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16/12/2013 | Chile- La socialista que enamora a las clases medias

Jorge Barreno

Su personalidad arrolladora es una de las claves de su éxito. Dejó la presidencia en 2010 con un 84% de popularidad

 

"Como un complicado parto". Así calificó Michelle Bachelet, a su círculo más cercano, su regreso a Chile el pasado marzo. Lo hizo para ponerse al frente de la izquierda y tratar de dirigir el país en un segundo mandato, algo que no había sucedido nunca en la historia reciente chilena. Y su mérito es todavía mayor en un país tan conservador. Con su mística, su empatía y su afabilidad, Bachelet ha marcado varios hitos.

Michelle Bachelet Jeria (62 años), pediatra de profesión, sufrió muy de cerca la represión pinochetista. Su padre, Alberto Bachelet, era general de la Aviación, por lo que durante 1958 la familia vivió en la base aérea de Cerro Moreno, en Antofagasta, al norte del país. Allí se conocieron Michelle y su ahora rival política, Evelyn Matthei, candidata de La Alianza, la derecha chilena. Aunque, como la misma Bachelelet reconoce, se hizo más amiga del hermano de Matthei, del que fue polola [novia], siendo apenas una niña.

Con la llegada del régimen pinochetista y la caída de Allende comenzaron los problemas para la familia Bachelet. En 1975, Michelle tuvo que partir al exilio junto a Ángela Jeria, su madre. El año anterior su padre había muerto de un ataque cardíaco ocasionado por las torturas que sufrió en la Academia de Guerra Aérea (AGA), dirigida por el general Fernando Matthei, padre de Evelyn.

Junto a su madre, Michelle primero se asentó en Australia, donde ya se encontraba su hermano, y después en Alemania Oriental, donde trabajó y realizó un postgrado. En 1979, en pleno fragor dictatorial, decidió regresar a Chile para luchar contra la dictadura. Mientras militaba en las juventudes socialistas, cuidaba de sus tres hijos -Francisca, Sebastián y Sofía-, siendo madre soltera, algo nada usual en la época.

Su llegada a la política

Con la llegada de Ricardo Lagos al poder en el año 2000, Michelle Bachelet fue nombrada ministra de Salud. El entonces presidente le pidió una tarea titánica: terminar con las largas listas de espera hospitalarias en tres meses. No lo logró. Sin embargo, cuando Lagos visitó un centro médico para evaluar la situación, una mujer se le acercó para elogiar a su ministra y pedirle que la mantuviera en el cargo.

Dos años después ocupó la cartera de Defensa, en lo que fue hasta entonces, el mayor desafío de su carrera. Tratar con los militares siendo hija de uno de ellos pero víctima de la dictadura, no fue fácil. Desarrolló su labor sin mirar hacia atrás pero sin olvidar el drama que arrastró el país.

Sus esfuerzos por superarse, su estilo ameno y esa imagen prototípica de mujer de la clase media chilena le abrieron las puertas para suceder a Lagos y convertirse en la primera mujer que ocupó democráticamente La Moneda entre 2006 y 2010.

Al dejar la presidencia de Chile el 11 de marzo de 2010, Bachelet tenía un 84% de popularidad, según las encuestas, a pesar de su criticado papel en las tareas de emergencia del terremoto de 8,8 grados Richter que el 27 de febrero de 2010 sacudió el país.

Tras su mandato se fue a Nueva York, donde ejerció como directora ejecutiva de ONU Mujeres hasta marzo de 2013, día en que anunció su renuncia por «razones personales». Regresó a Chile el 27 de marzo. La encuesta realizada por el CEP (Centro de Estudios Públicos) a finales de 2012 había revelado que, pese al exilio neoyorquino en el que se encontraba Bachelet, un 54% de sus compatriotas estaba dispuesto a votarla si se volvía a presentar a las urnas. Y lo hizo.

Una personalidad arrolladora

Su personalidad arrolladora es al mismo tiempo de una gran sencillez. Lo que más le gusta es cocinar y comer bien. Comerse una cazuela después de regresar de una gira, cansada, es su mejor remedio y casi una necesidad. Le gustan el pastel de choclo [maíz], los mariscos, el pescado, los porotos granados [judías pintas]. "Es bien chilena, pero también le gusta la comida sofisticada", comentó su madre, Ángela Jeria, en una entrevista.

Bachelet ejerce de feminista; la mitad de su comando electoral son mujeres. Los ciudadanos de clase media, desencantados con la élite política, adoran a la socialista. Los críticos aducen que su popularidad depende demasiado de su personalidad, y muchos votantes de izquierda desilusionados con su primer mandato por sus políticas moderadas son escépticos de sus promesas de cambio.

Bachelet promete que va a impulsar varias reformas, incluyendo un aumento de los impuestos para financiar mejoras en la educación pública, cambios en la Constitución heredada de la dictadura y la legalización del aborto para algunos casos. Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta cómo lo hará...

El Mundo (España)

 


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