Nuevo giro en el escándalo político más importante de las últimas décadas en China. Gu Kailai, la esposa del defenestrado dirigente comunista Bo Xilai, ha sido acusada de homicidio voluntario de un hombre de negocios británico, Neil Heywood. Se enfrenta a una posible pena de muerte si es declarada culpable.

La agencia oficial de noticias Xinhua anunció a última hora de ayer que Gu Kailai y Zhang Xiaojun, un empleado de confianza de la familia de Bo Xilai, habían sido acusados de homicidio voluntario por un tribunal de la ciudad de Hefei, en la provincia oriental de Anhui.

Era un anuncio esperado después de que Gu, una abogada de renombre en el gigante asiático, confesara a finales del pasado mes de junio su responsabilidad en la muerte del súbdito británico Neil Heywood. Un hombre de negocios vinculado desde los años noventa a Bo Xilai que fue encontrado muerto, en noviembre del 2011, en un hotel de Chongqing, la mayor metrópoli del país,y que estaba dirigida por aquel entonces por Bo Xilai.

Según Xinhua, “los hechos son claros y las pruebas son irrefutables. En consecuencia, los dos sospechosos deben responder de homicidio voluntario”. La Fiscalía considera demostrado que Gu Kailai y Zhang Xiaojun envenenaron a Neil Heywood para que no revelara los planes de sacar dinero del país por parte de Gu Kailai y su hijo, Bo Guagua.

Ahora, los dos acusados deberán comparecer ante el tribunal de Hefei, que aún no ha fijado la fecha para el inicio del proceso. No obstante, un abogado de la familia ha señalado a Reuters que es probable que el juicio se celebre en torno a los días 7 u 8 de agosto. Si finalmente son declarados culpables, podrían ser condenados a la pena capital.

Las autoridades chinas empezaron a investigar a Gu Kailai cuando el antiguo jefe de policía de Chongqing y brazo derecho de Bo Xilai, Wang Lijun, acudió al consulado de Estados Unidos en Chengdu y explicó que tenía pruebas de que Gu y Zhang habían asesinado a Neil Heywood.

Las revelaciones de Wang Lijun precipitaron la defenestración de Bo Xilai la pasada primavera. Este carismático y ambicioso político, de 62 años, se vio envuelto en un enorme escándalo de corrupción que estremeció a la dirección del Partido Comunista. El escándalo fue tuvo gran repercusión porque el caso estalló pocos meses antes de que se celebre el congreso extraordinario que elegirá a los líderes que dirigirán China la próxima década.

Bo Xilai, que aspiraba a formar parte de la nueva cúpula comunista, fue destituido de su puesto de líder de Chongqing en marzo pasado. En el mes de abril fue apartado del Politburó y desde entonces está siendo investigado y al parecer permanece en arresto domiciliario.