¿Qué tienen en común ambas miradas? No solo que vienen desde Washington, lo que siempre es importante, sino que ambas coinciden en no destacar al país andino por su actual desempeño económico, o al menos ya no la destacan como hasta hace poco era común apreciarlo en todos los medios y foros internacionales. ¿Qué ha pasado? Un manto de incertidumbre se ha tendido sobre el otrora “modelo” para la región, y hoy más bien lo que hay es duda frente a la encrucijada.

Los propios chilenos también ya lo comienzan a sentir, como lo demuestra la reciente encuesta de Adimark, en la cual queda en evidencia la pérdida de apoyo ciudadano que están teniendo al menos dos de las tres reformas más emblemáticas que ha presentado el gobierno de la Nueva Mayoría.

Efectivamente, la reforma tributaria cayó del 51% al 45% de aprobación, en tanto que la reforma educacional bajó del 58% al 49%. La ciudadanía esta dividida en dos mitades, lo cual es sintomático del deterioro de los clásicos consensos que habían primado en Chile tras el retorno a la democracia. Sin embargo, es interesante observar que la confianza en que el Ejecutivo será capaz de hacer frente a las reformas baja desde el 44% al 37%.

Lo curioso, es que la aprobación a Bachelet subió al 58% y la desaprobación está en el 32%. Al parecer el capital político de la mandataria se mantiene, pues si bien la afirmación de que ella “es creíble” aumentó en cuatro puntos, la creencia en su capacidad de solucionar los problemas del país ya es puesta en duda debido a que bajó cuatro puntos; en tanto que la identificación con el gobierno aumentó cinco puntos (55%) y la oposición bajó a 21%.

Ciertamente, la derecha y sus peleas internas facilitan este clima de opinión y facilitan el trabajo del gobierno, no obstante la educación, la salud y la delincuencia, temas sensibles en la ciudadanía, siguen siendo los peores evaluados, pero por ahora no hay propuestas concretas que pudieran hacerle frente.

Chile es un referente para el continente. El estar casi en el umbral del desarrollo alcanzando los US$20.000 dólares per cápita ha sido una tarea que ha tomado exactamente casi 40 años, pues fue en abril de 1975 cuando se puso en marcha en Plan de Recuperación Económica.

Los chilenos han comenzado a preocuparse, o al menos tomar conciencia que lo que está en juego es demasiado importante. Están comprobando que la ideología ha primado en el discurso del gobierno y que sus resultados pueden ser nefastos para el país, convirtiéndolo en un caso de desarrollo frustrado, cuestión que nadie “medianamente sensato” desea.

Tiene razón Vásquez cuando hace pensar en que respecto a Chile, “copiar o no copiar” es la cuestión. Tiene razón Obama cuando sentencia que hemos sido un ejemplo. Lo concreto es que en el mediano y largo plazo, se mantendrá como un referente, ya que como sentenció Milton Friedman a comienzos de los años 90: “Chile tiene las tres cosas: Libertad política, libertad humana y libertad económica. Chile seguirá siendo muy interesante de observar, para ver si puede mantener las tres simultáneamente, o ahora que tiene libertad política, ésta no vaya a ser usada para destruir o reducir la libertad económica”.

Este artículo fue publicado originalmente en Panampost (EE.UU.) el 7 de julio de 2014.