Pues bien, aunque dicha enfermedad no se encuentra todavía entre los problemas del presidente Bush, la alegría que demuestran algunos corresponsales de prensa españoles en EE.UU. al hablar de sus dificultades supera la del cantor del carcinoma.

En las últimas semanas Bush ha hecho dos movimientos inteligentes. Primero ha apartado a su mano derecha, Karl Rove, de sus labores en el gabinete, para volver a involucrarlo en lo que lleva haciendo para Bush desde 1994 sin fallar una sola vez: ganar elecciones.

Ahora los republicanos necesitan vencer en las legislativas de noviembre y las previsiones son muy malas. Hay dos elementos exógenos en los que Rove podrá influir poco: el precio del petróleo y la marcha de Irak. Pero el factor decisivo en las victorias republicanas de las últimas décadas está en la participación electoral.

Y la de los republicanos viene motivada por la inspiración que se les pueda generar y la rebeldía contra iniciativas demócratas que intenten recortar sus logros de los últimos años. Y ese es el tipo de campaña en el que Rove es un maestro.

La otra gran jugada es el nombramiento de Tony Snow como portavoz de la Casa Blanca. Bush ha demostrado con ello que escucha las críticas que se le hacen -Snow fue duro con él en la Fox- y Snow sabe que una Administración con crisis de imagen en su segundo mandato nunca recupera la gloria que alcanzó en el primero. Ahora Snow se enfrenta al nuevo trabajo sabiendo que su primera misión es enfrentarse con los periodistas acreditados en la Casa Blanca.

Cuanto peor hablen de él, mejor estará defendiendo los intereses del presidente -que es quien le contrató. Si empiezan ustedes a oír elogios de Snow, es que lo está haciendo mal.

El reto de Snow es llenar ahora las televisiones de medio mundo con su defensa de una Administración muy mal comprendida en casi todas partes. Y él no cuenta ni con el apoyo de muchos republicanos que no quieren saber nada de una Administración que apoya políticas incómodas.

Lo que seguro que no hará Tony Snow -para algo tiene que valerle su experiencia profesional- será caer en la vieja trampa de que transcurridas casi tres cuartas partes de la Presidencia de Bush, el truco ahora sea dar a los periodistas más acceso al presidente para que lo conozcan mejor y hablen de él más positivamente.

Eso no ha funcionado nunca en ningún sitio. Bush lo sabe y se ha asegurado de poner a su lado a alguien que lo tenga claro. Alguien que no devolverá a esta Presidencia el empuje que tenía un año después de ganar las elecciones, pero sí le ayudará a avanzar mucho.