La consulta de Heba Kotb está a rebosar. Esta sexóloga de 39 años, casada y con tres hijas, ve cada día a una media de 20 pacientes. Ayer tenía tanta gente esperando sus consejos que se vio obligada a retrasar un par de horas la conversación telefónica con LA RAZÓN. Después de haber cumplido con el deber, Kotb explicó la clave de su éxito al frente de un programa, Kalam Kabir (Hablemos en serio), que ha batido todos los récords de audiencia en la televisión egipcia por satélite Al Mehuar.
   

Siempre desde un punto de vista islámico («y científico», añade ella), esta Lorena Berdún a lo árabe contesta cada sábado durante una hora las dudas y preguntas de un amplísimo público que la llama en directo o le envía sus mensajes por móvil o correo electrónico desde centenares de puntos de Oriente Medio.
   

Licenciada en Medicina por la Universidad de El Cairo y doctorada en Toxicología y en Sexología Clínica por la Universidad de Maimónides (EE UU), Kotb explica los principales problemas que afectan a su audiencia. «En los hombres lo más común es la disfunción eréctil o la eyaculación precoz, que es una queja muy extendida. Y en las mujeres la consulta más normal se refiere a la anorgasmia o a la dificultad para consumar el matrimonio». Kotb dice que la mayoría de disfunciones en el mundo árabe pasan por «la falta de pasión. Muchos hombres, no todos, no saben tratar a una mujer. Creen que si la adulan, le dicen que la quieren o la cogen de la mano ella acabará creyéndose superior o teniendo delirios de grandeza».
   

La presentadora se atreve con casi todo y ha roto muchos tabúes hablando abiertamente de las mejores posturas, del sexo oral o de la masturbación ante un foro muy poco acostumbrado a tanta naturalidad. Sus límites son los propios del islam. Sin aspavientos, Kotb explica a este periódico las prácticas que no son «halal», es decir, que no están aceptadas por su religión. Entre ellas destaca «la penetración anal y el sexo homosexual. También la realización del coito durante la menstruación o las relaciones prematrimoniales».
   

Sin embargo, y a diferencia del credo católico, «la masturbación y la mayoría de anticonceptivos están permitidos». Sólo se quedan fuera los que implican cirugía y son definitivos. Y es que esta sexóloga egipcia considera que «el islam es más abierto y más liberal que otras religiones. El catolicismo ni siquiera se refiere al sexo, sino al matrimonio. En general el cristianismo da mucha más importancia a la parte espiritual que a las necesidades o placeres físicos».
   

Los consejos de Mahoma
   

Recuerda que se quedó muy «sorprendida» y se llenó de «orgullo» cuando comprobó la forma que tiene el Corán de tratar el sexo. «Mahoma recibía consultas sexuales de gente todos los días y él las contestaba de forma directa y simple. Aunque parezca increíble daba explicaciones incluso sobre las posturas adecuadas para realizar el coito. Él enseñaba que los hombres y las mujeres debían sentirse libres frente al sexo». Heba dice que no se ha sentido criticada ni amenazada por ser pionera en el sexo televisivo en árabe. Su apego a la norma y a los preceptos la han hecho merecedora de elogios e incluso algún imán ha accedido a ser entrevistado.
   

Los adúlteros, los gays y los que practican el coito antes de casarse no son «halal», pero pueden ser sus pacientes. Para los primeros y los últimos aconseja la masturbación como una terapia para alejar el pecado. ¿Y qué le diría a un joven que se siente atraído por otros hombres? Kotb responde que ella ha «curado» a muchos homosexuales, que han acabado casándose y teniendo hijos. «Los abusos sexuales y algún trauma infantil explican su desviación», dice.