Los actores políticos atenuaron los dogmatismos ideológicos y perdonaron el pasado. Helmut Kohl supo que la Alemania unida aseguraría su liderazgo ante la inminente integración Europea.

En México, el 2 de julio demostró que en el país prevalecen profundas diferencias regionales y socioeconómicas, que nos obligan a buscar soluciones para preservar la cohesión social y la unidad nacional.

Por lo pronto, el PAN argumenta la victoria, y lo hace, apegado al rigor jurídico, asegurando que remontó por un pequeño margen el reto histórico de tener continuidad en la Presidencia de la República. En contraposición, el candidato del PRD reclama -en ocasiones interpretando la ley a su favor, en otras, ignorándola- y utiliza la movilización social como forma de legitimación política. En las elecciones de 2000, el PRD tuvo un porcentaje menor de votos que los que ahora registra el PRI. Después de seis años de campaña, el PRD es la segunda fuerza política y la primera en una buena parte del territorio nacional.

Para quienes conocemos la realidad política y social de México, no es noticia la asimetría entre el norte y el sur. Desde su origen, la Conago emitió la voz de alerta, ofreciendo la solución de redistribución equitativa de atribuciones, recursos y funciones a través de la llamada Revolución Federalista.

Serias diferencias sociales quedan visibles al reducirse la presencia electoral del PRI, partido que logró una amplia convocatoria para que los grupos marginados y los sectores productivos trabajaran unidos. De la unidad emanó su fuerza. José Elías Romero Apis define la militancia como un acto de "fidelidad, lealtad y virilidad"; seguramente ningún priísta quiere que se le tache de lo contrario.

El PRI consolidó un sistema que generó la mayoría de las instituciones, leyes y programas de la administración pública actual. Reclutó y capacitó a los más talentosos y destacados profesionistas y creó su propia oposición.

Hoy, por primera vez, representa la tercera fuerza política. Su misión es lograr su recomposición interior, y al exterior, especialmente en el Congreso, ofrecer su experiencia y talento para construir acuerdos y prevenir rupturas. Aun siendo minoría, el PRI puede constituirse como el fiel de la balanza y convertir las posiciones antagónicas en consensos para impulsar reformas que fortalezcan al país.

Ante las condiciones actuales, el candidato del Partido Acción Nacional propone un acuerdo institucional entre la Presidencia y el Congreso, que dé lugar a un modelo híbrido presidencial-parlamentario para la viabilidad política a la nación.

Se debe trabajar en el diseño de la agenda legislativa. El Congreso debe establecer un nuevo modelo de equilibrios dinámicos y de construcción de consensos. Las semanas de transición y los 72 meses del próximo sexenio transcurrirán con velocidad. Es necesario proponer un modelo de nación con visión de Estado del año 2010 al 2050. La actual ecuación política obliga a los partidos a convivir y a conciliar para restañar la fractura política y evitar la fractura social. Su reto es llevar al país por la senda del progreso con equidad y legalidad. En la desconfianza, el enfrentamiento y en la división todos perdemos y nadie gana.

Espejito, espejito.

¡Como te ves me vi, como me ves te verás!

miguel@alemanvelasco.org  

Político, escritor y periodista