Verdades y mentiras de la supuesta espía ucraniana a la que los rusos señalan como la autora del atentado que mató a la hija del ideólogo del 'putinismo'... El principal asesor de Zelenski no duda: "La propaganda rusa crea mundos ficticios".
Días antes de ser asesinada, Daria Dugina miró a los ojos
de su padre, Alexander Dugin, filósofo ultraconservador y radical ideólogo del
putinismo. "Papá, me siento como una heroína y una guerrera. Eso es lo que
quiero ser. No quiero otro destino. Quiero estar con mi gente, mi país. Quiero
estar del lado de la luz", dijo Dugina, comentarista, politóloga y
defensora apasionada de la invasión de Ucrania para exterminar a "seres
que ya no son humanos".
Una semana después, en la ciudad ucraniana de Mariupol,
ocupada por Rusia, Nadiezhda Vovk se fue a dormir con una avalancha de noticias
señalando a su hija Natalia como la asesina de la guerrera Dugina. A la mañana
siguiente, le mandó un mensaje: "Hija, no creo que hayas sido tú".
Natalia no contestó.
Los rostros de ambas mujeres han helado los últimos
compases del verano ruso. De Dugina se recuerdan todas sus intervenciones de
tono ultranacionalista en televisión. De su supuesta asesina, Natalia, señalada
por los servicios secretos rusos (el omnipresente FSB) como la mujer que siguió
a la víctima e hizo estallar su coche, se saben pocos detalles. Algunos muy
raros.
"Lo que buscan siempre los reclutadores de espías es
una cara fácil de olvidar", explica una persona relacionada con los
servicios de inteligencia rusos. Natalia entró en Rusia como una atractiva
rubia de 43 años. Sus labios demasiado operados y unos ojos azules -en realidad
son marrones, pero los modificó con lentillas- llamaron la atención de vecinos
y trabajadores del edificio. Usó un coche modelo Mini Cooper, exótico en una
ciudad como Moscú donde se apuesta por coches altos a prueba de hielo, nieve y
de los ingentes charcos que abundan desde otoño. Manejó tres matrículas, y en
su huida llevaba una ucraniana, justo en un momento político en el que la
policía rusa puede pararte por la calle por mostrar una enseña de ese país.
En la operación secreta, la acompañaba su hija de 12
años, vulnerable a cualquier interrogatorio, y un gato. Se alojó en el edificio
de su víctima, pero la hizo volar en pedazos en plena carretera. Su identidad y
su 'modus operandi' como asesina se conocieron en 48 horas, en un país que
todavía no ha resuelto asesinatos políticos que sucedieron hace años.
El último lugar de trabajo conocido de Natalia es el de
administradora del equipo de fútbol Illichivets, uno de los equipos de
Mariupol. También se dedicó a actividades empresariales: mantenimiento y
reparación de automóviles. En Rusia los medios cuentan otra historia. Afirman
que Vovk sirvió en la Guardia Nacional y supuestamente estuvo en el Batallón
Azov, considerado organización terrorista en la Federación Rusa.
EL CARNET (¿FALSO?) DEL BATALLÓN AZOV
Antes de cometer el supuesto atentado, su nombre ya estaba
en la picota. En abril, los datos de Natalia Vovk se publicaron un sitio web
ruso Nemesis (el análogo ruso de Myrotvorets, el famoso sitio web ucraniano que
publica datos personales de todos los que considera enemigos del estado). Allí
se dijo que ella sirvió en Azov.
En el propio Azov, se negó esta información, afirmando
que Vovk nunca había estado en su unidad. Pero el grupo de hackers rusos RaHDit
publicó una supuesta tarjeta de identidad de un miembro de la Guardia Nacional
de Ucrania con su apellido de casada: Shaban. Su nombre y patronímico
coinciden, NatalIa Pavlovna. También la edad, 43 años. Shaban es el apellido
del ex esposo de Natalya Vovk. Su nombre: Mijail Shaban, de Mariupol,
trabajador en la planta de Ilyich en la misma ciudad.
Algunos especialistas han criticado este supuesto
documento de identificación. El periodista estonio Lauri Linnamae dice que el
carnet es falso, que alguien trató de suavizar los píxeles desiguales en la
imagen e insertar otra foto en el certificado de la manera más realista.
En Rusia la divulgación de la identificación ha sido
clave para presentarla como la encarnación de la maldad ucraniana. Los datos de
ese carnet indican que sí integraría el batallón Azov. La unidad militar 3057,
escrita en el certificado, es precisamente la que incluye el regimiento Azov y
otras unidades, que funcionan dentro de la Guardia Nacional desde hace años.
Pero esto es información abierta, que incluso está en Wikipedia.
Natalia Vovk nació el 16 de mayo de 1979 en Mariupol. La
agencia RIA Novosti ha entrevistado a su padre, Pavel Vovk. En el video, un
hombre con el rostro cubierto dijo que unos días antes de la explosión, su hija
lo llamó y le dijo que estaba en Lituania. Y también narró que ella estuvo en
Francia como refugiada, luego regresó a Polonia y de allí volvió a Ucrania.
SIN EXPERIENCIA EN COMBATE
El padre confirma que Vovk sirvió en las filas de las
Fuerzas Armadas de Ucrania, pero no en el famoso Batallón Azov, que es la
obsesión de la línea oficial en Rusia. Natalia, según él, renunció a su puesto
en el ejército, que en todo caso era de oficinista. No participó en lo que Kiev
llamó operación antiterrorista en el Donbas, iniciada en 2014 para combatir la
invasión rusa. Una prima entrevistada por los medios rusos corrobora que
Natalia sirvió en alguna unidad militar, pero no en una unidad de combate, sino
"en una oficina".
Russia Today publicó una entrevista con la madre de
Natalia. En su caso, a ella no se le cubre la cara. Nadezhda Vovk dijo que se
enteró del incidente por las noticias de la televisión. "Para mí fue un
shock muy grande, porque, en primer lugar, ni siquiera sabía dónde estaba. Ella
no nos contó nada", explica Nadezhda, que confirma que el automóvil que,
según el FSB, Natalya usaba para moverse por Rusia, está registrado a nombre de
su hija.
La casa de los padres de Natalia Vovk está en la calle
Blazhevicha 24, en el distrito Ilyichevsk de la ciudad ucraniana de Mariupol,
recientemente ocupada por Rusia. A pesar de los combates de los últimos meses,
el edificio está intacto. En el barrio, Natasha es conocida por sus labios
operados, grandes y llamativos. Y también por las fuertes discusiones que tenía
con su ex pareja, que al parecer la agredió más de una vez hasta crearle un
hematoma en la cara. En su familia no conciben que pueda haberse visto envuelta
en una misión tan peligrosa. Hace años que Natalia no vive con ellos, y en los
últimos tiempos hablaban poco. Creen que como mucho sólo le pagaron por espiar
a Dugina y que otra persona hizo estallar el coche.
¿Dónde está Natalia ahora? En casa no han sabido nada más
de ella desde que pasó a Rusia. Según la familia, ella regresó del extranjero a
Mariupol, pasó la filtración que llevan a cabo los rusos en los territorios
tomados para ir a Rusia y recibió un pase para cruzar en automóvil. Luz verde
para ir a Moscú. "Todo le iba bien, pero lo que pasó después, no lo
sé", ha dicho la madre a los medios locales.
Apunta que incluso podría haber sido chantajeada. En su
familia sugieren que Natalia accedió a espiar a Dugina por problemas con su
hijo mayor, Danil. Según contaron el primo y el padre del sospechoso, al
comienzo de la guerra, "militares ucranianos con ametralladoras" lo
llevaron a la fuerza a servir y lo mantuvieron en una dirección desconocida.
Ella abandonó el patriotismo inicial y rogó que dejaran libre a su hijo, pero
todos los intentos fueron en vano, cuenta la prima de Natalia Vovk.
Otras fuentes en medios rusos sugieren que Vovk ha estado
trabajando de una forma u otra para los servicios especiales ucranianos durante
muchos años, seguramente desde 2010. A menudo viajaba al extranjero, desde
Dubai a Londres, y recopilaba información. Estos días agentes rusos peinan
Mariupol en busca de pistas sobre la mujer más odiada por el putinismo. A nadie
sorprendió que el FSB de Rusia declarase que el "ataque terrorista"
fue organizado por Ucrania. Pero resultó llamativa la velocidad con la que señalaron
a Natalia Vovk como la ejecutora.
Lo que sigue es el relato hecho por los servicios de
seguridad rusos sobre el periplo de Vovk hasta su objetivo. El automóvil Mini
Cooper, que conducía Natalia Vovk, entró a Rusia con placas de la República
Popular de Donetsk. Más tarde, en Moscú, las placas se cambiaron a kazajas, y
antes de salir de la Federación Rusa se cambiaron a ucranianas.
UN CRIMEN POR CONTROL REMOTO
"Miles de personas entran en el país en sus
automóviles con números de Donetsk", explica una persona relacionada con
los servicios rusos. "Lo más probable es que los otros dos juegos de
matrículas los consiguiera dentro de Rusia, para que no los detectasen en la
frontera". Eso implica lo que todos sospechan: que Natalia tuvo cómplices
en Moscú.
Que llevase a su hija no es tan raro. "Los
narcotraficantes utilizan a los niños todo el tiempo. Los niños son una muy
buena tapadera", explica un responsable policial citado por el
Komsomolskaya Pravda. Lo mismo el gato, que aparece en una caja en una de las
grabaciones de los registros.
Los investigadores tienen claro que Vovk llegó a Moscú el
23 de julio con su hija Sofia Shaban y alquiló un apartamento en el bloque
donde vivía Dugina. Desde su ventana podía ver lo que pasaba en el interior del
piso de su inminente víctima.
Al llegar Natalia era rubia pero en Moscú cambió su
peinado y se tiñó el cabello de negro. Incluso modificó el color de sus ojos
con la ayuda de lentillas: un azul cristalino que sedujo al guarda de seguridad
del edificio. En la capital rusa usó un pasaporte falso de una ciudadana kazaja
a nombre de Yulia Zaiko. El apellido, nombre, patronímico y fecha de nacimiento
son ficticios. Sólo su foto era real. Hay constancia de que alquiló un garaje
ubicado a cuatro kilómetros de la casa donde vivía cerca de su víctima: la zona
es tranquila, propicia para el anonimato. Se trata de un gran complejo de
garajes. Hay docenas y muchos están vacíos, a la venta. Otros están en
alquiler, con aspecto abandonado. Apenas hay seguridad.
La dueña del garaje recuerda que la mujer alegó que
necesitaba el local cuanto antes. Pero parece que no alquiló el garaje para su
flamante Mini Cooper. Porque según los vecinos, la mujer estacionó su coche
justo en la casa. Entonces, ¿por qué Natalia Vovk o sus posibles cómplices
necesitaban ese espacio a cuatro kilómetros de su lugar de residencia? Es
posible que fuera allí donde se pudieran almacenar los componentes del
artefacto explosivo.
La dueña dice que pagó un mes por adelantado. No volvió a
verla. El 19 de agosto, un día antes del atentado, entregó su pase y las llaves
al guardia de seguridad. Vovk se movió por Moscú con placas de matrícula de
Kazajstán. Así llegó hasta el festival Tradición, donde su víctima pasó la
jornada. Sólo quedaba seguirla y apretar un botón.
CÁMARAS APAGADAS
Todavía no hay evidencia principal de la culpabilidad de
Vovk. Los medios no han difundido una grabación de cómo ella puso una bomba en
el automóvil de Daria Dugina. Las cámaras en el estacionamiento de la finca
Zajarovo (donde se llevó a cabo el evento de Dugina y su padre) estaban
apagadas.
¿Fue allí donde se colocó el explosivo? El periodista
Arslan Jasavov recuerda las horas anteriores al asesinato de Daria Dugina,
rememorando detalles importantes sobre ese aparcamiento. Cree que allí se
colocó la bomba. Jasavov llegó al festival en automóvil y aparcó en la entrada
del estacionamiento VIP.
"Mientras salía y recogía cosas del asiento del
pasajero delantero y demás, un tipo se me pegó y comenzó a hacerme muchas preguntas.
Parecía uno de los voluntarios, pero no llevaba la camiseta naranja del
festival". El desconocido empezó a hacer preguntas: '¿Cuánto cuesta un
coche así? ¿Es gasolina o gas?', Imagine docenas, tal vez cientos, de
automóviles, un pasillo estrecho entre dos de ellos, y un tipo que hace
preguntas estúpidas sin dejarte pasar", explica el periodista. Jasavov
sugiere que aquel misterioso joven trataba de distraer su atención.
La investigación tiene sobrados motivos para creer que
Vovk no actuó sola. También cree que la bomba del coche de Dugina podría haber
sido colocada en el aparcamiento subterráneo de su casa, en el complejo
residencial de Vernadsky, antes de partir hacia el festival. En ese parking hay
cámaras vigilando salidas y entradas, pero ninguna controla lo que sucede donde
están los coches aparcados, un espacio en penumbra donde el trasiego es
constante por el día, pero no por la noche. Natalia aparcó su coche varios días
a diez metros del de Dugina.
En uno de esos dos emplazamientos le colocaron la bomba,
el equivalente a unos 400 gramos de dinamita seguramente en el hueco de la
rueda anterior izquierda, con el explosivo apuntando hacia el asiento de la
conductora. La explosión se llevó a cabo de forma remota: ésta es la versión
principal de la investigación. La bomba fue detonada por una llamada
telefónica.
¿Quién consiguió el explosivo? "Otras personas
involucradas en la comisión de este crimen están siendo identificadas",
dice el Comité de Investigación de Rusia. Estos días se están realizando
registros en el garaje y el apartamento alquilado por Vovk. Los investigadores
también interrogan a familiares de la víctima, personal, asistentes al festival
y testigos del atentado. Además, se estudiaron los registros de otras cámaras
de vigilancia y se designaron varios peritajes de expertos.
En los medios ha trascendido que Natalia estaba vendiendo
el mismo Mini Cooper en el que, según el FSB, entró en Rusia. El anuncio de la
venta se publicó en Internet con foto del automóvil, placa número AN 7771. El
mismo que estaba en el video de una carretera distribuido por el FSB. Danil
Shaban, su hermano, figura como vendedor. El anuncio fue eliminado tras el
atentado.
La gran pregunta es dónde está ahora la supuesta asesina
de labios enormes. Vovk cruzó la frontera con Estonia al día siguiente del
atentado. Fue avistada también en Viena, algo que han confirmado los empleados
del hotel. En ese momento ya iba sin su hija.
Ucrania niega las acusaciones de Rusia. Mijail Podolyak,
el principal asesor del presidente Zelenski, afirma que "la propaganda
rusa está creando nuevamente mundos ficticios". "Es sorprendente que
no encontraran una tarjeta de visita de Pravy Sektor [grupo de ultraderecha
ucraniano] o una visa estonia en el lugar". Kiev también acusó a grupos
políticos en Rusia que luchan entre sí por el asesinato de Dugina, que era
desconocida en Ucrania.
Pero aunque nunca se sepa la verdad, el efecto de este
asesinato es que el miedo ha saltado la frontera. Las personalidades relevantes
tienen algo de protección, pero sus familias no. Las matanzas que se suceden en
Ucrania son seguidas con apatía en Moscú. Putin está en todas partes y la
guerra está tan lejos que nadie la llama por su nombre. Pero ahora en los
sectores más recalcitrantes del putinismo saben que ellos también pueden perder
a un ser querido, hecho pedazos por una explosión que nadie firma.
El servicio de seguridad FSB ha identificado a otro
sospechoso: Bogdan Tsiganenko, también ciudadano de Ucrania, nacido en 1978. La
nota de prensa del FSB lo define como "miembro de un grupo de sabotaje
ucraniano". Parece que entró en Rusia el 30 de julio a través de Estonia y
salió del país un día antes del asesinato. Facilitó matrículas falsas y se
ocupó de fabricar el explosivo.