«Colocar una estatua de Colón en Caracas sería tan injustificado como colocar una de Adolfo Hitler, causante del genocidio hebreo, en Berlín. Después de la llegada de Colón se asesinó al 96% de los indígenas de este continente», argumentó el alcalde del municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, durante la presentación de un plan urbanístico para convertir a la capital venezolana en una «Ciudad Socialista».

En una introspección histórica, el alcalde recordó que antes de la llegada de los conquistadores había 70 millones de aborígenes en América Latina, población que fue diezmada «por la acción salvaje de los colonizadores». «Cuando yo vea una estatua de Hitler en las principales plazas de Berlín, se justificará una de Colón en las principales plazas de Caracas», añadió Rodríguez, quien ha anunciado la convocatoria de un concurso para que la estatua de Colón sea sustituida por imágenes que rindan homenaje a los caciques indígenas.

Fundapatrimonio, un organismo dependiente de la Alcaldía de Libertador, inició hace dos semanas la rehabilitación del parque El Calvario, que contempla la restauración de todas las estatuas que están a lo largo de esta pequeña arboleda. Todas excepto la de Colón, que fue retirada definitivamente de su pedestal, al igual que la placa que la identificaba.

La decisión de Rodríguez fue aplaudida por Hugo Chávez, quien destacó en una transmisión en cadena obligatoria para radio y televisión que el navegante italiano no tiene nada en común con el patrimonio nacional. «¿Qué va a estar Colón ahí? Cristóbal Colón fue el jefe de la invasión que comenzó aquí en estas tierras y que produjo no sólo una matanza, mucho más, un genocidio», dijo este presidente de raíces negras e indias.

«Cuando llegaron los conquistadores invasores de España y de Europa por estas tierras, vivían en lo que hoy es América Latina y el Caribe 90 millones de aborígenes, 200 años después, quedaban tres millones de aborígenes», añadió Chávez, que durante la crisis del polémico «¿Por qué no te callas?» que le espetó el Rey Don Juan Carlos recordó que los españoles callaron a los indios cortándoles la garganta.

La batalla del Gobierno venezolano contra la memoria histórica de la colonización española comenzó el 12 de octubre de 2003, cuando Chávez cambió el nombre de Día de la Hispanidad o Día de la Raza por otro más histriónico: el Día de la Resistencia Indígena.

Justo un año después, el 12 de octubre de 2004, distintos colectivos chavistas tumbaron la imponente estatua del descubridor genovés Colón en el Golfo Triste (1904), una obra del escultor Rafael de la Cova situada en la céntrica Plaza de Venezuela, que se alzaba sobre un pedestal de 10 metros. Esta imagen, que nunca volverá a exhibirse en una plaza pública, está todavía en restauración, y será entregada a la colección de la Galería de Arte Nacional (GAN) por su valor artístico.

La Alcaldía de Caracas también promueve otros cambios para borrar la figura de Cristóbal Colón de la capital de Venezuela. Así, el nombre de una amplia avenida llamada Paseo Colón será rebautizada con el de Paseo de la Resistencia Indígena. Y una réplica de la carabela Santa María, que se exhibía en el Parque del Este fue retirada el año pasado. En su lugar se emplazará una reproducción del buque Leander, el bergantín que utilizó el prócer venezolano, Francisco de Miranda, durante su primera expedición contra las tropas españolas en el año 1806.