La empresa minera VALE DO RIO (Brasileña y segunda en el mundo) acababa de huir despavorida de la Argentina con un portazo, acosada por los chantajes de De Vido y la AFIP. El potasio es un mineral importante para la industria alimenticia, la inversión que se perdió el país conlleva a una catástrofe de derrumbes, desempleo y quiebras y no sólo en Mendoza. Además deteriora la vital relación con Brasil.
El régimen demagógico
existente en nuestra nación ha logrado en una década la hazaña de retrotraer o
retroaccionar la situación energética actual para asimilarla a la Argentina
anterior a 1958. Ahora de nuevo se importan el petróleo y el gas natural en
proporciones alarmantes por tratarse de una economía cuya matriz energética se
basa predominantemente en esos dos hidrocarburos, los cuales otra vez (igual
que en 1957) deberán pagarse afuera a precios exagerados en inalcanzables
divisas foráneas tras el drama constante y masivo de sufrir la escasez de
electricidad y calor para el elemental consumo doméstico, industrial, comercial
más los servicios. Hace más de medio siglo atrás los cortes de luz programados,
el obscurecimiento de las ciudades y las restricciones eléctricas al consumo
decayeron en una tradición sórdida que duró más de dos décadas (anteriores a
1960) sin inversiones ni política crediticia, aunque también perturbados por la
segunda guerra mundial y los prejuicios desatados durante la larga guerra fría…
¿Cómo lograron Frondizi, Frigerio y Sábato autoabastecer el país de
combustibles en sus cuatro años de gestión jaqueada por un clima golpista
enardecido de pasiones políticas intolerantes? por lo cual se llegó a violentar
e interrumpir tan injustamente ese mandato constitucional.
ANALOGÍAS CON BRASIL
Los brasileños lograron su hazaña en el mar mediante rondas de licitaciones que
encabezó el estadista Fernando Henrique Cardoso desde 1993, primero desde el
ministerio de Economía para extenderlo en sus dos mandatos presidenciales (1995
hasta 2003) y la “continuidad respetuosa” de sus sucesores en el cargo.
Resolvió con inteligencia el problema del monopolio estatal Petrobras,
equivalente de nuestra obstructiva y antieconómica YPF. No por casualidad en
ambos países se sufrió por décadas el cepo paralizante del estatismo
nacionalista exacerbado, el cual nunca resolvió de fondo el problema de la
necesidad de inversiones y el financiamiento independiente, tanto de organismos
públicos como privados.
Cardoso empezó por desactivar el monopolio ejercido por Petrobras transformando
al pesado ente en una compañía privada eficiente y competitiva, conservando el
Estado brasileño un 38% de las acciones. Tanto Frondizi como Cardoso
desplegaron rondas de licitaciones transparentes convocando a los capitales
privados. En el caso de Frondizi en un comienzo se optó por la urgencia de las
contrataciones directas tan sólo para resolver con rapidez el problema candente
del egreso de divisas que significaban las apabullantes importaciones de
combustibles, tal cual ocurre en nuestro actual sincrónico intríngulis adonde
nos han traído los estatistas con sus congelamientos de tarifas, subsidios y
aislamiento. Por culpa de los Kirchner y De Vido tendremos que gatillar los
argentinos en importaciones más arriba de la brutal suma de 12.000 millones de
dólares en este trágico 2013
Aún tras los ejemplos brillantes de Frondizi y Cardoso, el actual sistema
"nacionalista" carecería de honestidad, capacidad, coraje,
inteligencia y decisión para enfrentar el noble desafío o aventura común para
recuperar el autoabastecimiento pues estamos demasiado lejos de ser y parecer
una república en serio.
LA FILOSOFÍA TRIBUTARIA DE FRONDIZI Y CARDOSO
Ambos estadistas contrataron las inversiones para la exploración y producción
en sencillos acuerdos contractuales. El Estado de Brasil a través de la Agencia
Nacional de Petróleo (ANP) y la Argentina mediante una YPF representada por el
Dr. Arturo Sábato, Delegado del Presidente de la Nación hasta la fecha de constitución
de un Directorio formal de esta empresa. Ante la compleja situación del
estatismo cerrado de la primera mitad del siglo XX (excepción hecha de la
gestión Alvear-Mosconi) Frondizi optó por inéditos contratos de “locación de
obras y de servicios” utilizando con inteligencia la presencia inevitable de
YPF para adoptar una novedosa política de impuestos. La etapa exploratoria era
asumida en sus riesgos por el contratista durante cinco años a cara de perro,
si en ese lapso no se descubría petróleo, el contratista perdía todo lo
invertido. Las empresas sólo cobraban lo pactado cuando descubrían el petróleo
y desde ahí percibían el monto pari passu con la producción. El precio para el
contratista por sus prestaciones se calculaba rigurosamente dentro de una
ecuación económico-financiera contenida en las cláusulas de las obras y
servicios que realizaban para explorar, extraer el petróleo y entregárselo todo
a YPF como si fuera una venta.
Las modalidades más clarividentes que encontró Frondizi para lograr las
inversiones y el crédito descansaron en el eje de la política impositiva y la
confianza demostrada entre ambas partes contratantes. La descripción de lo
actuado -hace más de medio siglo atrás- parece una antípoda graciosa con
respecto al papelón desastroso del presente régimen importador-subsidiador de
Kirchner y De Vido. A juzgar por sus resultados: en 2012 se despilfarraron tan
sólo en las carísimas importaciones de gas "regasificado" la friolera
de diez mil millones de dólares, con regocijado placer y provecho de los
máximos titulares del Kirchnerismo y de Enarsa.
En el inteligente sistema de los dos presidentes sudamericanos bastaba con sólo
eximir a los contratistas de los impuestos distorsivos y absurdos, favoreciendo
las inversiones y el crédito barato sin perjudicar a ningún fisco. Frondizi le
regaló al pueblo de su país el bienestar de una energía barata y abundante ¡que
ahora añoramos!!! obtenida en plazos muy cortos, circunstancia esperanzadora
para los argentinos que hoy padecen el sistema “ultratributarista y corrupto”
de los voraces estatistas cuya obcecación hace naufragar hasta las más mínimas
posibilidades de inversión productiva y crédito barato.
LOS IMPUESTOS DISTORSIVOS E INÚTILES
Aprovechó Frondizi -en 1958- el entonces ímpetu de la exención impositiva
exagerada que gozaba por la ley de hidrocarburos la YPF estatal, para
transferir vía contractual esa misma exención a favor de los contratistas en
los casos de la exploración, la cual era la etapa más riesgosa y difícil de
encarar. Le encontró utilidad a lo que constituía un privilegio amodorrante en
manos de la burocracia del Estado.
Me tocó años después explicar -como representante de YPF- el alcance de estas
cláusulas ante un dogmático de los impuestos como era el Subsecretario de Finanzas
Dr. Carlos Tacchi y la extensión de estas mismas estipulaciones ante el fisco
extranjero donde se liberaría del tributo a las empresas en su propio
territorio. La novedad consistía en superar el primer escollo económico del
emprendimiento contractual: atenuar el peso mortal del riesgo minero el cual
siempre atentaba contra la factibilidad y calidad de la inversión. El Dr.
Tacchi comprendió la bonanza del sistema para el propio Fisco...
Estas originales “exenciones” de impuestos no constituían pérdida alguna para
la Argentina ni para el país de origen de los contratistas. Los impuestos
exentos en el trabajo exploratorio nunca se pagaban si la exploración
fracasaba, en tal caso el hecho imponible habría desaparecido solo, pero si se
descubría el hidrocarburo antes de los cinco años de iniciacion del contrato,
el calculo del impuesto no cobrado se podria incluír en la remuneración por la
obra y el servicio prestado. En pocas palabras, el riesgo minero siempre se
cargaba totalmente en las espaldas del contratista privado dentro de un
mecanismo inteligente que a nadie perjudicaba, lo cual es parte de ese negocio
desde la tradicional minería antigua, por lo tanto no es ningún misterio ni
despojo al Fisco nacional ni extranjero. Este mecanismo sería la clave del
éxito del sistema contractual elaborado por Frondizi.
Ahora bien, el que opta por hacerlo “todo por el Estado” al estilo soviético o
fascista u "Ogro Filantrópico" como lo llamaba Octavio Paz, carga
irresponsablemente todas las pérdidas en las espaldas del pueblo, de ahí el
estruendoso fracaso de estos regímenes estatistas hoy anacrónicos en todo el
mundo. Así ocurría en el México de Lázaro Cárdenas en 1938, rechazado por el
nuevo presidente de ese país. Lo mismo aconteció en la Italia anterior a 1944,
en la URSS hasta 1989 mientras la PDVSA venezolana sigue subyaciendo entre el
colapso, la corrupción y el despilfarro del Estado burocrático.
EL ESTADO DESPILFARRADOR E INCLEMENTE
A veces puede parecer una simpleza decir que se debe hacer todo lo contrario de
lo que preconizan los actuales gobernantes K, pero la realidad es que en la
Argentina se equivocaron al “invertir” -en la estatal Enarsa y en la YPF
reestatizada- el dinero de AFIP, del Banco Central y de los jubilados desde la
más ciega burocracia, donde no hay celo ni interés certero sobre la ganancia y
el lucro ¿Qué le importa al Estado y a sus agentes ganar, no ganar o perder
escandalosamente, si ahí nadie es propietario…? o lo son todos dentro de una
grotesca fantasía de toros enardecidos detrás de una verónica roja… Ya lo decía
Jacques Bossuet en el siglo XVIII: "Donde ninguno manda - mandan todos.
Donde todos mandan - nadie manda. Es el caos...".
Con los contratos de Frondizi se llegó al autoabastecimiento de combustibles en
noviembre de 1961, a los tres años. Con la política gasífera también en tres
años se logró construir la línea de los gasoductos troncales en toda la
extensión del territorio, salvo Mesopotamia, Chaco y Formosa. Vale agregar, en
el mismo lapso operó la construcción de cañerías urbanas en las ciudades
grandes y chicas simultáneamente con las cañerías domésticas de cada familia o
industria. Esta enorme infraestructura se implementó en esos dinámicos tres
años. La política del ministro De Vido en toda la década jamás logró una sola
inversión de riesgo, pues impuso en los pliegos de las frustradas licitaciones
a la convidada de piedra Enarsa, estatal, corrupta y sin gerenciamiento idóneo,
obligando al inversor desde los pliegos a soportar un socio con el 51% de las
acciones, participando de las ganancias como un pesado parásito estatal pero
jamás de las pérdidas. ¿Quién podría invertir con seguridad y honestidad en
esas condiciones cuyo fracaso a nuestro país le ocasionaron la pérdida del
autoabastecimiento junto al suplicio de los cortes de luz en verano y el
faltante de gas en invierno…?
Como colofón de estas performances del ministro De Vido en el área, debemos
recordar el anuncio del ambicioso plan nuclear de 2006 sin acreditar el más
mínimo cumplimiento en los últimos ocho años… más incontables anuncios de
“inauguraciones repetidas" y demás delirios sobre pintados emprendimientos
energéticos. El autor es Historiador y fue abogado de YPF, gerente de contratos en la
Dirección Jurídica y apoderado de la misma en Europa y Estados Unidos. Profesor
Adjunto de Derecho Internacional Público en la Universidad de Buenos Aires.
Publicó "Desencuentros en América" y "Los Quiero de
Rodillas..."