Muchos nos preguntan qué se puede esperar ante el muy ajustado triunfo de Humala en la segunda vuelta electoral peruana. La respuesta más prudente es decir "no lo sé". ¿Por que? Por que desconocemos quién es el verdadero Humala, hombre que se ha presentado con diferentes rostros generando encontradas percepciones.
Hay un Humala militar, golpista alzado contra el orden constitucional en el año 2000, hay otro Humala investigado por violación de los derechos humanos a la población civil de Tingo María en la provincia de Huánuco en 1992 cuyo resultado no fue una absolución sino una amnistía. Hay otro Humala candidato presidencial en el 2006, financiado por Chávez y pegado al caudillo venezolano en lo que resultó un "beso de la muerte".
Existe aún otro Humala, el de la campaña presidencial 2010/2011, aparentemente despegado de Chávez, promotor de cuatro diferentes propuestas de plan económico de gobierno y de un quinto asomado a los apurones en ocasión del debate televisivo con Keiko Fujimori previo a la elección.
Existe también el Humala entrevistado por la periodista Patricia Janiot de la cadena CNN, quien se presentó como un auténtico demócrata, defensor del libre mercado, continuador de la exitosa política económica que ha puesto al Perú al frente de los países emergentes, etc., etc.
Por todo ello es que este escribidor prefiere esperar a que el multifacético presidente electo coja las riendas de su coroto y recién entonces "por sus obras los conoceréis" como dice el Evangelio (Mateo 7, 15-20).
En todo caso el hoy triunfador ha expresado por sí y por sus asesores que no intentará cambio de modelo sino mayor justicia en la repartición de sus frutos. Eso es loable y naturalmente requiere de una economía capaz de generar mayor riqueza para poderla distribuir con equidad. Siendo así esperemos que no destruya el aparato productivo como lo hizo Chávez en Venezuela, tanto más teniendo en cuenta que las cifras de hoy tienen la vulnerabilidad de sustentarse en gran proporción en los precios de los productos mineros cuya volatilidad es histórica y cíclica. Ya hay algunos campesinos manipulados que andan protestando contra la gran minería porque dicen que les arruinan sus tierras; como si en Perú no hubiese aún millones de hectáreas aptas para sostener la producción agropecuaria.
Sí hay una lección que los venezolanos podemos aprender. Esta es la constatación de que las opciones de economía de mercado y libertad de comercio eran al menos cuatro en la primera vuelta (Kuczynski, Fujimori, Toledo y Castañeda). Ellos concentraron el 70% de la votación y Humala apenas 30%. Si hubieran concurrido con mayor unidad Humala ni siquiera habría pasado a la segunda vuelta y hoy no sería presidente electo. ¡El que tenga ojos que vea... ! Y el que quiera despegarse del esfuerzo unitario de la MUD sea execrado de la política venezolana definitivamente.
Por lo menos tenemos la esperanza que un Perú económicamente sólido no se constituirá en otra boca más para atender con el menguado presupuesto venezolano tan visitado por la "chulocracia" continental, ALBA, Petrocaribe y demás fauna aprovechada.
apsalgueiro@cantv.net