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06/02/2006 | La reforma de la seguridad social en Eslovaquia

Marian Tupy

Los políticos en Europa y América que siguen negando los enormes agujeros negros en el corazón del sistema de su pensión estatal deberían de observar las reformas extraordinarias que han sido implementadas en la República Eslovaca.

 

Esa diminuta nación de Europa Oriental que ya es famosa por su impuesto base, inició su reforma de la seguridad social el 1 de enero del año pasado.

Bajo el nuevo sistema del Primer Ministro Mikulas Dzurinda, los 2.2 millones de trabajadores Eslovacos tuvieron la oportunidad de elegir: podían permanecer completamente dependientes del sistema de pensión de pagos periódicos o colocar parte de su contribución al sistema de seguro social e invertirlo en una cuenta personal de jubilación administrada por diferentes fondos de inversión.

Las contribuciones del seguro social en Eslovaquia suman un 28.75% del sueldo bruto. Los trabajadores ahora pueden poner 9% de su sueldo en su cuenta personal de jubilación y 9% se va al sistema viejo. El resto cubre otros tipos de seguro o costos administrativos.

Hasta el momento, 1.1 millones de personas o 50% de los trabajadores con el derecho de elegir, optaron por la cuenta personal de jubilación y se espera que entre 300,000 y 400,000 personas más se cambiarán antes de la fecha límite del 30 Junio.

Sus ahorros, actualmente valorados en 8.5bn de coronas eslovacas, son administrados por ocho fondos de inversión creados con un objetivo—la administración de los ahorros de pensión. Hay ocho compañías administradoras de pensiones en Eslovaquia, dos de las cuales están siendo adquiridas por competidores más fuertes.

Cada una de esas compañías administra tres fondos de pensión, adaptados para retornos de “crecimiento,” “balance” y “conservadores”. Hasta el 80% del portafolio de fondos de “crecimiento” pueden ser sustituidos por acciones, mientras que el portafolio de fondos “conservadores” no puede contener acciones en lo más mínimo.

Los trabajadores jóvenes pueden elegir cualquiera de los tres fondos, mientras que los mayores, aquellos que estén a 15 años o menos de jubilarse, solo pueden elegir entre los últimos dos. Las compañías de pensión pueden hacer la mayoría de sus inversiones afuera del país, pero el 30% debe de permanecer en Eslovaquia.

Las reformas han se han implementado sin complicaciones, con la excepción del rendimiento de Socialna Poistovna, el proveedor estatal de seguro social, el cual ha sido acusado (resulta que imprudentemente) de recibir contribuciones de colectas para pensiones y pasárselas a los fondos de inversión.

Una vez que el anticuado sistema de computación de Socialna Poistovna, el cual causó retrasos que demoraron mucho las transacciones, sea evaluado como hace mucho prometió serlo, las contribuciones para pensiones deberían de fluir de los fondos del estado a los fondos de inversión más fácilmente.

La oposición popular a los planes de pensión del gobierno fue insignificante. El desencanto publico con el tumulto económico que dejo el antecesor de Dzurinda, Vladimir Meciar, le permitió a los partidos gubernamentales que la reforma de pensión formara parte de su plataforma electoral en el 2002.

A los eslovacos también les gustó el hecho de que las cuentas personales de jubilación constituían su inviolable propiedad privada—a salvo de los políticos. Previo al lanzamiento de las cuentas personales de jubilación, el gobierno se embarcó en una campaña publicitaria extensa, explicando los detalles y posibles beneficios de la reforma de pensión para el público.

Finalmente, muchas de las reformas propuestas fueron adoptadas temprano, dejando más tiempo para que las nuevas leyes se implementen, se vuelvan más ampliamente aceptadas, y en algunos casos, alteradas.

Pero el gobierno actual es impopular y algunos de sus miembros están siendo acusados de corrupción. En septiembre, Eslovaquia enfrentará una de sus más importantes elecciones desde su independencia en 1993.

Aunque tiene mucho qué hacer para combatir la corrupción, las políticas de mercado libre de Dzurinda han resultado en un alto crecimiento económico y una rápida disminución en la tasa de desempleo. En el 2005, la economía creció por un 5.6% y está pronosticada a crecer por un 6.2% en el año 2006. El desempleo cayó a 11% en el 2005, por debajo del 18% del 2000.

Roberto Fico, el adversario socialista y líder en los sondeos de opinión, deberá ser felicitado por mantener el gobierno transparente y responsable.

Lo mismo no puede ser dicho de su determinación de reversar muchas de las políticas públicas de Dzurinda, incluyendo el impuesto base y la mayor flexibilidad en el mercado laboral. Habiendo ya emprendido las reformas que otros irán a tener que confrontar, los eslovacos serían perjudicados con un paso hacia el pasad

Traducido por Peter Lamport para Cato Institute.

El Cato (Estados Unidos)

 



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