Tras el acuerdo entre Israel y Emiratos asoma la venta de armamento de EE UU de alta tecnología.
Calificado como un terremoto geoestratégico en Oriente
Próximo, por las fallas del acuerdo de normalización de relaciones entre Israel
y Emiratos Árabes Unidos empieza a asomar el cañón humeante de la adquisición
de armamento estadounidense de alta tecnología. Tras el entendimiento
diplomático, el primer ministro Benjamín Netanyahu se ha jactado de que por
primera vez su país había conseguido “paz por paz”, sin concesiones
territoriales y políticas, como en el caso de los tratados con Egipto (1979) y
Jordania (1994).
En Dubái y Abu Dabi, los jeques emiratíes han sacado
pecho ante el mundo árabe por sellar una “paz a cambio de la anexión” que ha
permitido frenar, mediante el intercambio de embajadores, la extensión de la
soberanía israelí a casi un tercio de Cisjordania. En la Casa Blanca todo han
sido aplausos al presidente Donald Trump por su mediación en el pacto, por el
que florecen los primeros brotes en su marchito “acuerdo del siglo”.
Desde la era de John F. Kennedy, Estados Unidos garantiza
al Estado judío superioridad tecnológica militar al otorgarle derecho de veto
sobre la venta a otros países de la región del armamento estadounidense más
moderno, como aviones de combate o misiles de última generación. Desde
entonces, el Ejército hebreo ha contado en todas las guerras con el arsenal más
avanzado, subvencionado en la actualidad por una ayuda estadounidense de 3.800
millones de dólares (3.200 millones de euros) al año.
Emiratos dispone de un presupuesto anual para rearme del
orden de 23.000 millones de dólares, de los que 20.000 millones son acaparados
por la industria armamentista de EE UU. Las compañías israelíes del sector de
defensa también suscriben cada año contratos (oficiosos, ante la ausencia hasta
ahora de relaciones formales) por importe de varios centenares de millones de
dólares con la federación de principados del Golfo, según un informe citado por
el diario Haaretz. Drones y tecnología de ciberseguridad integran las mayores
partidas, aunque la parte del león se la ha llevado la modernización
tecnológica de los cazas F-16 de las Fuerzas Aéreas emiratíes.
Solo Israel dispone en el Mediterráneo oriental y Oriente
Próximo de los aviones de combate furtivos F-35, teóricamente indetectables por
el radar. Turquía contaba con una opción de compra, pero al decantarse por los
sistemas de misiles S-400 de fabricación rusa, Washington la excluyó de la
lista de espera de la empresa Lockheed Martin.
Tanto Arabia Saudí como Emiratos hicieron también pedidos
al fabricante estadounidense, pero el Gobierno israelí vetó la operación al
amparo de la cláusula de salvaguarda de su superioridad tecnológica militar. A
cambio, se ofreció a actualizar los anticuados F-16 emiratíes, los mismos que
operan en los conflictos de Yemen y Libia.
Esta ecuación política, que desequilibra en favor del
Estado judío la modernización de arsenales frente a las nutridas cajas fuertes
de las monarquías del Golfo, puede haberse quebrado tras la normalización de
relaciones del pasado jueves. El columnista Nahum Barnea, uno de los más
prestigiosos de la prensa hebrea, fue el primero en apuntar a un acuerdo de
“paz por armas” al informar en el diario Yediot Ahronoth de que, en esencia,
Emiratos ha aceptado oficializar los lazos ocultos que mantiene con Israel
desde 1994 no solo a cambio de que Netanyahu paralice la anexión parcial de
Cisjordania. Detrás también parece estar la promesa de que la aviación emiratí
podrá finalmente adquirir los cazas F-35.
El primer ministro replicó de inmediato que se trataba de
una “información falsa” y su Gabinete negó que se hubiese levantado el veto al
reafirmar que las objeciones a la venta de F-35 a cualquier país árabe siguen
en pie. “El acuerdo de paz con Emiratos no incluye ninguna cláusula en ese
sentido y Estados Unidos ha dejado claro que preservará escrupulosamente la
superioridad tecnológica militar de Israel”, enfatizó el comunicado oficial.
Israel y Emiratos son dos de los principales clientes de
la industria militar de Estados Unidos. El estrechamiento de lazos diplomáticos
suma capacidad de compra a los ojos de la Administración del presidente Trump,
quien en su primera gira por Oriente Próximo anunció un contrato de venta de
armas a Arabia Saudí por un monto de 100.000 millones de dólares.
“Cuando EE UU atraviesa una profunda crisis, Trump
concede aún mayor importancia a las grandes operaciones de venta de armas”,
precisa Amos Harel, analista de defensa de Haaretz. “El margen de maniobra de
Netanyahu frente a Trump es limitado, precisamente por su estrecha relación con
él y por la debilidad de sus vínculos con los demócratas, que solo puede
agravarse si Joe Biden es elegido en noviembre”.
Para curarse en salud, miembros del Ejecutivo como el
ministro de Energía, Yuval Steinitz, recuerdan ya que Israel está fuera del
radio de alcance de los furtivos F-35 que puedan despegar desde Emiratos.
https://elpais.com/internacional/2020-08-19/paz-por-paz-o-paz-por-armas-en-oriente-proximo.html