Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Profundidad  
 
04/01/2006 | Cuatro años sin mejorar la cultura democrática en la Argentina

Constanza Mazzina

Hacia fines del año 2001, podíamos encontrar y describir tres crisis que definían a la Argentina del momento: una económica, otra social y otra política. No me referiré en estas líneas a las dos primeras, sino a la última.

 

¿Qué reclamaba entonces la ciudadanía? Un recambio: nuevas caras, nuevas voces y, sobre todo, nuevas ideas. La sociedad civil demandaba a la clase política un cambio. Un cambio sustancial. Se evidenciaba una pérdida de credibilidad generalizada de los políticos, de los partidos, es decir, de la Política. Un avasallamiento de las instituciones democráticas y una burla del proceso electoral que nos condenaba obligatoriamente a votar por personajes de historietas, como Clemente o Mafalda. Culpables o inocentes, acusadores y acusados. Nosotros, los ciudadanos, los olvidados de siempre. Decía Raymond Aron que “los acontecimientos históricos tienen todo lo necesario para que se los transfigure en mitología. Están cerca de nosotros, son humanos y, en consecuencia, estamos inevitablemente tentados a atribuirlos a la voluntad clara y resuelta de algunos personajes, individuos o grupos, que se convierten en angélicos o monstruosos en razón misma del bien o del mal que se supone están causando.”


Cuatro años después la situación no es distinta. “Que se vayan todos”, la consigna que se escribía y se leía en todas partes quedó vacía, olvidada. Todo cambió…para que nada cambie. Las internas abiertas quedaron en el camino, aunque son Ley, pero la Ley no se cumple. La repartición de prebendas a cuatro manos es la moneda de cambio, sean estas Planes de algún nuevo tipo, heladeras, lavarropas o choripanes. Las prácticas (“malas costumbres”) institucionales y parainstitucionales no se han modificado. Las caras son las mismas, las ideas también.


El gobierno ya no tiene pretensiones hegemónicas sino una clara vocación hegemónica que arrastra consigo y sumerge todo en una retórica confusa -pero conciente- de “amigo vs. enemigo”: y por las dudas, todos son enemigos.


La oposición, entre cansada y vieja, no aparece. En los últimos días del 2005, ante el avance del Poder Ejecutivo sobre el Consejo de la Magistratura se ha esbozado una suerte de reunión opositora.

Repito, es una reunión, no una alianza ni una coalición, no los une lo que tienen en común sino lo que desprecian, como reza el dicho “no los une el amor sino el espanto”. Sin embargo, el avasallamiento desde la investidura presidencial - con su equipo de portavoces- y su constante burla a las instituciones republicanas no es novedad de las últimas semanas. Lo hemos vivido por mucho tiempo. Hemos escuchado su desprecio por la Cumbre -que, mal que nos pese ha sido una comedia para la prensa internacional-, por el Vicepresidente -es decir, por la institución de la Vicepresidencia, la ocupe quien la ocupe-, por los que tienen una palabra que decir, una voz que hacer oír. Plaza de negociaciones, la política debería ser representación comunicativa, foro de conversación y acuerdo. Pero nuestros actores están tullidos para esa gimnasia. El lenguaje, recurso democrático por excelencia, ha quedado desvencijado de tanto maltrato. El ambiente está saturado de palabras que son como arpones, de denuncias gritadas e insultos chillantes. Se dice poco pero se dice fuerte, nada se propone pero se amenaza mucho, nadie está dispuesto a escuchar. Es evidente que la confianza no crece de frases cargadas como explosivos.


Entonces, no debe extrañarnos que el consenso y el disenso se ahoguen en este clima que mana de la garganta de los protagonistas. La democracia, una sana democracia -que conjugue ideales republicanos y liberales en sus cimientos mas profundos- como ha señalado Norberto Bobbio, necesita tanto del consenso como del disenso: “el pluralismo permite darnos cuenta de una característica fundamental de la democracia de los modernos con respecto de los antiguos: la libertad, mas aún, lo lícito del disenso.”

Eso es lo que le permite crecer, arraigarse y fortalecerse: “(…) el disenso, cuando es mantenido dentro de ciertos límites establecidos por las llamadas reglas de juego, no es destructivo, sino necesario; una sociedad en la que el disenso no está permitido es una sociedad muerta o condenada a morir”. Porque ya no bastan las declaraciones de buena fe, los compromisos rimbombantes, sino que debemos ser claros en los costos, en los tiempos, en las posibilidades y en la eficacia de nuestras decisiones. En cada uno de nosotros hay una palabra que decir. El ejercicio de la tolerancia y del respeto es cotidiano. Auguro que en este año comencemos a transitar por esta senda.

Constanza Mazzina es Directora Académica de la Escuela Latinoamericana de Estudios Políticos y Económicos -ELEPE- (CADAL). Investigadora Junior de ESEADE y de la Fundación Friedrich A. von Hayek.

CADAL (Argentina)

 


Otras Notas Relacionadas... ( Records 1 to 10 of 5721 )
fecha titulo
11/11/2022 The Ultimate Unmasking of Henry Kissinger: Ambassador Robert C. Hilland the Rewriting of History on U.S. involvement in Vietnam and Argentina’s “Dirty Warâ€
10/11/2022 Un infierno astral se cierne sobre el Gobierno
24/04/2020 Argentina- Informe de Coyuntura semanal (versión corta) al 21 de abril sobre la situación política y económica argentina
20/04/2020 Argentina- Inflación y emisión: ¿qué pasará después de la cuarentena?
14/04/2020 Coronavirus en la Argentina. Alberto Fernández lleva al kirchnerismo a su lado más oscuro
09/04/2020 Argentina - Coronavirus: ¿No hay Estado presente para salvar a la economía?
06/04/2020 Argentina - ¿Una guerra de todos?
06/04/2020 El nuevo mundo de los corona-zombies
25/03/2020 Agentina - Informe de Coyuntura semanal (versión corta) al 24 de marzo sobre la situación política y económica argentina
22/09/2018 Sin dudas, la Argentina necesita volver a tener moneda


Otras Notas del Autor
fecha
Título
09/07/2006|
05/04/2006|
21/03/2006|
05/02/2006|
19/10/2005|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House