual?

Estamos en una guerra....

-¿Por qué esta guerra?

Porque el Gobierno no está haciendo las cosas como deben de ser.

-¿Cómo se deben de hacer'?

El Gobierno tiene que sentarse y hablar como usted y yo y llegar a un acuerdo. Con policía y Ejercito esto se hace más grande. Lo estamos viviendo. Aquí hay una guerra y el presidente quiere frenar esta guerra con más guerra. Trayendo miles y miles de policías y soldados.

-¿Entonces?

Hay que crear industrias y puestos de trabajo porque esa es la base. Cuando se descompone el núcleo familiar, los hijos van y corren donde les ofrecen dinero rápido. Las soluciones que está dando el gobierno son obsoletas. Ellos no saben lo que pasa en las calles. Debe mezclarse con la sociedad y no lo hace. Tiene que vivir lo que vivimos nosotros, pasar lo que pasamos y carecer de lo que nosotros carecemos para entender lo que aquí pasa.

-¿Cómo se ha llegado a la situación actual?

Ahora se mata a los hijos, a la familia y se le corto la cabeza. Es un grado muy mucho de violencia y ya no es por poder, por influencias o por negocio, se mata por gusto

-¿Por gusto?

Sí, la mitad de las muertes en las calles son ya por gusto. Hay que gente cansada y enrabietada y cualquiera tiene un arma.

-¿Que opinas de la cadena perpetua para violadores y asesinos que empezará a aplicarse en Chihuahua?

Va a se peor y va a tensar aún más las cosas. Si por un muerto me echan cadena perpetua, y hay por ahí dos cabrones cerca, pues me los echo también.

Con el Samurai, y su lugarteniente Margarito, visitamos la huerta, la granja, el taller de pintura y hasta los gallos de pelea que se crían al interior de la prisión. Los Aztecas deben ducharse y afeitarse cada día, a mantener limpias las habitación y a cuidar su aspecto. Los que venden chucherías o artesanías en el patio pagan impuestos a este pequeño Estado creado al interior de la cárcel y que utiliza los recursos para adecentar el lugar, arreglar el campo de fútbol o pagar los atuendos para las celebraciones religiosas.

Pero el paseo se termina donde comienza el gigantesco muro, porque más allá están los 'Mexicles', al servicio del cártel del Golfo y los Artistas asesinos (AA), brazo ejecutor del cártel de Sinaloa. La prisión está dividida en tres zonas de enemigos irreconciliables que ni se ven ni se tocan. Más allá de estos muros y alambradas, donde comienza la calle y donde sí se ven y se tocan, comienza también la muerte. Los últimos, siete jóvenes ayer sábado durante una fiesta en una casa.