Arnold Schwarzenegger ha tenido un mandato rocambolesco, pero el ex actor de Hollywood parece encaminado a la reelección como gobernador de California. ¿El secreto del otrora héroe de acción? Pues además de la flaqueza de su adversario demócrata, una búsqueda deliberada de la distancia con el presidente George W. Bush y la innovadora y valiente apuesta medioambiental con la que se ha ganado el respeto de los californianos. «Governator» promete una segunda parte.

Schwarzenegger ha recibido la bendición de Steven Spielberg para continuar su carrera política, y más importante, también los empresarios y líderes comunitarios latinos se han declarado proArnold de cara a la cita electoral del 7 de noviembre, así como «Los Angeles Times» y «El Sacramento Bee, los dos principales rotativos de California. Schwarzenegger es un «sólido y pragmático» gobernador que se merece otros cuatro años, dice el «Times». El republicano de origen austriaco, que llegó al poder de la liberal California tras la histórica destitución del gobernador Gray Davis en 2003, ha moderado su curso en el último año hasta personificar el «centro de gravedad política» en el Estado más grande de EE UU.

Mientras los republicanos en todo el país intentan mantenerse a flote como pueden a pesar de la impopular guerra en Irak, los altos precios de la gasolina y el reciente escándalo del ex congresista Mark Foley, las encuestas en California señalan que Schwarzenegger saca una cómoda ventaja (18 puntos, según SurveyUSA) a su rival demócrata, Phil Angelides.

Schwarzenegger no ha vacilado en desmarcarse de la Casa Blanca en la lucha contra el calentamiento global, el número de soldados de la Guardia Nacional para proteger las fronteras o en la financiación de la investigación con células madre. Además, ha aprobado una subida razonable del salario mínimo y ha conseguido la colaboración de la cámara legislativa californiana, de mayoría demócrata, para someter a votación popular cuatro propuestas para financiar un multimillonario plan para renovar las infraestructuras del Estado. Estos logros le han permitido dejar atrás el escuálido 36 por ciento en el nivel de aprobación de su gestión en que se estancó el año pasado. Con la ventaja en los sondeos y en las recaudaciones de fondos para su campaña, el actor reciclado en político está preparado para lograr lo que Bruce Cain, experto en ciencias políticas, llama «la rehabilitación más exitosa en la historia reciente de California».

Por su parte, Angelides ha basado su campaña en ser el «antiArnold». El demócrata, de 52 años y titulado en Harvard, dice ser un populista al estilo de Bill Clinton. Pero lo que mejor ha captado el electorado es que pretende subir los impuestos a los ricos, legalizar el matrimonio entre homosexuales y dar permisos de conducir, el equivalente al carné de identidad en EE UU, a inmigrantes sin papeles. En principio, son propuestas liberales que encajan en la fama izquierdista de California. La historia demuestra, sin embargo, que los republicanos se han mantenido en el cargo como gobernadores durante gran parte de los últimos 25 años, lo que prueba que la campaña y el candidato marcan a la hora de la verdad la diferencia.

Como han señalado los analistas políticos, el candidato demócrata puede ser más preciso en explicar cómo piensa solucionar los problemas de California, pero hay más posibilidades de que los resuelva Schwarzenegger.