Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Medio Ambiente  
 
14/04/2006 | Agua y demografía

Rodolfo Echeverría Ruiz

Los diversos temas relacionados con el agua no pueden estar confinados a los discursos enardecidos o a la retórica coyuntural. Han de asumirse a partir de una profunda, bien informada reflexión política.

 

La escasez de agua en unas regiones y su homicida exceso en otras delata las más crudas llagas de la injusticia social y denuncia la inviabilidad de nuestro país si no fuéramos capaces de llevar a cabo una efectiva reforma social alejada de la demagogia y de los extremismos que hacen inoperante cualquier esfuerzo de transformación auténtica.

Esa reforma pasa por la de la administración y distribución del agua. El fenómeno atenaza al mundo entero. Sin embargo, el caso mexicano es singular aunque se asemeje a algunos de la India y a los prevalecientes en ciertas regiones africanas muy pobres.

Uno de nuestros problemas superlativos, relacionado de manera íntima con el del agua, consiste en las características peculiares de nuestra conformación demográfica. El llamado "derecho al agua" será un sueño, una utopía, mientras persista y se encone la trágica realidad representada por la multiplicación de las aldeas minúsculas, aisladas e inaccesibles, diseminadas en el vasto territorio nacional.

Entre 1970 y 2000, los asentamientos rurales pasaron de 95 mil 400 a 196 mil 328. Paradoja de paradojas: menos mexicanos viven en un número mucho mayor de localidades. Se redujo la población rural de 41% a 25%, aunque se duplicó la cantidad de los microasentamientos. (INEGI).

Y ahora lo espeluznante: de aquellos 196 mil 328 asentamientos, 108 mil registraron una población menor a ¡100 personas! Calcule, lector, la magnitud del problema.

Es imposible llevar agua a cada uno de esos miles de pequeños lugares encaramados en zonas inalcanzables en su mayoría. El agua es un derecho, sí, pero éste no puede ejercitarse en localidades adonde el líquido jamás llegará. Una administración racional de la escasísima agua mexicana debería convertirla en poderoso instrumento capaz de revertir la descomunal dispersión de la cuarta parte de los mexicanos. El agua debe ser factor decisivo para inducir un verdadero -y urgente- programa de redensificación demográfica.

La mayoría de nuestra población se concentra cada vez más en asentamientos urbanos. En los más de ellos se vive en condiciones miserables, sin horizonte, en la desesperanza. Nuestro proceso de urbanización no ha significado, en todos los casos, las victorias de la libertad y de la democracia. Muchas de nuestras periferias constituyen verdaderas aglomeraciones "desurbanizadas".

Ese es uno de los efectos de la emigración continua desde nuestras zonas rurales, atrasadas y paupérrimas, hacia suburbios "urbanos" desintegradores y marginados por igual. En esas colonias humilladas por la injusticia social el agua constituye el problema básico.

El agua se conduce desde zonas muy remotas. Ese esfuerzo ingenieril supone gastos estratosféricos, financiamientos costosos. Toda esa gigantesca tarea choca de manera brutal con la realidad: ¿traer el agua desde remotos lugares, y a costos elevadísimos, para despilfarrarla o casi no cobrarla a quienes menos la cuidan y la consumen en sus albercas y jardines?

Es imprescindible iniciar un verdadero programa nacional encaminado a reducir una dispersión demográfica que hace imposible la solución de los problemas más graves de México. Comencemos con una decisión de elemental justicia: el agua debe ser cara, muy cara, para quienes la desperdician.

Analista político

El Universal (Mexico)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
29/05/2007|
29/05/2007|
05/01/2007|
05/01/2007|
26/05/2006|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House