La ciudad china de Sozhou, la “Venecia del Este,” cercana a Shanghai, es centro de un sistema cibernético de colección de datos en torno al comportamiento de cada ciudadano chino y éste mayormente lo desconoce y, si algunos lo conocen, es a medias. Se trata de “Osmanthus” (nombre de flor simbólica de la región) que Bloomberg news dice “que ha ganado premios pero que poca gente se ha percatado de su existencia.” Hasta 2018 lo componían doce sitios seleccionados por el gobierno del presidente Xi Jinping para determinar quién debe ser premiado y quién castigado. Un verdadero esquema totalitario diseñado para identificar a los chinos que refunfuñen, critiquen o muestren signos de desacuerdo con lo que piense, diseñe e implemente el régimen.
El apurado desarrollo cibernético de la China totalitaria
seguramente tiene como propósito emular a Corea del Norte. ¿Su problema mayor?
La inmensidad de China y sus 1.300 millones de habitantes. El propósito
continúa siendo implementar un sistema que pase desapercibido pero que sea
efectivo en la colección de datos irrefutables hasta 2020. En toda China ha de
ser difícil pero tras eso van. Bloomber news cita al perito Jeremy Dawn, del
Centro Paul Tsai China, Escuela de Leyes, U. de Yale, diciendo que “China está
interesada en exagerar su capacidad de recolectar y analizar datos… cuando en
realidad lo que quieren es que la gente crea que la mala conducta se
detectará.” Sin que nadie pueda decir con certeza que tal es posible. El asunto
por el momento es hacer creer, sembrar la duda y hacer que la gente se preocupe
sobre todo si intenta proceder, o procede, de alguna manera contra el régimen
comunista.
Osmanthus hoy, según la administración local, acumula
datos individuales de cerca de 20 reparticiones gubernamentales: seguro social,
actividades sociales, etc. El ciudadano que está siendo observado, y
prácticamente todos lo están, cuenta al inicio con 100 “puntos neutrales” que
pueden acumularse hasta 200 por buen comportamiento. Como otras provincias
donde el sistema funciona, Suzhou todavía no tiene pautas claras que definan
mal comportamiento y el costo en puntos. Tampoco las tiene para premiar buen
comportamiento. Personas que hacen trabajo voluntario semanal ni siquiera se
han enterado de la existencia de Osmanthus, trabajo que en teoría debería
darles puntos y por lo tanto subsidios por lo menos de transporte. Hay personas
que se enteran por casualidad de que el sistema de puntaje existe, y qué hacer
para aumentar puntaje. Varios se han percatado de que, por ejemplo, al conducir
un vehículo, no dar paso en la franja peatonal, resulta en diminución de puntos
al conductor.
Según los medios, uno de ocho de los 13 millones de
habitantes de Suzhou tenía un puntaje de más de 100 a mediados de agosto de
2019. Solamente 4.731 registraban un puntaje inferior a 100 seguramente por no
haber pagado préstamos u obedecido instrucciones judiciales. Lo cierto es que
la sicología de la intimidación crece y causa preocupación en la población. Un
citadino de Yiwu, de la colindante provincia de Zhejiang que también tiene su
propio “Osmanthus,” dijo que se le había negado un crédito bancario por tener
algo menos de 100 puntos. La gente sabe que el uso de tecnología e informantes
en la comunidad Uighur de la provincia de Xinjiang del occidente del país va
resultando en cruentos atentados contra los derechos humanos sin otra
justificación que no se asocie con el sistema comunista de opresión, cárcel y
muerte para el que no lo considere pauta y ley.