El socialismo no solo niega al individuo, lo destruye, arrancando de raíz cualquier intento de superación personal, creatividad, sentimientos e ideas propias, castra al hombre de cualquier posibilidad de rebelión y libertad para convertirlo en número, en parte de una clase que supuestamente tiene un nivel de conciencia superior al de los individuos que la conforman, y quienes pasan a ser una pieza perfectamente prescindible dentro una inmensa maquinaria estatal, y a la que pretenden adjudicarle una "ética socialista" de la que surge ese clarificador lema de: Patria, socialismo o muerte.
Quienes imponen el socialismo, aquellos que lo promueven y toman las posiciones de control, son políticos oportunistas, gente incapaz, que sin una revolución, no serían siquiera tomados en cuenta para ocupar una posición de responsabilidad, destructores natos, estafadores con poses de predicadores que comprenden muy bien que la única manera de subyugar a un ser humano, es borrar lo humano de la ecuación y bestializarlo por medio del engaño, el miedo, la violencia, la vigilancia permanente, la censura y su sumisión al aparato estatal, para ello disfrazan sus intensiones y organizaciones de hermandad, amor, humanitarismo y solidaridad.
Se posesionan del Gobierno para obligar a la gente a ganar lo que ellos digan, produciendo lo que ellos dictaminen, al precio que ellos regulen bajo la idea absurda de que todos vamos a ganar y a consumir lo estrictamente necesario, o sea, lo que el Gobierno estipule como necesario, a esto lo llaman "Bien vivir". El queso de la trampa para los ratones es lo que ellos llaman "la democracia participativa", hacerle creer a la gente que, si se organizan por medio de comunas, empresas socialistas, patrullas, CDR, partido único, cooperativa o consejos comunales, que son expresiones del llamado Poder Popular, la multitud puede decidir, hacer dueños no solo del poder, sino de los bienes de la nación tal y como lo demuestra el abuso desmesurado de su líder, Chávez, utilizando el aparato y presupuesto del Estado, incluyendo al vergonzoso "árbitro" electoral (el CNE), para hacer sus campañas políticas.
Quienes creen en el socialismo, que es comunismo, son hombres y mujeres que comulgan con la idea de un líder único, de la necesidad de un plan histórico, de una sola nación y un solo pueblo trabajando al unísono para logros económicos y militares de grandes alcances. Los socialistas se atribuyen no solo la exclusividad del patriotismo y de la bondad humana, pero cuando se les permite, pretenden encarnar al pueblo y con ello la voluntad nacional.
El primer paso de un gobierno socialista es la apropiación de los principales medios de producción del país, los nacionaliza y aumenta la burocracia para convertir al Estado en el principal empleador, emprende con igual furia la socialización de la tierra, la producción de los alimentos es uno de sus objetivos fundamentales que no es otra cosa que el Estado alimentando al pueblo en la medida que le sea fiel y haga lo que se le ordena, pero para llegar allí, tiene que acallar a toda voz disidente, es obligante controlar todos los medios de comunicación y que solo exista un pensamiento, no se permite la crítica ni el disenso.
Por supuesto uno de los principales objetivos del socialismo es la eliminación de la propiedad privada, que es una de las vías fundamentales para controlar al individuo, un hombre sin propiedad es fácilmente asimilable para que dependa del Estado y le imponga condiciones, de esta manera se debilita el concepto de democracia, de ciudadanía para darle lugar al fascismo encarnado en un Estado poderoso y omnisciente, es por esta razón que todas las burocracias estatales en los regímenes socialistas, son cuadros de funcionarios absolutamente comprometidos con el líder único, y cuando éste requiera que la maquinaria del Estado elimine a los ciudadanos indeseables, se abren campos de exterminio semi industriales o industriales para la muerte a gran escala, característica ésta que, en todos los socialismos creados en la historia.
Sigmund Freud dijo en una ocasión: "siempre es posible agrupar a un gran número de personas en base al amor, siempre y cuando se deje por fuera a otros grupo de gente para que reciba todas sus manifestaciones de agresión". Y es que las sociedades socialistas necesitan a un enemigo a quien destruir, es una de las causas de su existencia, por ello el mandato de "arrasar, destruir, demoler" que acompañan sus arengas.
¿Quiénes son los más propicios a ingresar como miembros en grupos socialistas? La psicología los tiene bien ubicados, personas con deficiencias de autoestima, incapaces de sostener relaciones sociales interpersonales, narcisistas que buscan el brillo y la fama de los grupos ignorantes, mayoritariamente personas fracasadas, con un miedo muy grande a la libertad y a decidir por cuenta propia, personas con muy baja capacidad crítica y que necesitan asegurar sus necesidades básicas sin mucha competencia, y en el otro extremo encontramos, a intelectuales enamorados de utopías y romances de una raza de hombres que más bien parecen ángeles, en un mundo falso, donde la injusticia, ellos creen, puede ser erradicada.
Cuando el socialismo primitivo se mezcla con la brujería y la magia negra como es el caso de Venezuela, y se molestan a los muertos, cuando se ofrecen como ofrenda a los demonios vidas inocentes, y se hacen promesas que no se pueden cumplir, los muertos empiezan a cobrar, las fuerzas del mal reclaman para sí las vidas de gente cercana al proceso revolucionario, y ya el líder no puede hacerse el desentendido, le ha llegado el tiempo de pagar por tantos años de poder absoluto y "pachanga" sin medida, y poco a poco, el tiempo de rendir cuentas se va acercando a las huestes, que tuvieron la osadía de retar al poder divino y blasfemar en contra de Dios y sus representantes en la tierra.
El lenguaje del socialismo del siglo XXI, que repito, no es otra cosa que comunismo, está lleno de referencias a grupos y colectivos que son, supuestamente, los verdaderos protagonistas de la revolución, el individuo, la persona, el hombre, no cuentan, sólo surge para ser afectado por una reingeniería, un cambio hacia alguien o algo nuevo, que no es humano, ni cristiano, ni bolivariano… algo que se parece y huele a ganado.
