Es evidente que cualquier negociación que implica la modificación del precio pactado, significa una tensión por ambas partes, ya que cualquier incremento en los precios tiene un impacto directo sobre el consumo en este caso del gas.
Podemos entender que el Gobierno quiera incrementar los precios, pensando que en el proceso de capitalización y la venta de gas a Brasil, de los años 96 y 97, no fueron favorables para el país.
Sin hacer juicio de valor sobre el proceso de capitalización, diremos que las negociaciones sobre el precio del gas con Brasil, fueron pactadas bajo un marco absolutamente diferente al que ahora vivimos, no debemos olvidar que en esos tiempos el precio del petróleo en los mercados internacionales estaban muy bajos, en el orden de los 25 US$ por barril de petróleo y como en todo contrato, se incluyó una cláusula de revisión de precios que refleje los cambios en los precios de los mercados internacionales, tomando como referencia una variedad de precios de diferentes tipos de petróleo crudo y de gas natural, además que se diseñó una metodología de cálculo que tomara en cuenta rangos de variación de los precios y atenuadores que impidan una subida violenta de los precios.
Pero nadie en ese momento se imaginaba de los profundos cambios que ocurrirían años más tarde, y en verdad que estos cambios cambiaron por completo el contexto bajo el cual se firmó el contrato de venta de gas natural con el Brasil.
El primer cambio fue el incremento de nuestras reservas de gas natural de 3,5 TCF a 57 TCF y el segundo se refiere a la última escalada de los precios del petróleo que de 25 US$/barril llegaron a 75 US$/barril.
Por lo tanto y en base al contrato firmado con el Brasil, los precios del gas natural se incrementaron, fruto de lo que acontecía en los mercados internacionales, llegando a un precio de 3,5 US$ por millar de BTU.
La nueva ideología energética, basada en un concepto de propiedad y, operación de la cadena de los hidrocarburos por parte del Estado mediante YPFB, replantea todo lo acontecido años atrás y ahora quiere revisar los precios de exportación del gas natural, argumentando que el nuevo contexto internacional ha cambiado radicalmente y que ahora tenemos muchas reservas de gas natural y que los precios se han incrementado significativamente. Creo que el planteamiento del Poder Ejecutivo es legítimo en su concepto, y que tiene buenas posibilidades de llegar a buen puerto.
Creo que en la revisión de los precios, no debemos aprovechar de forma abusiva la actual situación y, si evidentemente los precios deben incrementarse, por el nuevo contexto mundial, un incremento razonable debería ser lo más acon- sejable, cuidando de mantener nuestro mercado, pensando en que debemos incrementar el flujo de exportación y extender el período de contrato cuando éste llegue a su fin.
Sin duda alguna que esta negociación debe estar supeditada a una situación de compromiso que nos permita elevar los precios del gas y que por el otro lado tengamos un negocio que se pueda incrementar y que sea sostenible, es muy importante que nadie se sienta perdedor, debemos jugar a que ambas partes ganen.
*Javier Jironda Cuba es ingeniero.