Dichos acuerdos no hacen más que desestabilizar al rol de los organismos regionales de integración y polarizan ideológicamente a los países del continente americano. Es una lástima que Evo baile ingenuamente al ritmo de Chávez y siga ideológicamente a Castro porque históricamente Bolivia siempre se ha mantenido independiente y nunca se ha alineado a nadie. Por iniciativa de Evo, dichos mandatarios suscribieron el Tratado de Comercio de los Pueblos (TPC) y tienen la esperanza que Humala del Perú gane las elecciones y se sume a ellos. Bolivia considera al TPC como respuesta al neoliberalismo y como modelo de integración comercial entre los pueblos con fines de desarrollo que limite a los inversionistas extranjeros y a las transnacionales.

El TPC se firmó poco después de la renuncia de Chávez a la CAN en protesta porque Perú y Colombia suscribieron TLC con EEUU. “El trío” considera al TLC como “un mecanismo de imposición y coloniaje”. En esa oportunidad, Bolivia se inscribió al ALBA, creado por Chávez en contra del ALCA.

El acuerdo del TPC es una lista de enunciados que no son más que un saludo a la bandera porque Bolivia apenas vende 160 millones de dólares a Venezuela e irrisorios 5 mil dólares a Cuba, lo que representa menos del 10% de nuestras exportaciones que alcanzan a 2.700 millones de dólares. El convenio beneficia más a Cuba porque simplemente vende servicios en tanto que a los exportadores les interesa vender productos y obtener divisas. Con Venezuela el negocio se presenta mejor porque ha asegurado que comprará toda la soya boliviana, dará un crédito de 100 millones de dólares y donaciones, y nuestro país importará diesel. Lo importante, sin embargo, es que compre los derivados de la soya.

Bolivia está en libertad de firmar acuerdos con quien quiera, pero debe ampliar su visión en sentido de abrir otros mercados. Si suscribe el TLC con EEUU en cinco años, medio millón de bolivianos tendrían empleo y se multiplicarían las fábricas. Desgraciadamente nuestro comercio exterior está en manos de un grupo anti TLC que carece de toda visión comercial globalizadora. Por ahora, lo único positivo es que Bolivia no se retirará de la CAN.

A fin de año concluye el ATPDEA con EEUU al que vende productos como manufacturas, joyería, cueros y maderas y al que exporta 180 millones de dólares generando 70 mil puestos de trabajo. Lo más probable es que EEUU no quiera prorrogarlo especialmente por las señales negativas que ha dado Bolivia. Entonces, ¿quién comprará esos productos? Es fundamental desideologizar el comercio exterior y hacer negocios que traigan beneficio a los bolivianos. Recordemos que Chile, tras un año de firmar el TLC con EEUU sus exportaciones llegaron a mil millones de dólares, ejemplo a seguir.