EL PLENO empleo de tal axioma suele registrarse durante las etapas comiciales o ante acontecimientos significativos. Especialmente las ciudades del interior lo sabemos muy bien. Por caso, las promesas de las autoridades bonaerenses --a su paso por nuestro medio-- de fomentar el turismo regional y pavimentar el acceso a Pehuen Co. Al margen de los dos exiguos kilómetros de reencarpetamiento, la ruta presenta hoy, en algunos sectores, un aspecto calamitoso.

PERO MAS fervor aún produjeron las promesas formuladas por el presidente Néstor Kirchner en su visita a nuestra ciudad, cuando prometió la inversión de importantes sumas en nuestro medio para respaldar el firme progreso regional.

SE RECORDARA, como daba cuenta una reciente nota publicada en este diario, que entre otras significativas obras anunció la construcción de las escuelas de Educación Media Nº 11, de Villa Rosas, y Nº 15, del barrio Albatros; de Educación Técnica Nº 3, del barrio Pacífico, y del Jardín de Infantes Nº 933, de Villa Serra.

DICHAS ESTRUCTURAS estaban incorporadas al plan nacional 700 Escuelas, lanzado por el presidente hace más de dos años, que preveía el equipamiento informático y construcciones de última generación, con sistemas de calefacción y aire acondicionado.

A PESAR DEL tiempo transcurrido, y ante un nuevo ciclo lectivo, la realidad que vemos es otra. O, si se quiere, la misma de siempre. Desde luego, no faltan argumentos para justificar el atraso o la frustración de tales emprendimientos. Por un lado, se mencionan las exigencias del Banco Interamericano de Desarrollo, que financiaría el proyecto, y, por otro, la coordinación con las autoridades provinciales.

ES LO QUE ocurre siempre. Del mismo modo que las promesas nunca faltan, tampoco escasean las excusas para justificar por qué no pudieron cumplirse. Una buena definición del político contemporáneo es aquella que dice que debe ser un hombre capaz de prometer grandes logros que se alcanzarán de modo indefectible con su mediación, y luego demostrar, con argumentos más convincentes aún, por qué no pudieron concretarse. Otro tanto ocurrió con los planes de viviendas, cuya inminencia alentó múltiples esperanzas y que luego no se pudieron llevar a cabo por detalles "secundarios", como la no disponibilidad de terrenos.

MAS SENSIBLE es el tema relacionado con el rubro educación, un ámbito que durante las últimas décadas ha sufrido deterioro tras deterioro, con las consecuencias nefastas que se reflejan en todos los niveles de la gestión oficial. Desde la enseñanza primaria hasta la universidad.

CURIOSAMENTE, TAMPOCO parece haber ente alguno que se alarme o haga oír su voz ante estos incumplimientos, que, a no ser en ocasiones por la inquietud periodística, caerían en el olvido y todo seguiría estando como era entonces. Sin que la falta del cumplimiento de la palabra empeñada se haga, al menos, acreedora a la sanción política o moral por parte de la comunidad. Lo cual fomenta el pernicioso hábito de prometer sin bases sólidas y vivir con la mente puesta en expectativas que pocas veces se cumplen. Y que consumen el tiempo y los esfuerzos de la sociedad. Olvidando, paradójicamente, un lema acuñado en el seno del mismo partido que hoy lidera el presidente: "Mejor que prometer es realizar". ¿O es que la amplitud inagotable de las promesas reditúa mucho más que las esforzadas realidades?