La realmente insólita decisión del ex presidente norteamericano Donald Trump, de reconocer sorpresivamente, en diciembre del año 2020, la pretendida soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, tomada a último momento cuando su mandato presidencial ya fenecía, parece haber complicado rápidamente las cosas en torno al prolongado conflicto que existe respecto de ese desértico territorio.
Que incluye, asimismo, al llamado Frente Polisario, que
representa al pueblo saharaui, originario del desierto, hoy endosado
explícitamente por Argelia, que por ello no acepta que Marruecos se haya, de
pronto, apoderado del Sahara Occidental por la fuerza y pretenda lograr que el
mundo reconozca su arbitraria incorporación a su propia soberanía territorial.
Tan es así, que Argelia ha roto repentinamente relaciones
diplomáticas con Marruecos ante la aparente sorpresa del rey marroquí,
acusándolo de ser responsable de realizar "acciones hostiles''. Todo un
cambio, muy preocupante, es obvio.
Esto ocurre mientras, desde las Naciones Unidas, un
diplomático de mucha experiencia y peso personal, designado para ayudar a
resolver el largo conflicto de soberanía, el ítalo-sueco Steffan de Mistura,
parece haber quedado relativamente de lado. Es una lástima, por cierto. Ocurre
que vale mucho.
Para Marruecos, que efectivamente se apoderó del Sahara
Occidental por la fuerza con la llamada Marcha Verde de noviembre de 1975, que
involucró nada menos que a 350.000 marroquíes, el tema de sus pretensiones
soberanas sobre ese territorio es, simplemente, "no negociable''.
Estados Unidos apoyó a Marruecos en su acción claramente
expansionista. Además, el tema luce como una cuestión de orgullo nacional. Todo
lo que no ayuda, para nada, en la búsqueda de consensos.
EL INCIDENTE
Ahora, sin embargo, la tensión ha subido de pronto,
repentinamente, como era de esperar, como consecuencia de un lamentable
incidente que causara la muerte de tres camioneros argelinos que operaban en la
zona disputada, en la ruta que conduce al tráfico comercial hacia Mauritania.
Ese incidente ha desgraciadamente quebrado el
trascendental "cese el fuego y de las hostilidades'' que imperaba sobre el
tema desde noviembre de 2020. Y generado la actual sensación de elevada
tensión, naturalmente.-
Marruecos, aprovechando su grosero zarpazo sobre la
región, propone ahora gobernarla desde Rabat, aunque -dice- estaría dispuesto a
conferir gran autonomía a los pobladores locales en todo lo que tenga que ver
específicamente con el gobierno de lo que concierne a su propia identidad. Una
alternativa que, por lo que supone concretamente en materia de soberanía, ha
probado ser muy fácil de proponer pero, a la vez, muy difícil de imponer, con
todos los detalles operativos de caso.
El Sahara Occidental es, cabe señalar, uno de los
llamados territorios, esto es uno de aquellos lugares del mundo en los que sus
pueblos locales no han alcanzado aún la plenitud del gobierno propio y que, por
ello, deben ser objeto de la llamada descolonización.
El 26 de febrero de 1976, España, recordemos, notificó al
Secretario General de las Naciones Unidas que daba definitivamente fin a su
presencia colonial en el Sahara Occidental y que, por ello, se desligaba de
todas sus responsabilidades con respecto a la administración de ese territorio.
Para las Naciones Unidas, desde 1990, la cuestión del
Sahara Occidental es una de aquellas que deben entonces ser resueltas por el
propio pueblo. Lo que se pensó podría concretarse mediante un referendo
especial para ese pueblo que, sin embargo, aún no ha podido realizarse, por no
existir acuerdo pleno respecto de quienes integran, o no, a dicho pueblo.
Para el pueblo saharaui, en cambio, estamos frente a la
República Arabe Saharaui Democrática, proclamada como tal el 27 de febrero de
1976, en Bir Lehlú.
El Frente Polisario -recordemos- luchó no solo contra
Marruecos. También contra Mauritania, hasta alcanzar el acuerdo de paz de
agosto de 1979.
La pretensión de Marruecos de soberanía sobre el Sahara
Occidental ha sido expresamente rechazada por el Tribunal Internacional de
Justicia de La Haya, en octubre de 1975.
El Sahara Occidental es rico en fosfatos (contiene nada
menos que las tres cuartas partes de las reservas mundiales de fosfatos) y sus
costas contienen posibilidades muy reales para la pesca de alta mar. En el
espejo de las ambiciones aparecen también algunas reservas de hidrocarburos,
que naturalmente alimentan la ambición marroquí.
Para el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el
actual status quo del conflicto "no es aceptable''. Porque contiene
demasiada indefinición. Y es así.
Francia actúa en los hechos como un aliado estratégico de
Marruecos, esencialmente desde lo que tiene que ver con su carácter de Miembro
Permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pesa, entonces. Y
mucho.
***Emilio Cárdenas, Ex embajador de la República
Argentina ante las Naciones Unidas
https://www.laprensa.com.ar/509258-Tension-en-el-norte-de-Africa.note.aspx