No cabe duda: hay voluntad política para garantizar seguridad y apego a derecho. La estrategia del gobierno ha sido criticada por algunos analistas; independientemente de aciertos o desaciertos, existe una clara disposición para enfrentar a los delincuentes.

Las reformas al Código Penal Federal para aplicar cadena perpetua a secuestradores asesinos denotan hasta dónde está dispuesto a llegar el gobierno. La movilización del Ejército en varias entidades federativas y los esfuerzos por coordinar todos los cuerpos de seguridad, en todos los niveles de gobierno, anuncian una tarea de largo aliento.

En los últimos 12 años vivimos a merced del hampa; los delincuentes se apoderaron del país; no encontraron ninguna resistencia para someter a los diversos cuerpos de seguridad que, en medio de la corrupción y las simulaciones, se regodearon en la extorsión y dejaron a la ciudadanía completamente indefensa. Por eso es plausible el arrojo del actual gobierno. Asimismo, vale la pena señalar la lealtad del Ejército a su comandante supremo, lo que no quedó muy claro en la administración anterior en virtud de que el ex presidente no pudo o no supo hacer los amarres necesarios.

La respuesta de la delincuencia no se ha dejado esperar: continúan las ejecuciones a cargo de los sicarios; en el norte del país, en la capital, en Michoacán y en Tabasco dejan sangrienta huella de su presencia y determinación para combatir al gobierno y a la sociedad; en esta última entidad atentaron contra el jefe de Seguridad Pública, un general de división, a quien las balas no le parecieron convincentes para dejar el cargo.

Sabe el presidente Calderón que la guerra desatada costará vidas y sangre, pero es más dañina la falta de acción para combatir el crimen. La envergadura de las acciones emprendidas nos da una clara idea de la irresponsabilidad de los dos gobiernos anteriores, que permitieron que la población quedara en manos de plagiarios, asesinos, narcotraficantes y secuestradores.

El ex presidente conferencista presume logros que sólo en su imaginación existen; el ridículo lo persigue por donde va; su irresponsabilidad y folclorismo involuntario le depararán un lugar en la historia; los moneros lo extrañan: necesitamos el diario chascarrillo; que ya se regrese a San Cristóbal para disfrutar sus ocurrencias.

El Presidente está recobrando la dignidad de la investidura; con seriedad y sencillez afronta las responsabilidades de su cargo; la actitud de su esposa contrasta con la de la cónyuge del ex presidente chocarrero. Habrá errores que corregir en la estrategia contra el crimen, mas sólo el que no se mueve no se equivoca. Estamos frente a una ofensiva del Estado sin paralelo. Seguridad y empleos bien remunerados son el clamor de la sociedad. Esperamos que la seguridad estimule la inversión productiva y se detone el crecimiento de la economía. Se nota firmeza en el mando y en la vocación de servicio del Presidente de la República.

También es notoria la voluntad política del jefe de Gobierno del DF. Los operativos en Tepito y el anuncio de la limpieza de ambulantes en el centro histórico constituyen una buena señal. Ahora Ebrard tendrá que combatir a panteras, panchos villa y líderes del ambulantaje que tanto se estimularon en los últimos años por motivos económicos y políticos. Dice el adagio que más vale tarde que nunca y ojalá el jefe de Gobierno esté dispuesto a lavar viejas culpas y actuar con responsabilidad; necesita deslindarse totalmente del "presidente legítimo" para actuar sin ataduras, mirando sólo por el bien de sus gobernados. Por lo pronto, los gobiernos federal y de la capital han pactado un serio compromiso con la sociedad; ésta, a su vez, necesita apoyar los esfuerzos gubernamentales para que la tarea tenga éxito. No se vale dejar todo en manos de la autoridad. La seguridad debemos construirla entre todos y erradicar la presencia de asesinos y narcotraficantes.

El combate al narcomenudeo exige la colaboración de niños, mujeres, hombres, padres de familia; ya no somos un territorio de paso de droga; hoy somos consumidores, y nuestra niñez y juventud se están envenenando. El gobierno nos está poniendo la muestra; apoyemos ese esfuerzo y estimulemos a quienes arriesgan su vida para salvar la de nuestros hijos.

Analista político