Como embajadora en Suiza, Del Vechio recomendó en 1998 a la empresaria Anna Moscarelli ante el entonces gobierno costarricense para que invirtiera en un proyecto hotelero en Costa Rica. Tras dejar el cargo diplomático, Del Vechio fue contratada en 2000 por Moscarelli como responsable de mercadeo del Grupo Papagayo, que ha impulsado el proyecto, pero renunció en 2002.

Ayer, en conferencia de prensa, Del Vechio admitió que envió la recomendación a favor de Moscarelli y que trabajó para ella, pero negó saber que su dinero procediera presuntamente de la “Cosa Nostra”. “Nunca conocí el origen” del dinero, adujo, al señalar que la suiza actuaba con “discreción en el manejo de sus fondos”.

El diario La Nación, de esta ciudad, informó el jueves que Moscarelli “manejó los fondos de un grupo de empresarios y políticos asociados a la ‘Cosa Nostra’, de Palermo, Italia”. La suiza “administró los capitales de Filippo Salamone, empresario condenado en Italia por la repartición de contratos públicos mediante el pago de sobornos a funcionarios y a familias mafiosas”, añadió.

Moscarelli fue “consejera fiduciaria” de Salamone y de Salvatore Sciangula, político democristiano “acusado de corrupción” y que murió en 1995, agregó. Fiscales antimafia italianos ordenaron allanar un estudio que Moscarelli tenía en Suiza y, en 2005, enviaron a Costa Rica una solicitud para que se interrogara a la empresaria (nacida en Italia), por sus vínculos con Salamone y Sciangula.

Moscarelli adquirió una deuda de 3 millones de dólares con “una sociedad anónima” que giraba dineros desde “Servicios Pastorales de la Conferencia Episcopal de Costa Rica”, precisó el rotativo.

Moscarelli demandó a monseñor José Francisco Ulloa, presidente de la Conferencia, ya que la Iglesia vendió las acciones de la sociedad anónima y los nuevos dueños liquidaron un fideicomiso de garantía que respaldaba la operación. La suiza perdió unos 30mdd en los que valoraba sus hoteles, dijo el diario.

Del Vechio distribuyó ayer una declaración escrita y firmada por Moscarelli, en la que la suiza recalcó que “nunca he tenido ninguna relación alguna con personeros de la mafia italiana”. “Simplemente presté servicios profesionales a una empresa italiana y a su socio para que realizara inversiones en Lugano, Suiza, sin sospechar siquiera que años después esta persona se vería envuelta en problemas judiciales en Sicilia”, Italia, alegó.

La empresaria niega que el dinero invertido en Costa Rica provenga de Sciangula y Salamone. Sin embargo, sectores de la oposición política pidieron la renuncia de la ministra, quien aseguró tener el respaldo del presidente Óscar Arias.