El panorama se aclaró en Perú: finalmente el candidato nacionalista Ollanta Humala disputará la segunda vuelta por la presidencia contra la derechista Keiko Fujimori, lo que abre paso a una campaña donde conquistar el voto popular y ganar confianza será decisivo.  

De esta forma "el escenario terrible" de un enfrentamiento entre "el cáncer terminal y el Sida" del que habló el Nobel de literatura peruano Mario Vargas Llosa se hizo realidad.

Pero en un término más claro, el cinco de junio los peruanos tienen que elegir entre la hija de un dictador y un candidato que representa a la extrema izquierda nacionalista. 

Con el 89,5% del escrutinio, Humala obtuvo 31,7% de los votos seguido del  23,3% de la congresista Fujimori -primogénita del encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000)-. Por su parte el liberal Pedro Pablo Kuczynski (PPK) quedo de tercero con 18,8%.

A la luz de los resultados los primeros balances dejan ver que las clases sociales menos favorecidas enviaron un claro mensaje, y por lo que respecta a  los partidos políticos, se evidenció un descalabro en las viejas formas de gobernar. 

El excoronel logró capitalizar el voto de los estratos más bajos de Perú. Ese 30,1% que lo lleva a balotaje es precisamente el 30% menos favorecido dentro del país, en el que creció 8,8% la economía en 2010 sin que los más pobres percibiesen ese beneficio; y fue allí donde su discurso desató pasiones.

 A sus 48 años, el nacionalista adoptó el estilo de un político moderado a diferencia de su primera campaña de 2006, y esta vez tomó distancia públicamente del presidente Hugo Chávez, a quien le pidió que no se entrometiera en Perú. Con ese discurso avanzó incluso en bastiones hostiles, como Lima.

Fujimori estuvo bendecida por los seguidores del régimen de su padre, quienes vieron cómo "el chino" derrotó la guerrilla de Sendero Luminoso e impulsó la economía, pero esa realidad también la desfavorece.  

Para algunos analista a Fujimori no le ha interesado crear una propia imagen, y al contrario, ha reforzado el recuerdo de su padre para capitalizar votos, por lo que en los próximos dos meses ganar la confianza de sus propios detractores así como los de "papá Alberto" será una tarea titánica.

Esta nueva campaña se prevé dura y polarizante donde se avivarán los miedos y los recuerdos entre ambos bandos.

"Por un lado, los no humalistas buscarán relacionar al candidato con el chavismo y derrumbar su imagen de demócrata, y por el otro, harán ver a Keiko como el recuerdo del pasado, el regreso del expresidente, con un escenario fatal: su indulto", estima Luis Esteban Manrique, editor de la revista Informe Semanal de Política Exterior.

Esta contienda obliga a los votantes que están en el medio a que se definan, "el problema es que los candidatos, el expresidente Alejandro Toledo y el ex alcalde de Lima Luis Castañeda que perdieron y el propio PPK, dividieron al voto moderado" por lo que unirlos a favor de Fujimori es bastante complejo, agrega Manrique.

La interrogante para los expertos es cómo harán para atraer a quienes no votaron por ellos "porque perciben en ambos candidatos una amenaza al sistema democrático", indicaba a Efe el escritor y analista  peruano Mario Ghibellini.

El traspaso de votos es complejo en Perú, y en un escenario de extremas diferencias, el debate se tornará interesante.