El suicida, que según 'The New York Times' se llamaría Humam Khalil Mohammed, pero que Al Yazira identificó como Humam Khalil Abu-Mulal-al Balawi, era un médico jordano que había sido arrestado más de un año antes por los servicios secretos de Jordania por su pertenencia a Al Qaeda, y que se había mostrado dispuesto a traicionar a la organización yihadista convirtiéndose en un agente doble.
De acuerdo con la CIA, con la que colaboraba estrechamente, la agencia jordana envió a Humam Khalil a Afganistán para que se infiltrara en la organización de Al Qaeda en este país con la finalidad de proporcionar información sobre el paradero de los líderes de la organización. Esta información después sería usada por el ejército norteamericano para efectuar sus 'ataques selectivos' desde los 'drones', o aviones no tripulados.
Sin embargo, el supuesto agente doble, de 36 años de edad y originario de la misma población que Abu Musab al-Zarqawi, no había dejado atrás su lealtad en la batalla que libra Al Qaeda con EEUU y sus gobiernos aliados en la región. Así pues, los líderes islamistas aprovecharon la oportunidad para cargar a Khalil de explosivos, y le ordenaron inmolarse en la base estadounidense, asestando a la CIA uno de los golpes más duros de su historia reciente.
Según la cadena de televisión árabe Al Yazira y la norteamericana 'NBC', el obtjetivo de la operación de la CIA era dar con Ayman al-Zawahiri, lugarteniente de Bin Laden, y considerado número dos de Al Qaeda.
Además de los siete agentes de la CIA, en el atentado murió una octava persona, Sharif Ali bin Zeid, capitán del Departmento General de Inteligencia de Jordania, como se conoce oficialmente a la agencia de espionaje de este país árabe.
Los lazos entre la CIA y los servicios secretos jordanos se estrecharon de forma significativa durante la guerra de Irak, puesto que la inteligencia jordana tuvo un papel destacado en la provisión de información a la CIA sobre la insurgencia iraquí, algo fue recompensado por EEUU con millones de dólares.