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07/04/2006 | La supresión de la libertad de Beijing

Robert T. McLean

El 8 de marzo, el gobierno chino y los inversores occidentales se reunieron en el cuartel general de Naciones Unidas en Nueva York para desvelar un producto cuyo nombre se deriva de la frase swahili “sin preocupaciones”. El nuevo producto no obstante, un motor de búsqueda en internet llamado Accoona, es motivo de extensa preocupación.

 

El control de Beijing sobre los medios y la expresión se encuentra entre los más férreos del mundo, y su control de internet no es diferente. Con pocas señales de relajar sus políticas de censura, y la sociedad de la China Daily Information Company con Accoona, parece que el mayor instrumento en el avance de la libertad de expresión no logrará superar la barrera informativa que rodea a la República Popular de China.

Con la introducción de internet en China en los años 90, la esperanza era – y sigue siendo en cierta medida – que la expansión de la actividad de internet provocase que el monopolio de la información por parte del Partido Comunista de China (CCP) se agrietase y el régimen se viera posteriormente forzado a aceptar un intercambio de ideas más liberal. Claramente esto no ha prosperado, y la censura de internet en China continúa suprimiendo la disponibilidad de información objetiva. Las organizaciones no gubernamentales The Freedom House y Reporteros sin fronteras han calificado a los chinos en el puesto 177 (de 194) y 159 (de 167) respectivamente en lo que a la libertad de prensa concierne. Así, el aparato de control de internet de China ha sido bautizado creativamente como "el gran cortafuegos de China".

Lucie Morillon, de Reporteros sin fronteras, observaba en su testimonio del 15 de febrero ante el Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara: “La mayor parte de los regímenes autoritarios intentan controlar lo que hacen y leen sus ciudadanos online, pero China es la ganadora de lejos”. Google, Microsoft, Yahoo!, y otras compañías americanas tienen mucho que perder en la expansión del mercado chino, y han estado bregando de manera célebre con las complejidades de hacer negocios con Beijing. La tecnología y la formación han estado llegando de compañías radicadas en Estados Unidos y Europa con el fin de permitir al régimen chino monitorizar y censurar la actividad en internet con énfasis particular en proteger "la seguridad, el honor y el interés de la madre patria”. Hasta la fecha, se estima que de 30 a 40.000 chinos están empleados por el gobierno para controlar la actividad en internet, y las compañías americanas se encuentran bajo creciente presión a la hora de tomar decisiones difíciles.

China es el hogar de 100 millones de usuarios de internet – de apenas 34 millones en el 2002 – y esa cifra crecerá inevitablemente. De hecho, el mercado es tan atractivo que la página de Google de China virtualmente elimina cualquier referencia crítica al régimen, como la masacre de la Plaza de Tiananmen de 1989 y las páginas que tratan de temas relativos a la democracia y los derechos humanos, así como ciertas descripciones de los sucesos en el Tibet, Taiwán, y la provincia occidental de Xinjiang. Adicionalmente, Yahoo! ha ayudado presuntamente al régimen chino a rastrear a al menos dos usuarios cuyas actividades en internet el estado consideró perjudiciales para los intereses nacionales. El grado de éxito del gobierno a la hora de aplastar todo material que juzgue ofensivo con su “gran cortafuegos” ha perjudicado los esfuerzos norteamericanos por promover la democracia y los derechos individuales tanto en China como en todo el mundo. No obstante, este muro podría demostrar ser igual de difícil de derruir que el que dividió Berlín durante casi cuatro décadas.

Un obstáculo para que los esfuerzos occidentales por obstruir la libertad para censurar internet de Beijing bien podría ser el crecimiento de Accoona. El acuerdo de julio del 2004 entre Accoona y la China Daily Information Company cimentó un acuerdo a 20 años que proporciona al motor de búsqueda radicado en Nueva Jersey los derechos exclusivos para convertirse en el proveedor oficial de ChinaDaily.com. Esencialmente una rama del Consejo Estatal de Información, China Daily, de propiedad gubernamental, es simplemente otro instrumento de la maquinaria propagandística del Partido Comunista de China. Con más de 5 millones de visitantes al día, la página de noticias china brindará a Accoona un porcentaje sustancial del sector de búsquedas en internet del país,y es probable que esa misma sociedad redunde en la expansión de la influencia gubernamental en Accoona.

Un informe de la Freedom House difundido en febrero ilustra “cómo un sistema de control que se originó bajo condiciones totalitarias clásicas está siendo ajustado, refinado y modernizado para cubrir las necesidades de una dirección política que quiere disfrutar de los beneficios de la economía global sin arriesgar su dominio político completo”. Accoona es un ejemplo de libro de cómo espera el CCP expandir la economía china al tiempo que suprime la libertad de expresión que acompaña a menudo a la globalización. Accoona fue diseñada en parte para ayudar a proporcionar a empresas y particulares una herramienta para ubicar e identificar a compañías de todo el mundo, con un énfasis particular en ayudar a las empresas chinas a explotar las Olimpiadas del 2008 a celebrarse en Beijing.

De ese modo se encuentran en su sitio los mecanismos que no sólo permiten la expansión de la economía china a través de internet, sino que con el enfoque de Accoona orientado a la empresa, el régimen utiliza internet con eficacia para ayudar a lograr la expansión económica. Sin embargo, que nadie se engañe creyendo que la directiva de Beijing está dispuesta a sacrificar su dominio político en favor del avance económico. Como articulaba el académico de la Universidad de Princeton Perry Link en una audiendia de la U.S.-China Economic and Security Review Commission el pasado abril, muchos creen pletóricos que "un nuevo tipo de liberalismo" ha llegado a China, pero “eso es un error, un error serio”. Capítulo aparte es que desde su llegada al poder en el 2003, el presidente chino y presidente del CCP Hu Jintao ha incrementado en la práctica el control sobre los medios. Reporteros sin fronteras ha extraído una conclusión similar con la afirmación directa “El futuro de la libertad de expresión electrónica en China no tiene buen aspecto".

Sin embargo, aquellos deseosos de convencerse de que el incremento de la transparencia es inevitable en China deberían recibir una lección de la historia reciente, puesto que la industria mediática china experimentó una serie de reformas en los años 80 que ofrecen perspectivas valiosas hoy. La década fue testigo de la condescendencia por parte del CCP hacia los anuncios comerciales en los medios. Esto resultó en una expansión en el número de cadenas como potencial para generar un incremento de los beneficios. La posterior proliferación y diversificación de fuentes de información produjo la premisa extendida de que el gobierno sería incapaz de controlar la industria mediática en expansión, y que la sociedad estaba destinada a abrirse.

Mientras que el número de corporaciones mediáticas sí que se incrementó realmente, aún se pedía que los directores de más alto nivel fueran nombrados por el Departamento de Propaganda. Una vez que el candidato había sido aprobado – vale la pena notar que hoy es aún el caso – el director no sólo recibía un salario relativamente elevado, sino posilbilidades laborales dependientes de su gestión. Cualquier ofensa al régimen probocaba que un director perdiera su trabajo; en consecuencia, un clima de autocensura saturaba las corporaciones mediáticas. Aquellos que predecían mayor libertad mediática fueron refutados por la historia, y parece que este escenario está destinado a repetirse a sí mismo en China – esta vez con internet.

Examinar los sucesos de la China de los años 80 en los medios y aplicarlos a los debates que rodean la capacidad de internet de transformar el control del poder del Partido Comunista Chino es instructivo. Nuca se desarrollaron unos medios libres en China tras la expansión de las organizaciones de prensa y medios porque el régimen se aseguró de que el único modo de hacer dinero fuera seguir la línea del partido a pies juntillas. Actualmente las circunstancias han cambiado poco. Mientras las compañías de internet compiten por la cooperación y la aprobación de Beijing para dominar el vasto y creciente mercado chino, debería haberse visto venir que el CCP tendría un éxito astronómico en mantener su control sobre el flujo de información libre.

El Congreso de Estados Unidos, sin embargo, se ha ocupado del tema cuando Christopher Cox reintroducía su Global Internet Freedom Act en mayo del 2005. Actualmente la propuesta de ley se encuentra en el Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara, aunque no está claro cómo afectaría esta ley a las compañías americanas que hacen negocios en China. Es probable que las crecientes medidas regulatorias inhiban los motores de búsqueda americanos relevantes a la hora de sostener su procentaje del mercado en China. Conforme el escrutinio se incremente tanto en los medios como en el Congreso, corporaciones como Google, Microsoft, Yahoo!, o Cisco empezarán a preocuparse por las repercusiones en su principal mercado – Estados Unidos – con respecto a su reputación con usuarios e inversores, así como a la legalidad de sus operaciones en China.

Esto es lo que hace tan temibles a compañías como Accoona. Accoona está ingeniada de cara a China, no a Estados Unidos. La influencia del gobierno chino en la compañía sobrepasa con creces a la de sus inversores europeos y americanos. De hecho, mientras que la presentación de la compañía el 8 de marzo sí tuvo lugar en Estados Unidos, la localización elegida – el cuartel general de Naciones Unidas – no carece de significado. Y mientras se introducen nuevas leyes para regular a las compañías americanas de internet en China, el gobierno chino se encontrará en una posición privilegiada para sobornar a los inversores occidentales de Accoona.

La página web oficial de Accoona afirma que la China Daily Information Company “posee un procentaje significativo de la sociedad en Accoona Corp.”, y que con la sociedad a 20 años, “Accoona está posicionada para ser el principal motor de búsqueda de internet en la economía de crecimiento más rápido del siglo XXI". Con estos avances, el gobierno chino puede ser inmune a las medidas regulatorias aprobadas en Estados Unidos, mientras Accoona se blinda en una compañía esencialmente china y busca los favores del CCP, no del Congreso de Estados Unidos. Así, para aquellos que continúan estando engañados por la noción de que internet proporcionará un catalizador de la transparencia en la República Popular de China, el caso de Accoona muestra que es probable que el régimen chino tenga una influencia mucho mayor sobre internet de la que internet tendrá sobre el régimen.


Robert T. McLean is a Research Associate del Center for Security Policy de Washington, D.C.

Traducción: Grupo de Estudios Estratégicos

Grupo de Estudios Estratégicos (España)

 


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