Solo unas horas después del fin de la visita del vicepresidente chino, Xi Jinping, el presidente cubano, Raúl Castro, recibió a Hugo Chávez en el aeropuerto de La Habana: imposible dejar más claro en qué cestas Cuba deposita sus huevos.
Si China es el segundo socio económico de la isla, Venezuela es el primero,
con un volumen de intercambios que supera los 3.000 millones de dólares anuales.
La cifra adquiere valor cuando se tiene en cuenta que Cuba recibe unos 100.000
barriles diarios de petróleo venezolano a precios preferenciales y "exporta" los
servicios de 30.000 médicos y técnicos al país suramericano, un negocio que se
ha convertido en la primera fuente de ingreso de divisas del país.
Las cuestiones económicas son vitales, pero en las relaciones
cubano-venezolanas "lo político" también es clave. Y este viaje de Chávez a la
isla -ha realizado alrededor de una veintena desde que llegó al poder- tiene una
guinda singular: la escuela de formación de las Fuerzas Armadas de la ALBA
(Alianza Bolivariana para los Pueblos de América).
El proyecto, en palabras del canciller venezolano Nicolás Maduro, "es un paso
histórico para construir una doctrina latinoamericanista, independentista, de
paz". Los países que integran el ALBA son Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua,
Dominica, Honduras, Ecuador, San Vicente y las Granadinas y Antigua y
Barbuda.